Un nuevo informe del Centro Delàs de Estudios por la Paz, copublicado por el Transnational Institute (TNI) y la campaña holandesa contra el control de armas Stop Wapenhandel, identifica los muros físicos, marítimos, virtuales y los muros del miedo construidos por los estados en una Europa que vive un auge de la extrema derecha y […]
Un nuevo informe del Centro Delàs de Estudios por la Paz, copublicado por el Transnational Institute (TNI) y la campaña holandesa contra el control de armas Stop Wapenhandel, identifica los muros físicos, marítimos, virtuales y los muros del miedo construidos por los estados en una Europa que vive un auge de la extrema derecha y que se fortifica cada vez más ante las migraciones y los desplazamientos forzados.
En el aniversario de la caída del muro de Berlín, un nuevo informe del Centro Delàs de Estudios por la Paz, copublicado por el Transnational Institute (TNI) y Stop Wapenhandel, constata que «estados miembros de la Unión Europea y el Espacio Schengen han construido cerca de 1.000 km de muros, el equivalente a seis Muros de Berlín, desde los años 90, para frenar la llegada de personas desplazadas por la fuerza a Europa». De la existencia de 2 muros en suelo europeo en la década de los 90, se ha pasado a 15 en 2017, siendo 2015 el año en que más se materializó este aumento, con la construcción de 7 nuevos muros. 10 de los 28 estados miembros de la UE (España, Grecia, Hungría, Bulgaria, Austria, Eslovenia, el Reino Unido, Letonia, Estonia y Lituania) han erigido muros en sus fronteras por razones migratorias, así como también lo ha hecho Noruega (perteneciente al Espacio Schengen).
A los muros terrestres que fortifican Europa, hay que sumarle las barreras marítimas, particularmente en el mar Mediterráneo. El informe ‘Levantando muros. Políticas del miedo y securitización en la Unión Europea’, también presenta un análisis de las 8 principales operaciones marítimas realizadas por la Unión Europea, 7 de las cuales han sido llevadas a cabo por la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex). «Ninguna de las principales operaciones europeas en el Mediterráneo ha tenido como mandato principal el rescate de personas. Todas las operaciones siguen el objetivo de erradicar la criminalidad en las zonas fronterizas y frenar la llegada de personas desplazadas. Sólo una, Mare Nostrum, llevada a cabo por el gobierno italiano, llegó a incluir organizaciones humanitarias en su flota, y fue reemplazada por la operación Tritón de Frontex, con un presupuesto menor. Este tipo de medidas alimentan que se trate a las personas refugiadas y desplazadas como criminales», apunta Ainhoa Ruiz Benedicto, investigadora del Centro Delàs y coautora del informe.
Paralelamente, el aumento de los programas europeos de control y vigilancia de la circulación de personas, y de recogida y análisis de datos biométricos (huellas dactilares, escáner del iris, rasgos del rostro o la voz, entre otros) representan los «muros virtuales» analizados en el informe. «Estas medidas han aumentado la sociedad del control y la vigilancia a la vez que han securitizado el movimiento de las personas, que se concibe como una amenaza», dice la investigadora.
El informe finalmente analiza de qué manera los muros mentales que han sido creados a partir de la narrativa del miedo, promovidos por mensajes xenófobos y racistas por parte de partidos de extrema derecha en auge en Europa, y la identificación de las personas migrantes y refugiadas como una amenaza para las sociedades europeas, están justificando la construcción de muros físicos y virtuales. Se refuerza el imaginario colectivo de un «interior» seguro y de un «exterior» inseguro. Los datos analizados muestran un ascenso preocupante de las opiniones racistas en los últimos años, hecho que ha aumentado el porcentaje de votos a partidos europeos de ideología xenófoba, facilitando así el crecimiento de su influencia política.
Según muestra el estudio realizado, 10 de los 28 estados de la UE (Alemania, Austria, Dinamarca, Finlandia, Francia, Holanda, Hungría, Italia, Polonia y Suecia) tienen partidos xenófobos con presencia importante, que han obtenido más de medio millón de votos en elecciones realizadas desde 2010 y que, a excepción de Finlandia, han aumentado su representación parlamentaria. Estos partidos, incluso en los casos en que son minoritarios, se observa que tienen una influencia indebida en las políticas migratorias de sus gobiernos. «De este modo, en Europa se han ido construyendo estructuras y discursos de la violencia que nos alejan de las políticas de defensa de derechos humanos, de la convivencia, de la igualdad y de relaciones más equitativas entre territorios», apunta Pere Brunet, investigador del Centro Delàs y coautor de la publicación.
Europa está abordando los flujos migratorios mediante la construcción de muros, el cierre de fronteras, el aumento de la vigilancia, la securitización y suspensión de la libre circulación. Todas estas medidas están reforzando la Europa Fortaleza, con muros físicos y mentales que se erigen para una mayor seguridad frente a una supuesta amenaza, pero que finalmente cada vez resultan más peligrosos para las vidas y los derechos de las personas dentro y fuera de Europa.
«La propia historia de Europa demuestra que la construcción de muros para la resolución de problemáticas políticas y sociales implican costes en las libertades y los Derechos Humanos. Finalmente también impactará en aquellos que los construyen ya que crean una fortaleza en la que nadie quiere vivir. En vez de construir muros, Europa debería estar invirtiendo en poner fin a las guerras y las desigualdades que alimentan las migraciones y los desplazamientos forzados», concluye Nick Buxton, investigador del Transnational Institute y editor de la publicación.