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El golpe de estado hondureño en la Wikipedia en castellano

La abyección de una cosmovisión sesgada que aparenta ecuanimidad

Fuentes: Rebelión

Se nos advierte al inicio de la entrada que «Este artículo [«Golpe de Estado en Honduras en 2009″] o sección se refiere o está relacionado con un evento actualmente en curso. Esta información es susceptible a cambios. Por favor, no agregues información especulativa y recuerda colocar referencias a fuentes publicadas para dar más detalles». A […]

Se nos advierte al inicio de la entrada que «Este artículo [«Golpe de Estado en Honduras en 2009″] o sección se refiere o está relacionado con un evento actualmente en curso. Esta información es susceptible a cambios. Por favor, no agregues información especulativa y recuerda colocar referencias a fuentes publicadas para dar más detalles». A sábado 3 de octubre de 2009, las referencias de la entrada alcanzan la cifra de 226. El trabajo está, digamos, documentado. La perspectiva de análisis, la línea informativa: una supuesta y neutral ecuanimidad. Dar la voz a unos -los golpistas y sus apoyos- y a otros -la resistencia democrática antigolpista.

Acaso sea necesario señalar algunos pasos y apuntar algunos comentarios críticos:

El golpe se define así: «el golpe de Estado en Honduras en 2009 fue la acción realizada el 28 de junio de 2009 que terminó con la destitución del presidente constitucional Manuel Zelaya y el nombramiento de Roberto Micheletti como mandatario interino en Honduras».

Es obvio que el golpe no es sólo la acción realizada el 28 de junio de 2009, que la interinidad de Micheletti está por ver y que destitución es una palabra escogida con cuidado y con escasa fortuna para describir la situación. Stallman, si no ando errado, se ha referido a ello recientemente. «Destitución» es la acción y efecto de destituir, y «destituir» es separar a alguien del cargo que ejerce o privar a alguien de algo. Con el uso de esa palabra, la violencia ejercida, la finalidad antidemocrática de la «acción», la reacción contra la senda de profundización democrática emprendida por el presidente Zelaya, se pierden o quedan netamente demediadas.

Según los organismos de la comunidad internacional, se añade, el «según» tampoco es inocente desde luego, se trata de una situación de facto, un golpe de Estado contra el presidente constitucional. Según todas las instituciones republicanas hondureñas, se sigue afirmando, se trata de un evento de iure, el cumplimiento de una orden judicial emitida por la Corte Suprema y una sucesión presidencial legítima. El tono digamos cultista del paso tampoco es inocente, la ecuanimidad es abyecta. No todas las «instituciones republicanas hondureñas» han sostenido esas tesis, a no ser que reduzcamos la noción «institución republicana» a las instituciones del aparato del Estado, e incluso así es obvio que la presidencia de Honduras es una institución republicana, y en ningún caso se señala que esas mismas instituciones son, en su mayoría, parte activa del entramado golpista.

El siguiente punto no tiene tampoco desperdicio: «En la mañana del 28 de junio, fuerzas armadas al mando del al teniente coronel Rene Antonio Herpburn Bueso allanaron el domicilio del presidente Manuel Zelaya y lo expulsaron del territorio hondureño». ¿»Allanaron el domicilio» ¿Esa es la expresión ajustada? Como es sabido, «allanar un domicilio» puede consistir en registrar un domicilio con mandamiento judicial o entrar en casa ajena contra la voluntad de su dueño. Tampoco aquí la elección está motivada desde la edad de la inocencia político-cultural del lenguaje.

¿Y cuál ha sido el calvo de cultivo de eso que ellos no llaman con claridad golpe militar antidemocrático según Wikipedia? Una crisis política. La siguiente: en los meses previos al golpe existía en Honduras un conflicto «entre los poderes de la república de Honduras». En el conflicto se enfrentaban el presidente Zelaya y el Congreso Nacional y la Corte Suprema. ¿Motivo del enfrentamiento? La legalidad de una consulta, una cuestión jurídica, un debate entre partes sobre la coherencia constitucional de una norma. Desde luego, sin referencia alguna a los orígenes de la Constitución hondureña y la presión ejercida por los grandes poderes en su momento para bloquear cualquier posible alteración o modificación, transitando claramente por sendas netamente antidemocráticas.

La consulta, se señala, tenía como objetivo saber si los hondureños estaban de acuerdo -o no, habría que haber añadido- en que en los comicios de noviembre se colocase una cuarta urna para votar un referéndum y cambiar la constitución por medio de una Asamblea Constituyente. De nuevo la misma falta de matiz: ni que decir tiene que el referéndum se hubiera podido perder y que, en definitiva, la línea del presidente Zelaya pretendía seguir una vía democrática y participativa que permitiese romper la cámara de hierro que representa una Constitución redactada bajo la sombra del espadón y de los grandes poderes.

Los opositores a Zelaya, sostiene Wikipedia (repárese de nuevo la terminología usada: opositores, como si se tratara de la oposición que ejerce «Die Linke» en el Bundestag) afirman que el presidente buscaba «con esta consulta su reelección, aunque Zelaya lo negó», sin apuntar, como parece evidente, que lo negara o no Zelaya, tuviera o no Zelaya esa intención, fuera o no posible, en casi todas las constituciones republicanas democráticas del mundo el presidente puede repetir mandato más de una vez. Además, como la misma entrada señala líneas más adelante, donde es posible que lector o lectora ya no llegue por cansancio, desesperación o falta de tiempo, «es técnicamente imposible que Zelaya lograra volverse a presentar en las próximas elecciones, ya que a día de las elecciones, la Constitución no estaría modificada».

La Corte Suprema de Justicia y el Tribunal Superior Electoral, se afirma a continuación, «han calificado la consulta como ilegal, en base a una ley aprobada posteriormente a la realización de la convocatoria expresamente para prohibirla». ¿Merece este último paso algún comentario de los redactores de la entrada? No, dicho está, sigamos adelante, no ha pasado nada, ¿Pero no estamos hablando de una ley aprobada después de la convocatoria, precisamente para intentar prohibirla y promulgada cinco días antes de la convocatoria?

La crisis política, se afirma más delante de nuevo, está originada a partir de «los sucesos del 28 de junio de 2009», es decir, del inicio del golpe, y tiene su causa inmediata en una consulta promovida por Zelaya que se iba a realizar ese día. Para respaldar esta votación, se apunta, «presuntamente se recolectaron las firmas de 400 mil hondureños». ¿Presuntamente? ¿Cómo presuntamente? La oposición, de nuevo el término nada inocente, a la «cuarta urna» aseguró que las firmas fueron recogidas por extranjeros y funcionarios públicos amenazados. ¿Y qué? ¿No hay nada que comentar sobre el uso de «extranjeros», referencia velada a los agentes castro-chavistas, y sobre eso de los «funcionarios públicos amenazados»?

Se prosigue por el mismo camino: «A pesar de esas opiniones, Zelaya mantuvo la consulta para junio… » ¿A pesar de esas opiniones? ¿Qué debería haber hecho el presidente ¿Plegarse? ¿Subordinarse a la voluntad de los poderes de siempre y sus finalidades de búsqueda permanente de privilegios nunca satisfacibles?

En los enlaces externos, incluidos en la entrada, se dan las siguientes referencias: 1. Juramento de Roberto Micheletti como Presidente de Honduras. 2. Comunicado de la Conferencia Episcopal de Honduras. 3. Comunicado especial de la Corte Suprema de Honduras. 4. Informe de la Biblioteca del Congreso de EE.UU. sosteniendo la legalidad de la destitución de Zelaya. 5. Manuel Zelaya niega haber firmado la renuncia al cargo de Presidente. 6. Mandatarios de América Latina condenan el Golpe de Estado. 7. Especial de TeleSUR sobre el Golpe de Estado. 8. Resolución de la ONU condenando el golpe de Estado. (PDF); 9. Acuerdo de San José (no suscrito por las partes).

Si dejamos al margen el «acuerdo de San José» no suscrito por las partes: cuatro a cuatro, empate. Razones de unos contra argumentos de otros. Ecuanimidad. Sin necesidad de tomar partido. Wikipedia en castellano no se ensucia las manos por un asunto así. La historia decidirá por sí misma. Ausencia de compromiso, aunque sea cultural, contra un golpe de Estado militar que ejerce la represión, y de qué modo, contra la ciudadanía resistente. ¡Qué barbaridad! ¡Qué barbarie! ¡Qué bárbaros, con perdón para los bárbaros!

¿De qué caverna han salido, o mejor, en qué caverna permanecen los redactores de Wikipedia en castellano? ¿No hay forma de que dejen paso a personas con mayor sensibilidad poliética? ¿Cómo puede admitirse que una enciclopedia tan consultada esté en manos de gentes tan serviles vestidas oportunísticamente, como ya ocurriera en el caso del bombardeo asesino de Gaza, de ropajes de neutralidad y ecuanimidad, y con tan escaso cultivo de las aristas democráticas y, sobe todo, con tan enorme mando en plaza?

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.