Según el diccionario, el LIMBO consiste en estar ensimismado, no enterarse o no estar enterado de algo. Para el catolicismo, constituye el estado de las almas, antes de la redención. Los científicos lo consideran el borde exterior de un astro. Y los abogados califican como limbo jurídico la inoperancia de las leyes, frente a un […]
Según el diccionario, el LIMBO consiste en estar ensimismado, no enterarse o no estar enterado de algo. Para el catolicismo, constituye el estado de las almas, antes de la redención. Los científicos lo consideran el borde exterior de un astro. Y los abogados califican como limbo jurídico la inoperancia de las leyes, frente a un delito inclasificado. Esto último acontece con la Base Naval de Guantánamo, por obra y gracia de la usurpación de Estados Unidos, primero como asentamiento carbonero incluido en la Enmienda Platt de 1901 y luego, para que los hijos de los políticos y millonarios norteamericanos cumplieran el servicio militar en tierra pacífica y cercana. Desde 2001 devino en campo de concentración, al grito de guerras preventivas y punitivas que abismó al mundo contemporáneo.
La situación de los prisioneros sin juicio ni defensa fue denunciada por Cuba en diversos foros y organismos de las Naciones Unidas. Durante la 60a Sesión de la Comisión de Derechos Humanos, los europeos prefirieron «discutir bilateralmente con Estados Unidos la situación de sus ciudadanos detenidos en Guantánamo». Su decisión fue más frontal en la 61ª Conferencia, al oponerse al proyecto de Resolución cubano presentado en el Tema 17 L88 que «solicitaba al Alto Comisionado de la ONU para los derechos humanos la información necesaria para poner en claro las condiciones de vida y el status jurídico de los detenidos».
Desde entonces han sucedido catástrofes climáticas, políticas y bélicas en varios continentes. Las guerras desatadas contra Afganistán e Irak y las tensiones procreadas por Washington y secundadas por varios gobiernos europeos agudizan la inestabilidad y el terrorismo, lejos de combatirlo. La reciente revelación sobre las cárceles y vuelos secretos de la CIA en varios Estados europeos desacreditan su conducta, en apariencia impoluta, que pretende silenciar el auge del terrorismo de Estado.
También amenazan la paz las acusaciones amañadas por Estados Unidos contra la RP de Corea, Irán, Palestina, Venezuela o Cuba. Y resulta inoperante silenciar la violación continua y flagrante del Derecho Internacional y de los Derechos Humanos, no sólo en Guantánamo, pero especialmente en ese enclave mantenido contra la soberanía cubana.
En Guantánamo son violados innúmeros acuerdos internacionales básicos. Allí Washington enmascara con la terminología de «combatiente enemigo» un limbo jurídico, en contraposición al status de prisionero de guerra, establecido por los Convenios de Ginebra y La Haya. Porque si los centenares de detenidos son prisioneros de guerra, les corresponde un tratamiento honorable. Si, por el contrario, integran la población civil detenida, los principios elementales del Derecho Internacional y Humanitario proscriben la tortura, los tratos innecesarios, degradantes o excesivos, los abusos sexuales y la ofensa religiosa contra el Corán y otras costumbres étnicas.
Todos los miembros de la Unión Europea son signatarios de los cuatro Convenios de Ginebra y sus Protocolos, la mayoría del resto continental también los ha suscrito. Resulta incompatible el silencio gubernamental europeo desde 2001 porque en Guantánamo se violan, entre otros, los siguientes preceptos: el prisionero de guerra no es un criminal, no puede ser transferido por la Potencia detenedora; deberá ser tratado con respeto a su persona y su honor, estado de salud o edad; ser internado en establecimientos con garantías de higiene y salubridad, tendrá plena libertad para el ejercicio de su religión; se informará a más tardar una semana después sobre su cautiverio, la dirección y el estado de salud y podrá emitir quejas a causa del régimen de cautiverio.
Si, en cambio, los detenidos en Guantánamo son civiles se prohiben, además, las torturas, los suplicios y los tratos crueles, las deportaciones y los atentados contra la dignidad de las personas, especialmente los tratos humillantes, degradantes y discriminatorios fundados en diferencias de raza, color, nacionalidad, religión o creencias, sexo, nacimiento o fortuna. Las sentencias deberán ser dictadas por un tribunal legítimamente instituido, con las garantías judiciales reconocidas como indispensables por los pueblos civilizados.
El Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales de 1952, modificado el 20 de diciembre de 1971 añade: el derecho a un proceso equitativo y público en un plazo razonable, la libertad de pensamiento, de conciencia y religión, la prohibición de discriminación y del abuso de derecho y de la tortura. En este contexto todas las Constituciones y Leyes nacionales de la UE contemplan la obligatoriedad de no contravenir las Convenciones relacionadas con los derechos humanos y las normas elementales del Derecho internacional
La Corte Penal Internacional, instituida en La Haya desde 1998, aunque imperfecta, ha enfrentado desavenencias para su ejercicio, porque Estados Unidos rechaza que las normativas se apliquen a sus soldados. Tampoco ha podido consensuar la definición de terrorismo, debido a las contradicciones clasistas. Clasifica «los mayores crímenes de trascendencia para la comunidad internacional, que no deben quedar sin castigo». Suma a los anteriores: los crímenes de lesa humanidad y de guerra, el asesinato y exterminio; la persecución de un grupo o colectividad con identidad propia, fundada en motivos políticos, raciales, étnicos, culturales; y otros actos inhumanos que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental»..
Habría que preguntarse: ¿cuáles de estos preceptos no se violan en Guantánamo? Tal vez la redefinición del concepto de tortura por muchos gobiernos occidentales, durante la lucha antiterrorista, haya obnubilado algunos principios del derecho internacional. Sin embargo, imperó el silencio, mientras Francia, Reino Unido y Suecia-entre otros-lograron algunas devoluciones de sus respectivos ciudadanos detenidos en la Base. No por casualidad, la mayoría de ellos de origen árabe o islámico, ha sido absuelta al regreso, por falta de cargos.
No obstante, en 2005 se escucharon algunas voces:
- En mayo el Consejo de Europa aprobó en Estrasburgo, con 85 votos a favor, la propuesta del laborista británico Kevin Mc Namara para «que Estados Unidos ponga fin a la tortura»
- En julio la senadora belga Anne Marie Lizin y Alcee Hastings, Presidenta de la Asamblea Parlamentaria de la Organización para la Seguridad y Cooperación Europeas, propusieron «el cierre de Guantánamo por estar fuera de la ley y alentar el extremismo islámico».
- Desde octubre, varias peticiones de organizaciones fueron dirigidas a sus respectivos gobiernos, con vista a mitigar, esclarecer o erradicar la situación de los detenidos en Guantánamo.
El pasado mes, el Departamento de Justicia norteamericano solicitó desestimar los juicios iniciados por más de 300 detenidos, que cuestionan la legalidad de su confinamiento. Se avizoran nuevos procedimientos militares que presumen la aplicación de la pena de muerte en la Base. Esto situaría a los aliados de Estados Unidos en una posición incómoda, porque la pena máxima centra las objeciones comunitarias para el ingreso en la Unión Europea y para censurar a terceros Estados.
Algunas organizaciones internacionales, como Human Rights Watch-nadie puede acusarla de izquierdista-destina en su Reporte de 2006,. tres de las cinco páginas sobre las violaciones cometidas por Estados Unidos a Guantánamo. Amnistía Internacional-tampoco antinorteamericana-ha dirigido una carta al Canciller Federal austriaco, en su condición de presidente de la Unión Europea, para que «solicite el cierre del centro de detención ilegal». El Director del buró incluyó en su carta al Parlamento Europeo, nuevos testimonios que confirman las torturas y simultaneó cartas a la Comisaria Europea de Relaciones Exteriores y al Alto Representante para Política y Seguridad, donde expresa su preocupación «por el amplio modelo de abusos cometidos en nombre de la guerra del terror y de la que Guantánamo es sólo una parte». Y subraya: «hace cuatro años que ese hoyo negro legal y vergonzoso es tolerado por la UE, cuatro años es demasiado». El Presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo opinó que «no debe haber un Guantánamo en suelo Europeo….Queremos ser claros con nuestros pueblos y con el mundo de que no violamos los derechos humanos». La organización noruega consideró que las autoridades de su país «no han sido lo suficientemente enérgicas en sus críticas a la forma en que Estados Unidos trata a los prisioneros en la base estadounidense de Guantánamo en Cuba» y que su gobierno no se ha atrevido a criticar a los norteamericanos».
Esta puede ser la clave para el inicio de un lento despertar «oficial» del limbo jurídico sobre Guantánamo. El influyente «Financial Times» difundió en enero que: «EE.UU. construirá una prisión de máxima seguridad en Afganistán para detener a sospechosos de terrorismo, muchos de ellos retrasladados desde Guantánamo»; el Ministro holandés de Defensa señaló que «el campamento militar estadounidense debería ser cerrado lo antes posible» y el Titular noruego prometió revisar el informe presentado por Amnistía.
Es una constante la fidelidad cristiano demócrata alemana a los empeños trasatlánticos de Washington. Esto exime suponer que el actual gobierno intente contradecir al gobierno norteamericano después de las disensiones pasadas sobre la guerra en Irak. Por ello llaman la atención tres pronunciamientos. El primero, del Ministro del Interior, quien expresó «ser partidario del cierre del campamento de prisioneros y considera que Guantánamo no se puede justificar de ninguna manera, porque no concuerda con su manera de interpretar el Estado de derecho, el respeto a los derechos humanos y tampoco con los principios que enarbola Estados Unidos». El segundo, del Parlamento Alemán instó a los Estados Unidos a «respetar los derechos humanos en la lucha antiterrorista». Más significativo es el pronunciamiento de la Canciller Federal, en el sentido de que «Guantánamo no debe ser autorizado a existir indefinidamente», tema que abordó en su entrevista con el Presidente norteamericano.
Valdría la pena preguntarse: ¿por qué esta repentina preocupación europea sobre Guantánamo? Una razón puede ser el descrédito sobre los sitios oscuros y los vuelos secretos de la CIA en el continente europeo, que ha evidenciado el terrorismo de Estado ante sus ciudadanos, violatorio de los derechos humanos que proclama defender. No por casualidad se aproxima la Conferencia sobre Derechos Humanos, donde juntos, Estados Unidos y Europa pretenden asumir el papel acusatorio. La salida del limbo no representa necesariamente una toma de conciencia sobre la realidad de Guantánamo. Puede tratarse de un ardid para compensar las acusaciones que se les avecinan.
Centro de Estudios Europeos