El flamante gobierno uruguayo acaba de “dar de baja”, “purgar”, sustituir, al director de Asuntos Políticos de la cancillería.
El canciller Francisco Bustillo adujo “error circunstancial”. Llamativa denominación que rubrica una manifestación que afirma mantener “la línea histórica de sostén de los derechos de ese Estado”. No sabemos si por delicadeza o vergüenza ni menciona que es el Estado de Israel.
La jugada es una carambola a varias bandas. Porque en su lugar va un apellido querido en Israel, el de Enrique Rodríguez Fabregat [1] en la persona de Fernando López Fabregat.
Y la medida del actual gobierno uruguayo evalúa, exactamente como en 1947, que los derechos de los estados tienen preeminencia sobre los de las poblaciones[2], algo que reconoce tácitamente la resolución de cancillería al enmendarle la plana a la delegación uruguaya que, con Pablo Sader, había acompañado la defensa de derechos de mujeres y niñas palestinas, en resolución del Consejo Económico y Social de la ONU, para “empoderar mujeres y niñas”.
La resolución a la que el gobierno uruguayo le quitó la aprobación (en su momento votada por la delegación uruguaya junto a otras de 41 países de 54 presentes, donde se registró el voto negativo de 3; EE.UU., Australia y Canadá), en lugar de referirse a “derechos de estado” lo hacía realzando el “derecho de poblaciones”.
Veamos algunos pasajes que la ilustre: “[…] a que respetasen plenamente el derecho internacional aplicable a los derechos y a la protección de las mujeres y niñas, especialmente en cuanto civiles […]
”Expresando grave preocupación por las continuas violaciones sistemáticas de los derechos humanos del pueblo palestino por parte de Israel, la Potencia ocupante, y sus efectos en las mujeres y las niñas […]
”Expresando grave preocupación también por las muertes y lesiones causadas a civiles, incluidos niños, mujeres y manifestantes pacíficos […]
”que la ocupación israelí sigue siendo un grave obstáculo para las mujeres y las niñas palestinas en lo que respecta a la realización de sus derechos […]
”[…] destaca que los civiles palestinos, en particular las mujeres y los niños, constituyen la inmensa mayoría de los afectados.
”[…] Observando con preocupación que han transcurrido más de 70 años desde la aprobación de la resolución 181 de la Asamblea General [ONU] de 29 de noviembre de 1947 [que imagina una partición del territorio palestino en dos administraciones; una judía y otra árabe palestina y que jamás entró en vigencia];
”Reafirmando el principio de la soberanía permanente de los pueblos que se encuentran bajo ocupación extranjera sobre sus recursos naturales y expresando preocupación a ese respecto por el hecho de que Israel, la Potencia ocupante, y los colonos israelíes estén explotando, poniendo en peligro y agotando los recursos naturales en el Territorio Palestino […]
”Expresando profunda preocupación por el aumento de los casos de violencia, hostigamiento, provocación, vandalismo […] en particular por colonos israelíes ilegales armados contra civiles palestinos, incluidos niños […]
”[…] intensificación de la política de demolición de viviendas, desalojos y revocación de los daños y la destrucción generalizados de miles de viviendas e infraestructuras civiles indispensables, como escuelas, hospitales, redes de abastecimiento de agua, saneamiento y electricidad, bienes económicos, industriales y agrícolas, instituciones públicas, lugares de culto y escuelas e instalaciones de las Naciones Unidas, así como el desplazamiento interno de cientos de miles de civiles, y toda violación del derecho internacional, incluido el derecho humanitario.
”[…] los altos niveles de malnutrición, entre la población palestina, especialmente los niños, en el Territorio Palestino Ocupado, incluida Jerusalén Oriental,
«[…] miles de palestinos, incluidos muchos niños y mujeres, siguen detenidos en cárceles o en centros de detención israelíes, sometidos a duras condiciones que minan su bienestar, como condiciones antihigiénicas, reclusión en régimen de aislamiento, uso excesivo de la detención administrativa, incluso en el caso de niños, falta de atención médica apropiada y negligencia médica generalizada […]
”[…] Exhorta a Israel, la Potencia ocupante, a que ponga fin a la destrucción de viviendas y propiedades, instituciones económicas y tierras de cultivo y huertos […] a que retire todos los obstáculos que impiden la ejecución de proyectos ambientales críticos, como el de las plantas de tratamiento de aguas residuales de la Franja de Gaza, y en particular el suministro de energía eléctrica necesario para el funcionamiento de la planta de emergencia para la depuración de aguas residuales en el norte de Gaza,
“Pide que se exijan responsabilidades por los actos ilegales cometidos por colonos israelíes en el Territorio Palestino Ocupado […].”
Luego de esta transcripción sumaria –una décima parte de los cargos presentados−, entiendo que queda claro que la resolución refrendada por Pablo Sader, cuando ocupaba el cargo del que fue revocado, procuraba atender necesidades reales, cotidianas, no ideológicas, de mujeres y niñas palestinas, y con ello, sobrevenía una crítica a los procedimientos y técnicas del gobierno de Israel, que ocupa, efectivamente, la tierra palestina.
Como si fuera cuestión de principios, el gobierno uruguayo opta en 2020, como en 1948, por atender ‘los derechos del estado israelí’ ignorando los derechos de la población palestina.
Conjunción histórica, si cabe, del Partido Colorado en la cumbre de su éxito, a mediados del s XX, y del Partido Nacional en esta hora en que cosecha su mayor triunfo histórico.
Hay una diferencia, empero, del cuadro ideológico mundial: en 1948, la ONU era dirigida por supremacistas blancos que procuraban desmarcarse vigorosamente del nazismo recién derrotado; mantenían, por ejemplo, a la Unión Sudafricana y su apartheid como modelo; su figura clave, Jan Smuts, redactó el Preámbulo de la Carta fundacional de la ONU (y fue “la única persona en firmar ambas cartas: de la Sociedad de Naciones y de las Naciones Unidas”, Wikipedia).
La década de los ’60 reconoció, internacionalmente, la ola de descolonización y los Smuts fueron sustituidos por los Mandela. Pero, con excepciones: el premier Beniamin Netanyahu y la dirección israelí conserva el lenguaje colonialista neto y es tal vez el único caso en que gobiernos que se declaraban progresistas hasta la década del ’70, han sido sustituidos por nacionalistas de los del tiempo fundacional, anteriores a 1948, es decir fascistas, como entonces se asumían, sin vergüenza y con orgullo (p. ej., el padre de B. Netanyahu).
En el cambio de línea uruguaya, se podría ver la influencia del “asesoramiento” israelí –Yoed Magen hablando con Luis Lacalle Pou, justo antes del reemplazo−, con un detalle cultural significativo: el lobby es una vieja técnica de gobierno, ilustrada abundantemente por Niccolò Machiavello. A lo largo del s XX fue organizada y se hizo rutina en el Congreso de EE.UU., pero conservando algo de su secreto. Hoy, al parecer, la prensa lo informa abiertamente. Claro que sin decir qué fue. Si presión, si coincidencia ideológica, si toma y daca, si mera exigencia, si respeto a lo acordado, si acuerdo de caballeros…
Uruguay ha decidido acompañar a Israel, no a los que ven con aprensión la ofensiva violenta a derechos de poblaciones. Como la palestina. Se trata de un etnocidio que repudian, por ejemplo, Ilan Pappé y Noam Chomsky: judíos dignos.
Notas:
[1] Diplomático batllista que hiciera grandes esfuerzos por defender a la población judía tan maltratada por el nazismo, pero que llevado por ese sentimiento terminó defendiendo el terrorismo sionista y desconociendo los derechos de la población palestina, entonces cada vez más violentamente despojada: la historiografía oficial uruguaya lo resalta poco menos que como héroe.
[2] Véase sobre este punto las consideraciones del abogado palestino Henri Cattan en mi “ONU, UNSCOP, padres putativos de Israel. II. Uruguay”, 2019.
Blog del autor: https://revistafuturos.noblogs.org