Una ideología política basada en el exterminio de los gitanos está emergiendo en algunas partes de Europa, alertaron expertos.
Tras una serie de violentos ataques contra miembros de la comunidad romaní por parte de «cabezas rapadas» y otros grupos en Bulgaria, se anunció en agosto de 2007 en ese país la creación del partido de extrema derecha Guardia Nacional.
La actitud de su líder, Vladimir Rasate, puede ser comparada con el antisemitismo que ayudó a los nazis a ganar el poder por elecciones en Alemania en la década del 30, según Michael Stewart, profesor de antropología de la Escuela Universitaria de Londres.
«Para la Guardia Nacional, deshacerse de los gitanos es la base para una renovación nacional. Es un nuevo fenómeno y representa un peligro real», agregó Stewart, quien trabajó extensamente con las comunidades romaníes en países que estuvieron en la órbita de la disuelta Unión Soviética.
Los comentarios de Stewart, formulados el jueves en una audiencia del Parlamento Europeo, coinciden con los hallazgos de un informe sobre crímenes de odio contra los gitanos elaborado por la organización de derechos humanos Human Rights First, con sede en Nueva York.
En algunos países, según el estudio, «la nueva virulencia de la actitud contra los gitanos recuerda al holocausto de la comunidad romaní durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), en el que fue exterminada más de la mitad de la población de gitanos de Europa».
«Cuando políticos importantes comienzan a discutir públicamente ‘soluciones’ al ‘problema gitano’, propiciando el uso de dinamita, cercas electrificadas, la obtención de huellas digitales y fotos de hombres, mujeres y niños y deportaciones, el paralelismo histórico viene a la mente», agregó el informe.
La hostilidad contra los gitanos ha sido particularmente intensa en Italia. Algunos partidos de la coalición oficialista del primer ministro Silvio Berlusconi han tratado abiertamente de presentarlos a todos como delincuentes.
En mayo, el gobierno italiano adoptó un «paquete de seguridad» que incluye el desmantelamiento de todos los campamentos gitanos y contempla la deportación automática de los inmigrantes que no puedan demostrar que tienen un empleo regular.
La discriminación contra los gitanos en Italia «no tiene paralelo en ningún otro país de Europa», señaló Mónica Rossi, investigadora de la Universidad de Roma. Por ejemplo, agregó, se les niega el estatus oficial de minoría y no pueden aspirar a obtener la ciudadanía.
Programas apuntados a permitir que los niños y jóvenes gitanos asistan a la escuela han fracasado. «Después de 40 años de aplicarlos, apenas 20 de ellos asisten a colegios secundarios, sobre una población de 15.000», dijo Rossi.
Graziano Halilovic, de Xoraxane Rrom, la federación italiana de gitanos, describió como «muy extremas» las condiciones de vida de su pueblo en los campamentos.
«Es una vergüenza para la nación italiana permitir que vivan en esas condiciones. Y la vergüenza italiana puede convertirse en la de toda la Unión Europea (UE)», agregó.
En septiembre, la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE, fue anfitriona de una cumbre gitana, en la que se hicieron llamados para desarrollar una estrategia de inclusión de la comunidad romaní, frecuentemente descrita como la minoría étnica más numerosa del continente.
Se estima que hay entre 12 y 15 millones de gitanos. Alrededor de nueve millones viven en los 27 países que integran la UE.
El secretario general de la Organización de Base de los Gitanos Europeos, Valeriu Nicolae, señaló que no son consultados adecuadamente cuando se formulan políticas que los afectan. «El principal cuerpo que trata los temas de la comunidad romaní es la Comisión Europea, que no emplea a ningún gitano ni cuenta con ningún experto en el tema», afirmó.
Jan Jarab, funcionario de la Comisión en el área de políticas sociales, dijo que existe la voluntad de incrementar los esfuerzos para aliviar las penurias de los gitanos. Pero señaló que es reticente a reutilizar layes existentes contra la discriminación «y ponerles la etiqueta de ‘estrategia'».
Actualmente, agregó, las políticas de los países de la UE respecto de los gitanos están basadas en la filosofía de «dejar hacer» o la represión, aunque citó a España como un caso en el que se tuvo éxito en proveerles trabajos y viviendas decentes.
Marian Nedelica, un maestro en la ciudad rumana de Craiova, dijo que aunque su país aprobó leyes para garantizar el acceso de los gitanos a la educación, alrededor de 27 por ciento de los niños de ese origen no asisten a clases. Propuso, asimismo, que se castigue a las autoridades de colegios que permitan discriminación.
Livia Jaroka, eurodiputada húngara de ascendencia gitana, señaló que su pueblo sufre «pobreza extrema, similar a la que se registra en África subsahariana» y destacó que hacen falta instrumentos para sancionar a los gobiernos de la UE que no hacen cumplir las leyes antidiscriminación vigentes en el bloque regional.
Por su parte, Gabriela Hrabanova, funcionaria del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales de República Checa, indicó que existe «falta de coordinación» entre los Estados miembro de la UE en temas de la comunidad romaní. «En muchos no existe nada a nivel local, aunque en los papeles todo luce perfecto», aseguró.