Recomiendo:
0

Italia

Análísis del movimiento por la okupación en Roma tras veinte años de centros sociales

Fuentes: Diagonal

Los Centros Sociales (CS) son ya una experiencia consolidada en la ciudad de Roma: prácticamente en todos los barrios hay uno, ubicado en un espacio abandonado que, gracias a la okupación y a la autogestión, ha sido restituido a los habitantes de la zona. Nacidos para la cohesión y la producción de comunicación y conflicto, […]

Los Centros Sociales (CS) son ya una experiencia consolidada en la ciudad de Roma: prácticamente en todos los barrios hay uno, ubicado en un espacio abandonado que, gracias a la okupación y a la autogestión, ha sido restituido a los habitantes de la zona.

Nacidos para la cohesión y la producción de comunicación y conflicto, los CS proporcionan una alternativa real a la fábrica de ocio prepago en que se ha convertido nuestra ciudad, bajo la tutela de un gobierno de centro-izquierda que aspira a hacer de Roma la capital europea del cine, la moda, el arte y la cultura para unos pocos. La historia de los CS empieza hace ya más de 20 años. Nos lo recordaba el último aniversario del Forte Prenestino, que fue okupado el 1 de mayo de 1986, durante un concierto al que asistieron miles de personas. La ‘Fiesta del No Trabajo’ es, todavía hoy, una de las citas más frecuentadas del amplio calendario de iniciativas que proponen los CS romanos.

Entre los eventos más populares está también el Carnaval de la ex Snia (una vieja fábrica abandonada en el centro de Roma). Miles de personas se juntan en una manifestación, llena de color y de sátira, que cada año escoge un tema de entre las luchas más significativas. La última vez desfilamos todos enmascarados tras el retrato del monstruo más feo: el ultraliberal Bolkenstein-Frankestein. Cuando llega el verano, se nos puede encontrar en la Convención de Malabaristas que organiza el CSOA La Torre en el parque de un antiguo casal okupado y rehabilitado de la periferia; o en el Vittorio Occupato, una ex colonia militar que está frente al mar de Ostia. Cientos de inmigrantes de diversas nacionalidades que trabajan como vendedores ambulantes en las playas ostienses encuentran en el Vittorio una casa en la que vivir y organizar fiestas y otras iniciativas.

En septiembre volvemos a la ciudad y al Forte Prenestino para la tradicional Fiesta de la Cosecha: la marihuana autoproducida se distribuye entre los miles de personas que acuden para denunciar el control y la represión del prohibicionismo. Para fin de año está la Nochevieja que organiza la red Odio il Carcere (Odio la cárcel) desde hace cuatro años, una ruidosa guardia a los pies de la mayor cárcel de Roma donde se grita, en tono festivo, que «de cárcel no se debe morir y menos vivir».

La emisora independiente Onda Rossa ha celebrado sus 30 años y se ha desplazado a otro gran espacio. Por su lado, el ex canódromo ocupado por el Laboratorio del Precariado Metropolitano Acrobax. Esta última podría considerarse una okupación de segunda generación. De hecho, en los últimos años se están experimentando nuevas formas de agregación territorial: el CSOA se convierte en Laboratorio Metropolitano (LOA) en el caso de Acrobax, en Espacio Público Autogestionado (SPA), como es el caso del Strike s.p.a (okupado hace cuatro años durante una marcha nocturna que cerraba una jornada de huelga general), o incluso en Taller del Precariado, como el Esc, situado hasta hace poco cerca de la la Universidad de La Sapienza y desalojado el pasado 7 de febrero.

En estas nuevas okupaciones, que estéticamente difieren muy poco de los tradicionales CSOA, se intenta, a partir de la transformación de las dinámicas del barrio, redefinir los modos de agregación y de conflicto que nos impone nuestra ciudad-metrópolis. Por eso, en estos espacios se han activado las llamadas «ventanillas» desde las que se ofrecen servicios gratuitos de consulta e información.

Las «ventanillas» de Acrobax se concentran en dos ámbitos relacionados, por una parte, con las reformas laborales y la precariedad de los nuevos contratos y, por otra, con el problema de la vivienda. Los LOA Esc y Strike, en cambio, tienen «ventanilla» donde el Movimento de Massa Antiproibizionista explica las consecuencias de la ley de drogas promulgada por el ex presidente Berlusconi. La actividad de estas «ventanillas» se traduce en procesos de lucha: aquellas que tratan el tema de la vivienda, por ejemplo, contribuyen a que se reproduzca el fortísimo movimiento de lucha por la casa que aglutina a cientos de familias en casas okupadas de Roma, como el Porto Fluviale o el casal de Merode (comemerode@ tiscali.it).

Últimamente se está viviendo una fase de cuestionamiento y redefinición de las okupaciones: la autogestión no es algo que deba darse por supuesto, sino que, por el contrario, es un proceso mudable y delicado. Por ahora, vamos evitando el drama de los desalojos pero tenemos otros retos fundamentales. En Roma no se puede obviar el avance de la nueva derecha neofascista que, legitimada por la clase dirigente, ha empezado a apropiarse de la práctica de la okupación. Hoy se cuentan tres o cuatro casas con el nombre de Casa Italia que reivindican el derecho a la vivienda sólo para los ciudadanos italianos, y también un par de centros sociales autollamados «no conformes» que representan un punto de referencia cultural para las formaciones de extrema derecha romanas e italianas.