Traducción: Atenea Acevedo
(Yarl’s Wood, centro de detención fuertemente criticado por el Comisionado de la Infancia en Inglaterra. Fotografía: Dan Chung)
El día de hoy los ministros enfrentaron acusaciones por la retención innecesaria de cientos de menores en centros de detención migratoria al publicarse cifras oficiales que revelan, por primera vez, que 470 niños se encuentran detenidos con sus familias.
Las cifras, publicadas gracias a la presión ejercida por parlamentarios y grupos defensores de los derechos de la infancia, revelan que la mayoría está conformada por menores de 5 años. Muchos provienen de países en conflicto, como Zimbabue, Sudán, Sri Lanka y República Democrática del Congo. El Reino Unido tiene uno de los peores historiales europeos en lo que respecta a la detención de menores, pero aún no se hacen públicas cifras precisas en cuanto al número de detenidos y la duración de las detenciones.
Si bien el Ministerio del Interior no ha hecho pública la duración de las detenciones, sí presentó un «retrato» de lo sucedido en un solo día, el 30 de junio de 2009. La información muestra que la tercera parte de los menores permaneció detenida por más de 28 días, lo que significa que en cada uno de esos casos un ministro de inmigración firmó la autorización para prolongar la detención. Además, las cifras muestran que solamente 100 de los 225 menores liberados en el segundo trimestre del año fueron expulsados del país.
Ayer diversos parlamentarios y grupos defensores de los derechos de la infancia exigieron poner fin al «escándalo nacional» que ha permitido la detención innecesaria de menores. Sir Al Aynsley-Green, Comisionado de la Infancia en Inglaterra, saludó la publicación de las cifras, pero advirtió que dan pie a una serie de preguntas importantes: «Si al final fueron liberados y se autorizó su permanencia en el país, ¿por qué los hicieron pasar por el proceso de detención?» Señaló que el hecho de que uno de cada tres hubiese sido retenido por más de 28 días era «extremadamente preocupante».
En este mismo año Aynsley-Green publicó un informe crítico sobre el centro de detención Yarl’s Wood en Bedforshire según el cual la estancia promedio de los menores se había prolongado y la decisión de mantener personas detenidas durante más de 28 días hacía caso omiso de las preocupaciones manifestadas en cuanto a su bienestar.
Damian Green, ministro en la sombra de la cartera de inmigración, dijo que los intentos del gobierno por encontrar opciones distintas a la detención de familias resultan «poco convincentes» y añadió que «sería mejor y más barato no encerrar a menores durante semanas e incluso meses. Parece que otros países nos superan cuando se trata de encontrar otra manera de hacer las cosas». El costo diario promedio de mantener a una persona en un centro de detención migratoria es £130.
The Guardian habló con tres familias detenidas en Yarl’s Wood en períodos de entre 19 y 71 días. A una de las niñas se le diagnosticó trastorno por estrés postraumático, mientras que a uno de los pequeños, Ibrahim Ssentongo de 4 años, sigue traumatizado siete meses después de su detención.
El padre de Ibrahim, Stephen Ssentongo, tiene 35 años y nació en Uganda. Al hablar sobre su hijo comentó: «Se paraliza cuando ve gente portando el uniforme de camisa blanca y pantalones negros, por ejemplo chóferes de autobús o guardias de seguridad en centros comerciales. Busca tomar tu mano o pararse frente a ti para que lo abraces. Tiene miedo».
Sheila Melzak, especialista en psicoterapia infantil que ha trabajado con familias detenidas, dijo que el trauma de Ibrahim está lejos de ser una excepción. «Todos los chicos con los que he hablado sufren de efectos prolongados meses e incluso años después de los hechos», añadió. «Se asustan cuando ven a sus padres llorar. Ven a los adultos sometidos a un alto grado de estrés, oyen gritos y sollozos. Se trata de un espacio cargado de un ambiente penitenciario que favorece los problemas para comer, dormir y estudiar».
Bethlehem Abate, una joven etíope de 12 años, se refirió a la mañana en que ella y su madre fueron detenidas durante una redada como «uno de los peores días de mi vida». Esta colegiala vivió en Leeds cuatro años después de huir de su patria en busca de asilo y dijo sentirse desilusionada por el gobierno británico porque «estaba segura de que entenderían nuestra situación y nos ayudarían», pero «han hecho todo lo contrario».
Diversos grupos de apoyo a la familia y la infancia afirmaron que las estadísticas muestran que la Autoridad Fronteriza del Reino Unido no cumple con el deber de detener a menores únicamente «como último recurso y por el período más breve posible».
Amanda Shah, de la organización Bail for Immigration Detainees, comentó: «56% de los menores detenidos fueron liberados y devueltos a sus comunidades en el Reino Unido; esas detenciones solo sirvieron para desperdiciar el dinero de los contribuyentes y traumatizar a los implicados. Hemos brindado apoyo a menores con depresión, pérdida de peso, enuresis nocturna e incluso autolesiones como consecuencia de la detención. Esa es la realidad humana que ocultan las estadísticas».
Lisa Nandy, asesora de políticas públicas en la red Children’s Society, señaló que se detenía innecesariamente a menores debido a lo «caótico» del sistema de asilo y porque la Autoridad Fronteriza del Reino Unido y el personal independiente que para ella labora tienden a centrarse en las familias a fin de incrementar las tasas de expulsión.
El Ministerio del Interior declaró hoy que «La Autoridad Fronteriza del Reino Unido reconoce plenamente sus responsabilidades hacia los menores, pero estas responsabilidades deben observarse a la par que nuestro deber de hacer cumplir las leyes de inmigración y asilo. Si una familia decide apelar el fallo de los tribunales durante su detención se detiene el proceso de expulsión. Si un juez considera que hay razones válidas para la apelación lo habitual es que la familia vuelva a la comunidad hasta la revisión del caso».
http://www.guardian.co.uk/uk/