En la tarde del 21 de enero de 1881 arribó al Puerto de La Guaira el vapor Felicia procedente de Nueva York, con escala en Puerto Cabello y entre sus pasajeros, un joven de 27 años. Una semana después cumplía los 28 años.
A pesar de sus años mozos era una persona bastante curtida en cuanto a luchas por la independencia de su amada Cuba y con una creación literaria y periodística, que hasta ese momento se había manifestado en sus obras, Abdala, El Presidio Político en Cuba y Amistad Funesta. En el campo del periodismo ya se le conocía por sus contribuciones en diversos medios. En 1869, junto con su amigo Fermín Valdéz publicó el “El Diablo Cojuelo”, por esos años publica también La Patria Libre.
En el campo del pensamiento revolucionario, a finales de los años sesenta e inicios de los setenta, se destaca desde muy joven su inclinación en favor de la independencia de Cuba, con escritos acerca de la necesaria independencia de su patria, que conducen a su arresto y a efectuar trabajos forzados en una cantera de La Habana, luego se le lleva a Isla de Pinos y de allí se produce su deportación a España, en donde proseguirá con sus escritos y estudios en el área de la Filosofía y el Derecho. Vuelve a Cuba en viaje previo a Estados Unidos y México, esto en 1875.
A finales de los años setenta, se produce su revelación periodística en tierras mexicanas en donde colaboró con la Revista Universal, también en otra revista de México: “El Socialista”. En esos años de su producción periodística, en los Estados Unidos, escribe como crítico de arte para el diario “The Hour” que incorpora su edición a otro medio: “The Sun”.
Después de la culminación de la Guerra Chiquita en Cuba a inicios de los años ochenta, llega pues este joven cubano a tierras venezolanos con todo ese bagaje y reconocimientos, tras la estrella de Bolívar, como escritor e independentista. En sus crónicas, artículos y discursos describe con gran elocuencia y belleza sus observaciones acerca de nuestro país y su gente.
La visita de Martí a nuestro país transcurre entre enero y julio de 1881, en esos seis meses, siendo consecuente con aquel pensamiento, que acá escribió: “La mejor manera de decir, es hacer”, en esos meses caraqueños, escribió diversos artículos para el diario La Opinión Nacional, allí redactó sus célebres “Sección Constante” y “Hojas de Nueva Yokr”; creó y dirigió la Revista Venezolana, además de redactar todos los artículos del primer número. Allí escribió un grandioso ensayo a raíz de la muerte de Cecilio Acosta. En el Club de Comercio de Caracas pronunció su célebre discurso de presentación; en su estancia en Caracas escribió los poemas de su primer libro de poesías, Ismaelillo. Compartió las aulas de los emblemáticos colegios Santa María y Villegas impartiendo clases de Literatura Francesa y dando formación en materia de Oratoria.
Cuando Martí sale del país el 27 de julio de 1881 continua su obra venezolanista. Ya en Nueva York escribe la crónica Un viaje a Venezuela, además de diversos artículos, principalmente publicados en Patria. Intercambia correspondencia con Diego Jugo Ramírez, con Fausto Teodoro de Aldrey, Heraclio Martín de la Guardia y con Agustín Aveledo. En Nueva York aportó el prólogo al libro de poemas de José Antonio Pérez Bonalde Poema del Niágara. Importante destacar los discursos pronunciados en honor a Bolívar y Venezuela y el inicio de la publicación La edad de oro con el artículo de Los tres Héroes en tributo a Bolívar, San Martín y al padre Hidalgo de México.
En relación a Caracas, Martí escribió:
“Caracas, la capital de la República, la Jerusalén de los sudamericanos, la cuna del continente libre, donde Andrés Bello, un Virgilio, estudió; donde Bolívar, un Júpiter, nació; donde crecen a Ia vez el mirto de los poetas y el laurel de los guerreros, donde se ha pensado todo lo que es grande y se ha sufrido todo lo que es terrible; donde la Libertad, de tanto haber luchado allí, se envuelve en un manto teñido en su propia sangre.”
Acerca de nuestro Libertador, expresa Martí con emoción:
“La América, al estremecerse al principio de siglo desde las entrañas hasta las cumbres, se hizo hombre, y fue Bolívar. No es que los hombres hacen los pueblos, sino que los pueblos, con su hora de génesis, suelen ponerse, vibrantes y triunfantes, en un hombre”
“¡De Bolívar se puede hablar con una montaña por tribuna, o entre relámpagos y rayos, o con un manojo de pueblos libres en el puño, y la tiranía descabezada a los pies…”
“iPero así está Bolívar en el cielo de América, vigilante y ceñudo, sentado aún en la roca de crear, con el inca al lado y el haz de banderas a los pies; así está él, calzadas aún las botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy: porque Bolívar tiene que hacer en América todavía!”
En el Discurso del Club de Comercio de Caracas, manifestó Martí:
“Luché en mi patria, y fui vencido.—Se sabe que al poema de 1810 le falta una estrofa,— y yo, cuando sus verdaderos poetas habían desaparecido, quise escribirla.—No me han arrancado, no me arrancarán la pluma de las manos,—pero la ha vuelto contra mi pecho la fortuna, y se me ha clavado en el corazón,”
“Así armado de amor, vengo a ocupar mi puesto humilde en la urgentísima batalla; a ungir vengo mi frente en este aire sagrado, cargado de las sales del mar libre, y del espíritu potente e inspirador de hombres egregios,—a pedir vengo a los hijos de Bolívar un puesto en la milicia de la paz”
José Martí, el Apóstol de la independencia cubana, el escritor, el periodista, el educador, el patriota, el revolucionario, el antiimperialista que vino a encontrarse con la tierra que vio nacer al Libertador Simón Bolívar y que en su gente y en sus calles reconociera la presencia y el sentimiento patrio. Martí es reconocido universalmente por todos los principios que puso en práctica: la sinceridad, la dignidad, la humildad, la honestidad, la solidaridad, el patriotismo, el amor y el cumplimiento del deber. El encuentro de Martí con Venezuela produce un gran impacto entre la juventud estudiosa y entusiasta de Caracas y entre la intelectualidad que se concentraba en esta ciudad, así mismo dejó en Martí una formación y un crecimiento tremendo.
La crónica Un viaje a Venezuela publicada en 1882 Martí nos presenta unas hermosas estampas de Puerto Cabello y La Guaira. Al respecto nos narra nuestro ilustre visitante:
Puerto cabello. Primera imagen a los ojos de Martí!
…y vi surgir en sonora mañana a mis ojos hasta entonces tristes (y desde entonces no más tristes) aquella costa serena de Puerto Cabello, con aquel bosquecillo hospitalario, y sus palmas gallardas, y sus limoneros amorosos que como símbolo de la naturaleza que los cría, rompían con su ramaje exuberante la tierra que los ciñe;… Puerto Cabello, con su alegre jardín cargado de platanales, de limoneros, de naranjos, de guanábanas, de frutas dulces del trópico, y que, rodeado de su reja de hierro, parece como una cesta de flores que va en busca de los forasteros…
La Guaira.
“…el puerto de mar de Caracas, donde el general Miranda, cuyo glorioso nombre está inscrito en el Arco de Triunfo de Paris y que sirvió valientemente a la Revolución y peleó junto a Dumouriez, vivió mucho tiempo encarcelado como culpable de haber sido el predicador de la idea de independencia de la América del Sur: fue realmente un gran hombre, serio y poderoso. La ciudad, construida irregularmente a los pies de una gran montaña, es accidentada, tortuosa, alegre, como replegada en sí misma, antiguamente rica, y capaz de seguir siéndolo. Vista de lejos, es como una multitud de bonitos cachorros de perros echados bajo un inmenso vientre. Durante los dos últimos días del viaje, no se ha visto más que montañas. Sus pies entran en el mar: sus cabezas traspasan las nubes. Miradas desde el mar, parecen como una hilera de colosales soldados, dignos porteros de una tan hermosa tierra.”
Obras consultadas:
Revista Venezolana 10 de julio 1881 al 15 de julio de 1881, José Martí /Edición Crítica de Ramón Losada Aldana.—Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1993
Diaporama Venezuela en José Martí / preparado por Wolfgang R. Vicent Vielma.—Caracas: Casa de Nuestra América José Martí, 2015
Venezuela en José Martí / Mirla Alcibiades.—Caracas: Fondo Editorial IPASME, 2010
José Martí: Obras Completas, Edición Crítica.—La Habana: Centro de Estudios Martianos, 2000
Anexo iconográfico y fotográfico
Wolfgang R. Vicent Vielma. Licenciado en Geografía (UCV, 1986). Especialista en Análisis de Datos en Ciencias Sociales (UCV, 1989). Trabajador de la Casa de Nuestra América José Martí, Profesor de la UNEFA.