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Entrevista con Fernando Rosas (Bloco de Esquerda)

¿A dónde va la izquierda portuguesa?

Fuentes: Regards

El próximo 4 de octubre en Portugal se celebran las elecciones al parlamento. El gobierno de derechas de Pedro Passos Coelho (PSD y CDE-PP), en el poder desde 2011, puede ser reelegido. En los sondeos se sitúa por delante del PS, en el gobierno entre 2009 y 2011, que en 2010 demandó ayuda financiera a […]

El próximo 4 de octubre en Portugal se celebran las elecciones al parlamento. El gobierno de derechas de Pedro Passos Coelho (PSD y CDE-PP), en el poder desde 2011, puede ser reelegido. En los sondeos se sitúa por delante del PS, en el gobierno entre 2009 y 2011, que en 2010 demandó ayuda financiera a la Troika, que allí donde ha intervenido ha impuesto políticas de austeridad extremadamente severas: incremento de los impuestos (sobre todo del IVA), reducción de salarios y pensiones, privatizaciones y precarización del mercado laboral.

Esta situación plantea un reto a la izquierda radical portuguesa, fuerte pero dividida. En verano entrevisté a Fernando Rosas, una de las grandes figuras del Bloco de Esquerda) de la que fue uno de sus cofundadores en 1999. Nacido en 1946, en su juventud militó en el PC portugués, que abandonó en 1968 tras la intervención de la URSS en Checoslovaquia. Militante antifascista, fue arrestado y encarcelado en repetidas ocasiones bajo el régimen de Salazar. En las elecciones presidenciales de 2001 fue candidato del Bloco y diputado entre 1999 y 2002 y de 2005 a 2009. Historiador, enseña en la nueva Universidad de Lisboa..

Philippe Marlière. Podrías comenzar por describir la situación social y política de Portugal.

Fernando Rosas. Hemos pasado cuatro años de austeridad dura. El PIB ha caído en un 6 % y tenemos 300 000 personas más en paro, si bien el gobierno manipula las cifras del paro al no contabilizar, por ejemplo, a quienes solicitan empleo pero realizan prácticas. Desde el principio de la crisis, 500 000 portugueses han emigrado al extranjero, lo que nos sitúa en cifras comparables a la emigración de los años 1970. Cada año abandonan el país casi 100 000 personas. Entre la juventud, el paro se sitúa en el 40 %. Se trata de una situación social marcada por la caída real de los salarios y las pensiones. La austeridad ha permitido al capital transferir el pago de la deuda de las empresas a los asalariados y asalariadas. Tenemos una deuda pública del 130 % del PIB, equivalente al presupuesto nacional de salud. Aparte de la austeridad que ha conducido a la reducción de los salarios, las pensiones y la asistencia social, estamos obligados por la Unión Europea (UE) a no superar el límite de 3 % en el gasto público. Tenemos compromisos financieros que nos van a impedir volver al crecimiento en los próximos veinte años.

Sin embargo, la situación portuguesa no es la de Grecia…

La Comisión Europea supervisa nuestras finanzas, pero es verdad que la Troika no está presente en Portugal [ndr: desde 2014]. Los presupuestos del gobierno portugués tienen que ser ratificados por la UE antes de ser presentados al parlamento portugués. Tenemos obligaciones de la deuda que son muy grandes. El gobierno actual pretende haberse desembarazado de la Troika, pero la ironía es que ese mismo gobierno es el que, con mucho celo, ha superado las exigencias de la Troika. Ellos son los responsables de la terrible situación económica y social que vive nuestro país. La derecha en el gobierno afirma que no se pueden detener las políticas de austeridad porque el país se encontraría en una situación idéntica a la de Grecia. Los socialistas tienen el mismo programa, pero proponen una austeridad más light. El Partido socialista (PS) no habla de reestructuración de la deuda y se plantea reembolsarla en su integridad. Los socialistas no tienen ninguna voluntad de oponerse al plan de reembolso previsto por la UE. El PS se maneja en el mismo marco austeritario que la derecha, lo que tendrá consecuencias desastrosas para él.

¿Cómo reacciona la gente ante esta situación?

Los sondeos lo indican: las y los electores piensan que las diferencias políticas entre el PS y la derecha apenas existen. La gente no comprende donde está la diferencia entre esos dos campos. El PS ni siquiera se arriesga a adoptar un discurso aunque sea un poco de izquierdas. Se podía pensar que Antonio Costa, su nuevo secretario general, se situaría más a la izquierda, pero no. El programa del PS va más lejos que el de la derecha en lo que respecta a la liberalización del mercado laboral que facilita aún más los despidos. Los economistas del PS insisten, más aún que los de la derecha, en la necesidad de individualizar las relaciones laborales frente al principio del convenio colectivo.

En Francia, el gobierno Valls y su ministro de Finanzas, Emmanuel Macron, desarrollan la misma política… Ya que el PS no aparece como un parapeto contra la austeridad, ¿qué perspectivas abre esta situación para el Bloco?

A la izquierda la alternativa recae en dos fuerzas: el Partico Comunista portugués (PCP) que cuanta con una base sólida del 9-10 % del electorado y el Bloco, que ya alcanzó el 8 %. Esperamos alcanzar el 5 % de votos [ndlr: las últimas encuestas le dan el 7-8 %]. Con otros pequeño partidos, la izquierda radical representa entre el 15 y el 20 % del electorado en Portugal. Tenemos a una de las izquierda radicales más fuertes de Europa.

Cuando se constituyó el Bloco, en 1999, se le designaba a menudo como el partido de las «causas que dividen aguas», es decir que insistía sobre las cuestiones sociales como el aborto, que dividían a la sociedad portuguesa…

Se trataba más de una imagen que dada la prensa de derechas que de la realidad. Dicho esto, es cierto que con un PCP tradicional en temas de cómo esos, el Bloco fue el primero en plantear cuestiones como esas que hoy en día hacen consenso: la criminalización del acoso sexual o la violencia doméstica contra las mujeres; el matrimonio homosexual; el derecho a la adopción de las parejas gays; la legalización de las drogas blandas, etc. En la actividad parlamentaria portuguesa, ningún partido había planteado esos temas hasta que apareció el Bloco. Hoy en día, el PS y el PCP hacen suyas estas propuestas y esas políticas. Por lo tanto es cierto que eso contribuyó a darle al Bloco un perfil «social»

Pero no se trataba en sí mismo de un objetivo del Bloco el ser el partido de las «causas que dividen aguas». Alguna gente predecía que el Bloco desaparecería una vez que esas cuestiones fueran incorporadas al marco legal. Cuando Francisco Louça fue sustituido a la cabeza del Bloco [Louça fue portavoz del Bloco entre 1999 y 2012] nos faltó un poco de tiempo para encontrar una fórmula de recambio estable. Ya la hemos encontrado: es una mujer joven, Catarina Martins, la nueva portavoz de nuestro partido. Tenemos otra joven brillante en Lisboa, Mariana Mortagua, que se ha distinguido impulsando una investigación parlamentaria sobre un tema de corrupción que implicaba al banco Espirito Santo. El Bloco ha recuperado la unidad.

A diferencia del Front de Gauche, que es un cártel de partidos, el Bloco es un partido al que la gente se afilia directamente…

Sí. Existen corrientes organizadas, pero la afiliación al Bloco es individual. Los partidos que fundaron el Bloco fueron el Partido Socialista Revolucionario (PSR-trotskista), la Unión Democrática Popular (UDP, maoísta), Política XXI (exmiembros del PCP) y Ruptura/FER (trotskista).

¿De qué partido provienes tú?

De ninguno. ¡Soy independiente! (risas)

Bajo el régimen de Salazar, ¿a qué partido estabas afiliado?

Al Movimiento para la Reorganización del Partido del Proletariados (MRPP-maoísta) que aún existe.

En Francia, el PCF es miembro del Front de Gauche. Pero en Portugal, el PCP no se alía con vosotros. Está aliado al Partido Verde: entre ambos forman la Coalición Democrática Unitaria (CDU). ¿Qué es lo que impide esa alianza? ¿Sería posible algún día?

El PCP quería frenar el desarrollo del Partido Verde. Por eso se han aliado con él. Pero el problema es sobre todo la cultura del PCP. Tenemos contactos con ellos, colaboramos con ellos en el parlamento; organizamos frecuentes reuniones entre las direcciones… Pero en el seno del PCP existe una cultura sectaria muy fuerte. Tiene miedo al desarrollo del Bloco, que en el año 2009 superó al PCP. Teme que si se asocia con el Bloco ello incitará a sus jóvenes a juntarse con nosotros. Pero sobre todo, el PCP continúa considerándose el partido de vanguardia de las y los trabajadores y de la izquierda portuguesa. El PCP tiene por constumbre tratar de controlar todas las iniciativas unitarias de la izquierda. No es fácil trabajar con ellos, pero somos favorables a alianzas electorales con el PCP. Creo que un día se llegará a construir un frente electoral.

Pero no una fusión orgánica…

No. Eso es complicado. No hay que olvidar que el PCP continúa considerando que los PC norcoreano y chino pertenecen al campo socialista. Lo que quiere decir que tenemos concepciones muy diferentes sobre la idea misma del socialismo. El PCP jamás ha realizado una crítica de la experiencia soviética. Los dirigentes más viejos del partido apoyan todo lo que pasó en la URSS. Nosotros tenemos una concepción diferente del socialismo, pero en el terreno de la táctica estamos cerca.

¿Qué posición tenéis de cara al PS? En Grecia, Syriza reemplazó al PASOK que casi ha desaparecido. En Francia, aún no ha llegado el momento en el que la izquierda radical supere a la socialdemocracia. ¿Es posible eso en Portugal? ¿Piensas que el Bloco tiene que rechazar, en cualquier circunstancia, la alianza con el PS?

Podríamos plantearnos acuerdos con el PS bajo dos condiciones: que revise su posición sobre la deuda y respecto al Pacto de Estabilidad europeo. Si el PS acepta revisar su posición en estos dos puntos, el Bloco estaría dispuesto a llegar a acuerdos con el PS. Eso está totalmente claro.

¿Un acuerdo con el PS, incluso a nivel gubernamental?

Nosotros no excluimos nada a condición, como ya he dicho, de que el PS acepte revisar su posición sobre la deuda. Lo que no se da a fecha de hoy. Lo que crea la división actualmente es la cuestión de la renegociación de la deuda. Los socialistas están en contra, incluso tras lo que ha pasado entre Grecia y el Eurogrupo. Nosotros hemos sacado las conclusiones de este episodio: en primer lugar, no se puede desarrollar una política antiausteridad en el marco del euro. En segundo lugar, la eurozona es una especie de dictadura que no acepta las decisiones democráticas de los pueblos europeos. Así pues, nosotros queremos renegociar la deuda y, llegado el caso, estaríamos dispuestos a salir del euro. No cometeremos el error de Alexis Tsipras que fue a las negociaciones sin un Plan B. Pero nosotros no queremos criticar públicamente Syriza. Nuestra posición oficial es que debemos estar preparados para salir del euro si las negociaciones sobre la deuda no llegan a buen puerto. Hay que presentar este argumento de forma muy pedagógica porque los portugueses están muy apegados a Europa y al euro. Por eso, no decimos «Nuestro programa es salir del euro»; más bien, decimos: » Nuestro programa es renegociar la deuda». Si eso no funciona, será necesario preparar la salida. Francisco Louça, que es economista, trabaja sobre esa posibilidad; estamos desarrollando estudios sobre este problema.

¿El PCP tiene la misma posición que vosotros sobre esta cuestión?

Sí, aun cuando no defienda abiertamente la salida del euro. En el pueblo portugués existe una representación un tanto mitológica según la cual el euro y la prosperidad van de la mano. Dicho esto, en el Bloco hay camaradas que dudan, pero la dirección del partido está unánimemente de acuerdo con este nuevo planteamiento.

El Bloco acaba de proponer un referéndum sobre el Pacto de Estabilidad…

Sí. Hemos propuesto referéndums sobre todos los grandes temas, porque el pueblo portugués no ha sido consultado sobre ningún elementos importante de la UE: ni sobre Maastricht, ni sobre [el Tratado de] Lisboa.

A pesar del memorándum, de la Troika y de la austeridad, ¿dirías que el pueblo portugués sigue apegado a la integración europea?

Sí. ¿Ves? El salazarismo significó la miseria y la opresión para el pueblo portugués. Aquí Europa está asociada a la democracia. Esta asociación entre Europa y la democracia nos obliga a ser prudentes.

¿Existe una corriente euroescéptica en el Bloco?

La línea del Bloco ha sido la defensa de una europeísmo de izquierda. En el seno del Bloco aún existe una corriente europeísta muy fuerte. Esa ha sido nuestra línea oficial hasta la crisis griega. A partir de ese momento, pensamos que esta posición es insostenible, tanto sobre el euro como sobre la pertenencia a la UE. La crisis griega nos ha ayudado a comprender que dentro del euro no hay posibilidad de desarrollar políticas alternativas a la austeridad e incluso de que exista la democracia.

Lo que hizo Tsipras fue decepcionante…

Si, muy decepcionante, pero no queremos cargar contra él públicamente. Preferimos hablar del chantaje y del ataque del Eurogrupo. El Bloco no critica públicamente a Tsipras. En las discusiones que tuvimos con Syriza les preguntamos: «¿Estáis preparados, tenéis un Plan B para salir de ahí?» Pero Tsipras jamás aceptó la idea de que no llegaría a un acuerdo. Syriza se tendría que haber preparado, haber anticipado una salida.

¿Qué es Libre, ese nuevo partido dirigido por Rui Tavares [eurodiputado del Bloco entre 2009 y 2011, año que abandonó el partido para adherir el Partido Verde. NdR] que antepone la pertenencia a la UE y promete cuestiones postmateriales?

Algunos de sus dirigentes provienen del Bloco. Piensan que el PS va a girar un poco a la izquierda. Sueñan. Piensan poder ser una fuerza de apoyo a un PS en el gobierno. Según las encuestas, no lo tienen fácil. Tendrán dificultades para llegar a tener un electo, porque el electorado moderado va a preferir al PS frente a un pequeño partido que se le parece. En Portugal no existe una verdadera tradición socialista, que venga del movimiento obrero. El PS tiene sus raíces en el radicalismo republicano.

Eres universitario, un intelectual, pero también uno de los fundadores y dirigentes del Bloco. Por ello fuiste candidato del Bloco a las presidenciales de 2001. Tuvo que ser una experiencia interesante. ¿Qué recuerdos conservas?

Sí, he militado toda mi vida. Bajo la dictadura de Salazar estuve en la clandestinidad, luego en la cárcel durante cuatro años antes del 25 de abril [ de 1974]. Después, seguí militando. Vengo de una familia de militantes. En 2001 hacía falta un candidato y acepté asumir ese papel.

En tanto que historiador te especializaste en el salazarismo, sobre el que has publicados varios trabajos. ¿Sobre qué investigas actualmente?

Ahora mismo trabajo sobre dos temas: una investigación comparativa entre el salazarismo y los fascismos europeos. Estoy preparando un libro sobre este tema. Al mismo tiempo dirijo un proyecto de investigación sobre los portugueses muertos en los campos de concentración alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, así como sobre los que fueron movilizados en el Servicio de Trabajo Obligaorio en la Alemania Nazi.

Fuente: http://www.regards.fr/des-verites-desagreables-par/

Traducción: VIENTO SUR