Revisado por Caty R.
La Unión Europea agoniza como entidad política. Su papel en la escena internacional es insignificante pues es incapaz de adoptar una política exterior independiente de la línea que marca Washington. Sigue dócilmente las directrices belicosas de la administración Bush, especialmente hacia Cuba. En efecto, se presta a las campañas contra el gobierno de La Habana con un servilismo desconcertante. Peor aún, se hace cómplice de las masivas violaciones de los derechos humanos que comete la CIA, complicidad que la lleva a una quiebra moral sin precedentes.
La hipocresía de Suecia
El 12 de marzo de 2007, durante la reunión de la Comisión de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra, el canciller sueco, Carl Bildt, acusó a Cuba de no respetar los derechos humanos. Esta acusación es puramente ideológica pues según el «informe 2006 de Amnistía Internacional» Cuba es, de lejos, la nación que menos viola los derechos humanos en el continente americano, desde Canadá hasta Argentina [1]. También ilustra la hipocresía de Suecia y de Europa en general, siempre listas para emprenderla contra la pequeña nación caribeña agredida desde hace casi medio siglo por Estados Unidos, manteniendo al mismo tiempo un silencio vergonzoso sobre los crímenes que comete la Casa Blanca en el mundo [2].
El delegado cubano, Rodolfo Reyes Rodríguez, por su parte, lamentó que Suecia se prestara a la estrategia de propaganda estadounidense, cuyo objetivo no es sino justificar las implacables sanciones económicas de las que son víctima la población cubana desde 1960. También señaló con el dedo la falta de autoridad moral del gobierno escandinavo para dar lecciones sobre derechos humanos [3].
En efecto, en mayo de 2005, el Comité de la ONU contra la Tortura condenó a Suecia por haber expulsado a Bangladesh a una joven refugiada política que había sido violada por policías. Según el Comité, las autoridades suecas no negaron el hecho de que había sido perseguida, encarcelada, torturada y violada, pero igual procedieron a su expulsión [4].
En noviembre de 2005, la Corte Europea de Derechos Humanos confirmó por unanimidad que la expulsión de cuatro sirios se asimilaba «a una violación de su derecho a la vida y de la prohibición de todo trato inhumano o degradante». Suecia también procedió a otras expulsiones a países que practicaban la tortura y todas fueron condenadas por el Comité contra la Tortura. Los derechos de los refugiados y demandantes de asilo se violaron frecuentemente, sobre todo cuando se trataba de gitanos, cuyas demandas fueron consideradas por las autoridades como «manifiestamente carentes de fundamento» [5].
A guisa de respuesta, Estocolmo denunció las declaraciones «inaceptables» del responsable cubano ante la Comisión de Ginebra y evocó la posibilidad de una crisis diplomática entre los dos países. Está claro que ciertas verdades no son del agrado de todo el mundo [6].
La provocación de los diputados italianos
El 18 de marzo de 2007, un grupo de cinco diputados italianos en busca de sensacionalismo orquestó una provocación en las calles de La Habana desfilando con carteles políticos en los que exigían la «libertad» para los «presos de conciencia». El objetivo que buscaban el diputado europeo Marco Capatto, el vicepresidente del Senado italiano Maurizio Turco, los diputados Mateo Meccato y Elisabetta Zamparutti y la ex diputada María Fida Mora, todos miembros del partido radical, era provocar un incidente con las autoridades cubanas y desencadenar así una campaña mediática internacional en su contra. Pero la provocación era tan burda que el gobierno cubano los ignoró olímpicamente y deambularon por las calles de la capital sin que nadie los molestase de ninguna manera [7].
«Para nuestra sorpresa, no pasó nada mientras marchábamos por las calles. Estuvimos como media hora y todo tranquilo. El hecho de que no nos arrestasen es algo que pongo a vuestra reflexión», declaró Marco Capatto, confesando así cuál era su objetivo. Frustrados, se resignaron a abandonar la Isla sin conseguir ni siquiera la satisfacción de ser expulsados [8].
Dos días más tarde, el 20 de marzo de 2007, los diputados efectuaron una visita a Miami. Esta escala no tenía como objetivo manifestarse contra el hecho de que esa ciudad alberga y protege a terroristas anticubanos confesos como Orlando Bosch o José Basulto. Tampoco se trataba de denunciar el hecho de que Miami organiza actividades públicas a favor de la liberación del Bin Laden latinoamericano que es Luis Posada Carriles, responsable de más de un centenar de asesinatos de civiles inocentes. No, su viaje no tenía otra meta que reunirse con la organización de extrema derecha cubana «Madres contra la Represión» y dar una rueda de prensa en su compañía. Resulta que este grupúsculo, que recibe importantes subvenciones de Washington, financió íntegramente el viaje de los cinco diputados desde Roma a Miami pasando por La Habana y Panamá, lo que explica la etapa en Florida [9].
Los diputados italianos sabían a ciencia cierta que no corrían ningún riesgo en Cuba y es lo que explica su activismo. ¿Acaso tendrían el valor de apoyar a los disidentes colombianos, guatemaltecos u hondureños? ¿Acaso tendrían el valor de manifestarse en las calles de Washington denunciando los crímenes contra la humanidad que se cometen diariamente en Iraq, Afganistán y Guantánamo? ¿Acaso tendrían el valor de manifestarse frente a la oficina de los servicios italianos de la seguridad militar (SISMI) «que desempeñaron un papel activo en el rapto del Imán Abou Omar en Milán en 2003» con la complicidad del gobierno de Silvio Berlusconi, según el informe de la Unión Europea sobre las desapariciones que orquestó la CIA? La cobardía y la duplicidad decididamente están de moda [10].
La complicidad de la Unión Europea en los vuelos secretos de la CIA y los casos de desaparición
El 14 de febrero de 2007, el Parlamento Europeo publicó un informe que acusa a los gobiernos del viejo continente de complicidad flagrante con los casos de desapariciones forzosas y secuestros clandestinos que orquestó la CIA. Para colmo de trapacería, una semana antes, el 7 de febrero de 2007, estos mismos gobiernos firmaban la Convención de las Naciones Unidas contra las «desapariciones forzosas», que criminaliza el uso de las prisiones secretas. La Unión Europea es experta en este tipo de suicidio moral [11].
Según el informe, los aviones de la CIA, que transportaban ilegalmente a personas sospechosas de vínculos con el terrorismo, con destino a centros de tortura de Guantánamo, África y… Europa, efectuaron al menos 1.245 escalas en los aeropuertos europeos. Ningún gobierno ignoraba el carácter criminal de esos vuelos secretos. Algunos países -entre los que hay varios miembros de la Unión Europea- como Polonia y Rumania incluso han abierto en sus territorios centros de tortura a disposición de los verdugos estadounidenses. Otros como Reino Unido, Austria, Alemania, Polonia, Portugal, Dinamarca, España e ¡ironías del destino!, Italia y Suecia, participaron en el secuestro de sospechosos en sus territorios [12].
El Parlamento condenó «la aceptación y ocultación de esta práctica, en varias ocasiones, por los servicios secretos y las autoridades gubernamentales de algunos países europeos». En la mayoría de los casos, esos secuestros se acompañaban de una «detención secreta y del uso de la tortura durante los interrogatorios». Según el antiguo embajador del Reino Unido en Uzbekistán, Graig Murray, los intercambios de información que los servicios de terceros países consiguieron -bajo tortura- con los servicios británicos «eran una práctica conocida y tolerada por el gobierno británico» [13].
Estas graves violaciones de los derechos humanos se realizaron con pleno conocimiento de los más altos dirigentes de la Unión Europea tales como Javier Solana, secretario general del Consejo de la UE, y Gijs de Vries, coordinador de la lucha antiterrorista, que se mostraron «incapaces de dar respuestas satisfactorias» sobre su papel en esas exacciones. Nadie puede pretender ignorar esta terrible realidad. Así, mientras la Unión Europea de prueba de esa doble moral y depravación atacando cobardemente a una pequeña nación del Tercer Mundo, mientras oculta sus propios crímenes, seguirá languideciendo en el tormento del descrédito en la escena internacional y ante los ojos del mundo.
Notas
[1] Salim Lamrani, Cuba, l’Union européenne et les droits de l’homme (Pantin: Le Temps des Cerises, 2007).
[2] Agence France Presse, «Tensos los vínculos entre Cuba y Suecia», 22 de marzo de 2007.
[3] Ibid.
[4] Amnesty International, «Rapport annuel 2006: Suède», abril de 2006.
[5] Ibid.
[6] Agence France Presse, «Tensos los vínculos entre Cuba y Suecia», op. cit.
[7] Javier Galeano, «Diputados italianos se suman a protesta de las Damas de Blanco», 19 de marzo de 2007.
[8] Rui Ferreira, «En Miami diputados italianos que protestaron en Cuba», El Nuevo Herald, 20 de marzo de 2007.
[9] Ibid.; El Duende, «Por donde le entra el agua al coco a los italianos», La Radio Miami, 21 de marzo de 2007.
[10] Parlamento Europeo, «Activités de la CIA en Europe: le Parlement adopte son rapport final et presse el Conseil d’obtenir davantage d’informations des Etats membres», 14 de febrero de 2007. www.europarl.europa.eu/news/expert/infopress_page/019-3030-043-02-07-902-20070209IPR02947-12-02-2007-2007-true/default_fr.htm (sitio consultado el 26 de marzo de 2007); Ignacio Ramonet, «CIA, vols secrets», Le Monde Diplomatique, marzo de 2007, p. 1.
[11] Ibid.
[12] Ibid.
[13] Ibid.
Salim Lamrani es escritor, profesor e investigador francés y está especializado en las relaciones de Cuba y Estados Unidos. Colabora habitualmente en Rebelión. La traducción al español es suya y ha sido revisada por Caty R., de los colectivos de Rebelión , Tlaxcala y Cubadebate . Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, la revisora y la fuente.