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René Preval, Presidente electo de Haití

«Todas las tentativas que hizo Haití para tomar su vida, su futuro, han sido intervenidas»

Fuentes: Cubadebate

En su primera visita a Cuba como Presidente recién electo de Haití, René Preval conversa en exclusiva con la Mesa Redonda de la Televisión Cubana y Cubadebate sobre la situación de su país, la colaboración internacional y el modelo de solidaridad de Cuba. «Los haitianos dicen: «Después de Dios están los médicos cubanos», afirma el […]

En su primera visita a Cuba como Presidente recién electo de Haití, René Preval conversa en exclusiva con la Mesa Redonda de la Televisión Cubana y Cubadebate sobre la situación de su país, la colaboración internacional y el modelo de solidaridad de Cuba. «Los haitianos dicen: «Después de Dios están los médicos cubanos», afirma el mandatario.

Con Preval llegó a la Isla un grupo de jóvenes que estudiarán Medicina en Cuba y enfermos de la vista, que recibirán tratamiento gracias a la Operación Milagro, un proyecto de asistencia gratuita que auspicia la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA).

En horas de la tarde de este jueves, el Presidente cubano Fidel Castro recibió al líder del movimiento Lespwa (La Esperanza, en créole), y según los primeros trascendidos noticiosos, acordaron nuevas formas de cooperación entre la isla y la nación más pobre del continente americano.

-De Haití como de Cuba, suelen trascender versiones deformadas de los hechos. Todo lo que llega de Haití son malas noticias, de modo que no podemos perder la oportunidad de preguntarle a su Presidente, ¿exactamente qué ocurre en su país?

-Desde su nacimiento Haití siempre ha sido victima de un complot internacional, porque resultaba un mal ejemplo para los poderes internacionales, interesados en que nos quedáramos tranquilos como esclavos. Estas naciones esclavistas, desde el principio trabajaron duro para convencer a otros de que luchar por la independencia era algo nefasto, que conllevaba a una derrota segura. Querían evitar que otros pueblos intentaran caminar por sí mismos.

En 1915, Haití fue ocupada por los norteamericanos que arrasaron con las fuerzas productivas del país. La ocupación duró casi tres décadas, saqueó al país, arrasó con la agricultura. En 1990, por primera vez, tuvimos unas elecciones libres en Haití, que terminó con un golpe de Estado que destruyó las esperanzas de nuestro pueblo. Ahora, otra vez, los haitianos han expresado su deseo de libertad, frente tremendas presiones externas e internas. Tendremos que movilizar a este pueblo con mucha inteligencia para enfrentarlas.

Nuestra esperanza es poder estrechar lazos de amistad con pueblos del Caribe y de América Latina, sin renunciar los lazos con otros países que han sido nuestro tradicional mercado -hablo de Estados Unidos y Europa. Pero es muy peligroso reducir nuestras relaciones a los países de estas comunidades. Por eso, inmediatamente después de la elección, visitamos algunos países de Caribe y América Latina. Primero, República Dominicana, y después, Brasil, Chile y Argentina. Y ahora, Cuba.

-El principal pretexto de la intervención norteamericana en enero del 2004 fue la inestabilidad del país y la existencia de grupos armados que, se decían, eran incontrolables. Cuando se dio a conocer su victoria en las elecciones, algunos de estos grupos anunciaron que entregarían las armas.

La pobreza, la miseria, la inseguridad crean inestabilidad política. Confío en la esperanza, que crea seguridad y estabilidad.

-La comunidad internacional tiene que comprometerse seriamente en la ayuda a Haití, para que los cambios que usted se ha comprometido, sean practicables. ¿Qué ha pasado realmente con esa ayuda?

-Está claro que nuestra policía es muy débil, decididamente corrupta. Está claro también que tenemos que aprovechar la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTA), en particular la presencia de países amigos en esta Misión de las Naciones Unidas -Brasil, Argentina, Chile- para poder consolidar la justicia, y avanzar así en la consolidación del país. En el plano financiero se ha destinado una ayuda de 1300 millones, en un plazo de dos años. Pero realmente no sentimos un efecto de despegue de la economía del país. Hemos pedido que se haga una evaluación de esta ayuda, especialmente sobre los 700 millones que han sido empleados ya. Se dice que el 80 por ciento de esa ayuda ejecutada no se gastó en Haití. Hay inversiones en estudios, cooperación técnica y estudios para evaluar los estudios y la cooperación técnica; hay cooperantes y estudios para evaluar a los cooperantes, inversiones que en definitiva no se han gastado en Haití.

Nuestra decisión es llegar, después de un tiempo, a desarrollarnos sin esa ayuda internacional, especialmente del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo, para poder recibir directamente inversiones privadas en Haití. Tenemos una población dentro del país de 8 millones, pero fuera del país hay otros 4 millones. Los haitianos envían cada año, por concepto de remesa, más de mil millones de dólares, una cifra mayor que la ayuda internacional. Si podemos lograr la estabilización, este aporte de la diáspora haitiana puede llegar al doble o al triple de la cifra actual.

LA VERDADERA SOLIDARIDAD

La ayuda internacional que necesitamos es como la que nos está dando Cuba: más de 400 médicos cubanos están por todo el país, ayudando a nuestro pueblo en los lugares más intrincados. Esa es una verdadera ayuda de solidaridad. También, hay veterinarios cubanos que ayudan a los campesinos; hay ingenieros mecánicos que nos ayudan en nuestra única planta productora de azúcar. El tipo de ayuda que necesitamos es como la de Cuba, que ha recibido a 600 becarios haitianos para que estudien Medicina en una universidad de Santiago de Cuba, en un programa que comenzó en 1998, y cuya primera promoción ya regresó a Haití para atender a nuestro pueblo. La segunda promoción, de 80 estudiantes, está ahora en Haití, para atender a la población antes de volver de nuevo a la Isla para concluir su especialización.

No me detengo en otras ramas, donde estudian también jóvenes haitianos -la informática, por ejemplo. Se forman aquí para regresar a nuestro país y brindar allá sus servicios especializados y ayudar al desarrollo de nuestro pueblo. Esta es una ayuda donde no se habla de donar 1 300 millones de dólares que luego se esfuman, sino una en la que recibimos una formación que verdaderamente ayudará a nuestro pueblo a salir de la pobreza y de todos sus males.

Esta asistencia, desde que comenzó hace años, ha sido apreciada por los gobiernos que llegaban y se iban del poder. Jamás la presencia cubana tuvo problemas, porque todos sabían que esta ayuda ha sido de verdad para Haití.

-¿Usted cree que habrá más cooperación entre Cuba y Haití?

-Las relaciones entre Cuba y Haití fueron cortadas durante la dictadura de Duvalier. El voto de Haití fue el que decidiría la expulsión de Cuba de la OEA, a principio de los 60. Las relaciones diplomáticas entre ambos países fueron restablecidas nuevamente un día antes de que asumiera la Presidencia, en mi gobierno anterior. Tengo la responsabilidad de potenciar aún más esta cooperación. Hoy los médicos cubanos que están en Haití ya han atendido 8 millones de casos, han hecho más de 100 000 operaciones quirúrgicas, de ellas 50 000 de alto riesgo. Tenemos también una importante cooperación en la acuicultura y la pesca, y en la rama agrícola. Hay que reconocer que la labor que hacen los cooperantes médicos cubanos no hay cómo pagarla. Los haitianos dicen: «Después de Dios están los médicos cubanos.»

-Lo vimos a usted en un documental, Montaña de luz, muy emocionante.

Ayer estuvo en Santiago de Cuba y fue una gran emoción ver a los 600 estudiantes preparándose como médicos para regresar a Haití. Llegué con otros 60 jóvenes, nuevos becarios. También, con otras 40 personas que vienen, como parte de la Operación Milagro, a recuperar la vista en Cuba, y esta tarde me reuniré con el Comandante Fidel para profundizar la cooperación entre Haití y Cuba.

Acabo de visitar la moderna Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), y todos los que me acompañaron en esta visita, quedaron maravillados. Pienso que habría que organizar viajes de cubanos a Haití para que vieran qué suerte tienen de vivir en este gran país, y que nuestros estudiantes vengan aquí para que vean lo que se puede hacer con pocos medios, aunque haya bloqueo y una propaganda hostil. Quisiera que vieran lo que se puede hacer con convicciones, con amor a la Patria.

-Muchos analistas internacionales coinciden en apreciar su contundente victoria como una señal de reacción del pueblo haitiano contra la intervención norteamericana en enero de 2004. ¿Cuál es su percepción al respecto?

Todas las tentativas que hizo Haití para tomar su vida, su futuro han sido intervenidas. La lucha del pueblo haitiano siempre ha sido para recobrar su libertad, su autonomía, su independencia. En las últimas elecciones del 7 de Febrero un candidato se presentó en el último momento -e hizo solo una campaña de tres meses- y tenía que enfrentar a 32 contendientes, en una votación a la que asistió el 63 por ciento de los electores. Esta victoria claramente enseña que hay una esperanza, y que esta esperanza va a dar buenos resultados.


-A pesar de las maniobras en su contra, usted precisamente se ganó a sus compatriotas con la palabra «Esperanza». ¿Cuál es esa esperanza?

Un pueblo jamás muere. Siempre enfrentará situaciones difíciles, pero jamás morirá. No es el gobierno, no es el Consejo Electoral, ni la MINUSTA, los que hicieron las elecciones en mi país. Creo sinceramente que la gran esperanza de Haití es su propio pueblo.