La guerra fría comercial entre Estados Unidos-China sigue pariendo nuevos capítulos. El capítulo Latinoamérica es seguramente el que genera más incertidumbre y Uruguay no está exento de dicha contienda. ¿Cuál es la postura que tomará el gobierno de derechas de la Coalición Multicolor en este cambio de época?
El 22 de junio de este año, en el marco del Latin America Liberty Forum de la Red Atlas(1), el Centro de Estudios para el Desarrollo (CED)(2), uno de los think tanks uruguayos, coorganizó la actividad de cierre que consistió en una entrevista exclusiva con el presidente Luis Lacalle Pou realizada por Martin Aguirre, editor en jefe del diario El País de Uruguay, miembro asesor del centro para América Latina de Atlas Network, editor del newsletter semanal de dicho centro “Miradas sur” y asesor del CED.
Las declaraciones que el presidente Lacalle Pou brindó en dicha entrevista pueden tener varias lecturas. Desde el punto de vista más oficialista se mostró como un presidente equilibrado en esta denominada nueva guerra fría comercial entre Estados Unidos y China, mostrando un Uruguay siempre como excepción de Latinoamérica, con una casi nula posibilidad de estallidos sociales.
Es cierto, Uruguay a lo largo de su historia se ha caracterizado por no tener cambios bruscos ni de 180 grados. La institucionalidad siempre es respetada tanto por derecha como por izquierda, pero es simplemente reflejo de este país levemente ondulado geográficamente hablando, y políticamente también.
Por su dimensión, Uruguay es una aldea, una comarca en el concierto internacional y también dentro de Latinoamérica, que reposa entre dos gigantes como Argentina y Brasil. Latinoamérica vive tiempos convulsos (cuándo no) pero parece que Uruguay está inmunizado.
Quizá la idiosincrasia oriental -lo de oriental viene de la República Oriental del Uruguay- no es proclive a patear el tablero institucional, pero de las disputas económico-políticas este trozo de tierra poblado por tres millones de habitantes nunca queda por fuera.
Basta mirar cómo se benefició de las guerras mundiales, sobre todo de la segunda; cómo sufrió el neoliberalismo impuesto a través de dictaduras en el Cono Sur en los 70, cómo la ola privatizadora también tuvo sus representantes en la década de los noventa, cómo la crisis económica de principios de los 2000 también pegó y mucho en toda la sociedad. También vivió la ola de los gobiernos progresistas y ahora sufre el retorno de la derecha al gobierno, como tantos otros países de la región.
“El Mercosur es de las regiones más proteccionistas del mundo”. Volvió a cargar nuevamente el Lacalle Pou contra el bloque comercial que Uruguay integra junto a Argebntina, Brasil y Paraguay, insistiendo en su idea de “lastre” conocida por espetarle al presidente argentino Alberto Fernández.
En otro pasaje de la entrevista planteó que “este mundo que se viene está diseñado para un país como Uruguay (…) por eso estamos en una carrera aperturista”. El punto es que cuando los países de la periferia se abren casi que de manera total, las grandes potencias se cierran y se genera un intercambio desigual (que ya es desigual desde el inicio).
Asimismo, a largo plazo “la carrera aperturista” nunca la terminan ganando los pequeños países, porque basta una guerra de cualquier índole o que las potencias decidan no importar más esos productos para que dicho proceso se interrumpa. Los pequeños países nunca llegan a un desarrollo industrial sólido, forman parte de la división internacional del trabajo y ocupan un lugar en las cadenas de valor mundial que es ser los proveedores de materias primas.
Así el desarrollo de cada país queda condicionado a la suba y baja de precios de las commodities y no a una planificación proyectada internamente a mediano y largo plazo. Por eso el aperturismo de las pequeñas economías, a piacere de las grandes potencias, es el más peligroso de los espejismos.
El primer mandatario uruguayo no titubeó en tomar postura en la guerra comercial entre China y Estados Unidos. Declaró “veo a Estados Unidos con lo que respecta a América Latina, muy China referente” y agregó “lo veo más reaccionando que accionando”.
Prácticamente todos los países de América Latina tienen a China como principal socio comercial y Uruguay no es la excepción. Al menos el 30% de las exportaciones tienen como destino al gigante asiático.
Ante la pregunta de un periodista sobre la capacidad de Uruguay de no quedar condicionado política y diplomáticamente, entre otras cuestiones, por el vínculo con China y Estados Unidos,. Lacalle Pou expresó que eso se resuelve “sin ser permeables a las presiones” y que no condiciona “un voto en la ONU ni en la OEA”.
Es una confianza inusitada y que ningún analista serio puede acreditar como cierta ni valedera. Por más que el mandatario no puede mostrarse condicionado, tampoco presentar a Uruguay como una fortaleza impenetrable, más teniendo en cuenta lo que sucede en la misma región y ha acontecido históricamente.
Un ejemplo concreto y reciente es el de Ecuador. Estados Unidos le prestó dinero a dicho país para saldar sus deudas con China, pero la contraparte es que el país andino cuando desarrolle la tecnología 5G no permita el ingreso de ninguna empresa china.
Otro ejemplo más cercano es el del propio gobierno uruguayo que votó por primera vez a un ciudadano estadounidense para el BID. El elegido, Mauricio Claver Carone, es el primero en establecer una política ofensiva contra China denominada “Near Shoring”: atraer cadenas de producción desde Asia hacia la región latinoamericana.
La neutralidad y la permeabilidad no se eligen, no son practicables en el mediano plazo. Latinoamérica será el laboratorio de disputa entre un Estados Unidos en decadencia y una China que ha tomado la delantera luego de la crisis de la Covid-19.
Política, ideológica y militarmente Lacalle Pou ha demostrado afinidad con la Casa Blanca. Económicamente, China le ha sacado varios cuerpos a cualquier otro país y hacia allí apunta el gobierno uruguayo. ¿Hacia dónde se decantará el fiel de la balanza?
Notas
1.- Red Atlas, libertarios de ultraderecha: entramado civil detrás de la ofensiva capitalista en Latinoamérica – Por Aram Aharonian y Álvaro Verzi Rangel
2.- El CED En su sitio web explicita sus alianzas estratégicas con: la Red Atlas, la Fundación Konrad Adenauer Stiftung, Libertad y Progreso, Fraser Institute, Property Rights Alliance y la Fundación Internacional para la Libertad.
Nicolás Centurión. Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP). Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)