La anterior semana, la crónica situación de violencia en Haití se agravó aún más cuando el avión que traía de retorno al primer ministro, Ariel Henry, no pudo aterrizar en el Aeropuerto Internacional “Toussaint Louverture” de Puerto Príncipe, al negársele el permiso por la presencia de criminales armados en la terminal aérea.
La aeronave tuvo que dirigirse de emergencia a Puerto Rico, luego de que tampoco el gobierno de República Dominicana autorizó su aterrizaje en Santo Domingo.
Henry había salido de su país el 28 de febrero para participar en una Cumbre de la Comunidad del Caribe (Caricom) en Guyana. De allí se dirigió a Estados Unidos para asegurar la continuidad del respaldo de la Casa Blanca a su interinato, que se inició en julio de 2021 luego del asesinato del presidente Jovenel Moïsse, pero se alargó tanto que ya no cuenta con respaldo social. Sin respuesta clara de los estadounidenses, se dirigió a Kenia donde firmó un convenio con el presidente de ese país africano, William Ruto, para la llegada de 1.000 policías a Haití.
Mientras tanto, en el país caribeño ocurrió un escape masivo de las cárceles, las autoridades en funciones dictaron el toque de queda y comenzaron los enfrentamientos en las calles de la capital entre bandas armadas, y de estas con la policía. Esta escalada de violencia proporcionó el contexto para que uno de los líderes más notorios de las bandas criminales, Jimmy Chérizier, conocido como “Barbecue”, pidiera la renuncia de Henry, amenazando con un baño de sangre si intentara volver al país. “Barbecue” tiene vínculos con Guy Philippe, un paramilitar que volvió hace unas semanas a Haití, luego de purgar una sentencia de varios años en una cárcel en Estados Unidos. Philippe fue el que inició en 2004 una revuelta armada contra el presidente Jean Bertrand Aristide, que derivó en un golpe de Estado y la intervención del país con una misión encabezada por militares franceses.
Este conjunto de vínculos fueron resaltados por el presidente de Venezuela Nicolás Maduro, que señaló al gobierno de Estados Unidos de estar detrás del nuevo alzamiento sedicioso dotando de armas a las bandas criminales, con la finalidad de intervenir nuevamente el país. Sus palabras fueron: “En Haití hay un alzamiento de las bandas criminales, ¿quién está detrás del alzamiento de las bandas criminales?, ¿quién armó esas bandas?, ¿de dónde venían las armas? Tienen cuatro años denunciando que todas las armas venían ilegalmente de Estados Unidos?, ¿por qué Estados Unidos no hizo nada?, ¿a quién le conviene el caos en Haití?, ¿quién viene pidiendo una invasión en Haití? Saquemos conclusiones”.
Ayer, luego de una reunión de emergencia efectuada en Jamaica de representantes de varios países de la Comunidad del Caribe (Caricom) y el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, el primer ministro de Haití, Ariel Henry, anunció su decisión de renunciar al cargo una vez que en su país se conforme un “Consejo Presidencial de Transición” que designe un nuevo primer ministro interino.
En este Consejo de Transición de siete miembros con voto y dos observadores. Estados Unidos se aseguró un rol clave en la seguridad sin asumir riesgos enviando sus propios militares, pues su compromiso es aportar 300 millones de dólares para el financiamiento de una misión internacional, que operativamente la encabezará Kenia.
Colocado entre la espada y la pared, sin tener forma de volver a Haití, la decisión de dimitir la tuvo que tomar Henry para evitar que se prolongue el vacío de poder que favorece la acción de las bandas criminales.
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