Érase un terrenito con una casita a la que se denominó «La Zuquimama» o la hacienda de mamita, donde laboraba un grupo de cholos, abalanzados y pretenciosos, tan vagos los desgraciados, que solo trabajaban en horario regular. En un acto de extrema practicidad e inteligencia, la matrona de la propiedad, decidió despacharlos porque los muy […]
Érase un terrenito con una casita a la que se denominó «La Zuquimama» o la hacienda de mamita, donde laboraba un grupo de cholos, abalanzados y pretenciosos, tan vagos los desgraciados, que solo trabajaban en horario regular.
En un acto de extrema practicidad e inteligencia, la matrona de la propiedad, decidió despacharlos porque los muy alevosos cobraban la bicoca de ciento veinte dólares (tres millooones de extintos sucres) por apenas un mes de camello y además porque no tenían rasgos artísticos para dar serenatas diarias a la patrona que resultó ser la gestora de los días del plenipotenciario representante de Zuquilandia en tierras lejanas.
Faltaba más, cómo no aprovechar el poder, la benevolencia y caridad del hijito para conceder abrigo en éstas, sus tierras, a muchos miserables venidos en harapos de cercanas haciendas norteñas, administradas por el mayoral Álvaro U.V. donde aplica el poco agrícola Plan Col…., y cuya utilización como llamingos representaba un ahorrito de cincuenta dólares por nuca (un millón doscientos cincuenta mil sucresazos). Sería de tontos no hacer semejante negocio.
Y sería más bobo todavía que el hijito desestime semejante sabiduría de su santa mamita y no aproveche la oportunidad de cruzar el charco para desasnar y dar unas clasecitas de economía a los tontones del viejo continente, de cómo se puede aprovechar la gran oferta de lomos fuertes de los cholos que invadieron su territorio y ahorrarse una cordillera de dinero, aplicándoles la receta de mamita, aunque tenga que decir en ultramar que su quinta está boyante y que ya deben volver a ella los antiguos peones emigrantes…
Moraleja: Si ya naciste jodido en calidad de cholo de m…., y si quieres sobrevivir, no seas ambicioso ni igualado y por lo menos aprende a tocar pingullo y a cantar jotas para poder acceder a la benevolencia de tus patrones.
ALTERCOM
El Sudaca
Así me llama el capataz de la plantación. Sabe que soy ecuatoriano, pero no le importa mi nombre verdadero, ni que nací en Checa cerca de La Zuquimama, y que ahorita mismo extraño la fanesca (nuestro manjar de Semana Santa) que prepara mi viejita.
ALTERCOM. (24/03/05) Nota al margen:
Lo arriba publicado fue escrito por un trabajador ecuatoriano, víctima del Éxodo ( el 15 % de la población huyó de su patria ) producido en Ecuador a raíz de la crisis desatada por los acontecimientos de dominio público.
Recientemente el canciller gutierrista Patricio Zuquilanda, sufrió la infidencia de un periodista que publicó la anécdota, lo que ha causado un revuelo nacional, con ecos en parlamentarios y asociaciones de inmigrantes en España.
El periodista español Joaquim Giol recogió en un artículo, publicado en el Diario El País, «una anécdota que sorprendió a todos y que el Ministro (Zuquilanda) incluyó en su discurso inaugural». Se refiere a la intervención del canciller en España, durante el Simposio Andino-Hispano sobre Migraciones. Allí dijo que «en la hacienda de su mámá trabajaban seis ecuatorianos que ganaban 150 dólares (mensuales, n .de la r.), pero que en su última visita fueron sustituidos por colombianos a quienes sólo se les debía pagar 70 dólares», añadiendo que estos trabajadores, hasta endulzaban los oídos de su mamá con canciones en las noches.
Además, en la misma España, el canciller manifestó que era hora de que los emigrantes ecuatorianos regresen, pues el país ya estaba caminando a la gloria de los desarrollados.
Mientras esto ocurre, el Éxodo continúa imparable. Los medios son testigos de los emigrantes capturados en alta mar sudamericana por la marina de los EEUU que patrulla nuestras aguas y hunde barcos con nuestra bandera. Hoy recoge un diario que dos de ellos murieron en aguas salvadoreñas, otros están perdidos en alta mar y la familia de otro lo busca por el desierto de Arizona. Los aeropuertos de Quito y Guayaquil, siguen siendo los escenarios de las dolorosas despedidas.
Ayer, el ecuatoriano Diario El Comercio comprobó que la «hacienda» se trataba de un terreno de 5000 mts. cuadrados con una pequeña vivienda en la que reside la madre del canciller. Según Zuquilanda, cuenta El Comercio, sus declaraciones «no fueron hechos reales». Teleamazonas TV, en su noticiero nocturno, reprodujo el audio de la ya famosa intervención.
Para la corresponsal en Madrid de El Comercio, la confesión de contratar colombianos sin papeles para someterlos a la explotación y violación de leyes laborales, es fruto de la «incontinencia verbal del canciller Patricio Zuquilanda».