En crisis, agotado un modelo tras otro, mordiéndose la cola, América Latina parece más desorientada que nunca. Una mirada rápida desnuda el panorama, desde la violencia imparable, en México, pasando por la desarticulación de los países que conforman el llamado del triángulo del norte centroamericano -Guatemala, Honduras y El Salvador- , el recién estrenado acuerdo […]
En crisis, agotado un modelo tras otro, mordiéndose la cola, América Latina parece más desorientada que nunca. Una mirada rápida desnuda el panorama, desde la violencia imparable, en México, pasando por la desarticulación de los países que conforman el llamado del triángulo del norte centroamericano -Guatemala, Honduras y El Salvador- , el recién estrenado acuerdo entre el gobierno de Colombia y las guerrillas de las FARC, las tensiones en Ecuador y Perú desde que renovaron sus gobiernos este año; un gobierno estable en Bolivia, sometido a constantes presiones conservadoras; descontento en Chile con el resultado de su proceso político desde el fin de la dictadura y el caos en Brasil, luego de la destitución de la presidente Dilma Rousseff, cuyo carácter golpista hoy pocos ponen en duda.
Venezuela y Argentina
Quedan dos proyectos en la región que concentran la atención de Washington: el de Venezuela y el de Argentina.
Convocados el próximo domingo, los venezolanos deberán elegir gobernadores en los 23 estados del país. Unas elecciones que despiertan expectativas luego de la abrumadora victoria opositora en las pasadas elecciones parlamentarias y las del chavismo en las más recientes, para la asamblea constituyente, en medio de una gravísima crisis económica. Elecciones previas a las presidenciales que deberán celebrarse el año próximo, convocadas después del fracaso de la oposición de derrocar el gobierno mediante alzamientos en las calles hace tres meses .
El pasado 21 de septiembre el presidente Donald Trump se reunió en la Casa Blanca con sus colegas de Brasil, Colombia y Panamá y la vicepresidente argentina. Todos coincidieron en su política hacia Venezuela. Como resumió el periodista José Vicente Rangel, se trataba de sacar a Maduro de Miraflores.
En cambio, Argentina es presentada como el modelo a seguir.
Última visita a América Latina antes de dejar el poder, Argentina es también la primera a la región, desde que Barack Obama dejó la presidencia de Estados Unidos.
Obama fue la estrella de una cumbre sobre «economía verde» organizada por la Fundación Advanced Leardership, celebrada en la ciudad de Córdoba, 700 km al noroeste de Buenos Aires.
Reunido con Macri, reiteró que el presidente argentino «ha reconectado a su país con el mundo. En su opinión, «es vital mantener su liderazgo».
La reconexión de Argentina con el mundo se hizo, primero, pagando a los fondos buitres poco más de 4,6 mil millones de dólares. Para eso y para enfrentar los desafíos de conectarse con el mundo, Macri emitió bonos por más de 15 mil millones de dólares, el misma camino que llevó al default a la Argentina y creó los problemas con los fondos buitres.
La presencia de Obama en al cumbre sobre economía verde en Argentina es también una apuesta arriesgada. A Obama le rinde dividendos adentro y afuera de Estados Unidos, pues le permite reivindicar la agenda de cambio climático que su sucesor desecha.
Pero, en Argentina, uno de los problemas ambientales y sociales es el incontrolado crecimiento de la producción de soya. «Después de trece años de expansión del cultivo de la soja transgénica en Argentina las consecuencias socioambientales son una verdadera catástrofe» se podía leer, hace ya ocho años, en un informe del Centro de Estudios Políticos para las Relaciones Internacionales y el Desarrollo (CEPRID).
«Los impactos de las fumigaciones, el desmonte, el desplazamiento de campesinos, la falta de alimentos, las inundaciones y sequías, las nuevas enfermedades, son moneda corriente en las noticias pero solamente desde algunos medios alternativos aparece relacionada con la «sojización», decía el informe.
18 millones de hectáreas sembradas de soya representa más de 60% del total de áreas sembradas en el país. Cada cosecha de soja extrae año a año miles de toneladas de nutrientes de nuestro suelo; una lluvia de agrotóxicos produce tremendos impactos sobre la salud de la población; cada año se deforestan en Argentina más de 200 mil hectáreas de monte nativo por el avance de la frontera agrícola debido fundamentalmente a la expansión del monocultivo de soja. Este es un breve resumen de las consecuencias de un cultivo que deja millonarias ganancias a unos pocos productores.
No era ese el tema del encuentro sobre «economía verde» al que asistió Obama.
Escándalo en Brasil
Un modelo soyero que no fue revertido por los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, del mismo modo que, en Brasil, el otro país gran productor de soya en América Latina, tampoco lo fue en los gobiernos del PT.
Atravesando una crisis que tiene pocos precedentes, con sus principales líderes políticos acusados de delitos de corrupción, el gobierno de Michel Temer sobrevive apenas por los favores que el presidente concede a los diputados que tienen que votar el juicio político en su contra. Entre ellos la llamada bancada ruralista, responsable de la acelerada expansión de la deforestación, de la extensión de la ganadería y de la explotación de la soya.
Esta semana el canciller brasileño, Aloysio Nunes Ferreira, destituyó de manera fulminante un al vice cónsul de Brasil en Nueva York, Julio de Oliveira Silva, un diplomático joven que publicó su primera colaboración con una reconocida revista brasileña, Carta Capital el pasado 26 de septiembre.
Titulada «Temer y el proyecto de subdesarrollo», Silva afirma que la «inserción internacional de la economía brasileña sufrió un grave retroceso en los últimos siete años» en dirección al extractivismo.
Cita como ejemplo de lo que está pasando en la política brasileña dos viajes presidenciales a China. En el marco del primero, realizado por Dilma Rousseff en 2011, a Silva le correspondió organizar un seminario de negocios en Beijing. La presidente, afirma, llevó una importante delegación empresarial con ella. Recordando al destacado economista brasileño Celso Furtado, ya fallecido, Silva afirma que el subdesarrollo es un proyecto, no es un accidente del trayecto. «Soya y hierro se venden solos. Construir jets comerciales (Embraer), vender servicios TI (Brasscom), internacionalizar nuestra ensambladoras (Marcopolo, Anfavea) y nuestra industria de maquinarias y equipamientos requiere esfuerzo». Los gobiernos del PT, afirma Silva, «reconocían la importancia de este esfuerzo».
En cambio, en la visita más reciente de Temer a China, en vez de un encuentro bilateral de países soberanos, Brasil se presentó «como una colonia en potencia. La lista de proyectos de privatizaciones y concesiones, panacea del actual equipo económico, será ciertamente valorada por los chinos, que agradecen». Quizás el único empresario de la delegación era Blairo Maggi, el «rey de la soya», recuerda Silva. La relación de Temer con el sector privado es una relación personalista, no institucional, no representa apoyo a las empresas, sino a ciertos empresarios, dice el artículo.
La respuesta del ministro al artículo fue una corta resolución adoptada el día siguiente de la publicación del artículo y publicado el pasado 3 de octubre, destituyéndolo del cargo y ordenando su regreso a Brasilia.
¿Macartismo al acecho en Itamaraty? se preguntó Rodrigo Matins en artículo en la misma revista. Martins recuerda la tradición, en el ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil (Itamaraty) de estimular la publicación de artículos y comentarios sobre la situación internacional, en muchos casos crítica a las políticas del gobierno.
Estoy sorprendido, y mis jefes también. Nadie me ha comunicado nada, me enteré por los medios, dijo Silva, desde Nueva York, al comentar la decisión del ministro.
«Itamaraty, visto por quienes trataron de construir una vida profesional correcta, democrática, republicana, está hecho pedazos», comentó el exembajador de Brasil en Costa Rica, Tadeu Valadares.
En este contexto tan desalentador, para nosotros, diplomáticos disconformes, esta es la parte mas vergonzosa de una vergüenza mayor, de la crisis del Estado, de la sociedad, de la cultura, del régimen, de las deterioradas condiciones de vida de la inmensa parte de la población brasileña, agregó.
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