La Europol, la oficina europea de policía, permite fichar a todas las personas condenadas en la UE, pero también a los que son simples sospechosos. Se trata de un mecanismo que se vuelve fácilmente contra muchos movimientos de protesta.
El 4 de octubre de 2010, un avión no tripulado estadounidense lanza un misil en la frontera entre Pakistán y Afganistán. En el ataque mueren al menos tres hombres jóvenes. Es algo bastante habitual en la región. Sin embargo, entre las víctimas se encuentra un alemán. Eso sí que no es algo habitual.
Bünyamin E., de 20 años, era sospechoso de estar realizando un adiestramiento en un campo terrorista. El ministerio fiscal de Düsseldorf investigó sobre él. Sin embargo, tras su muerte, nadie investigó sobre los que le habían matado, ni sobre los soldados estadounidenses que dirigían el avión no tripulado, ni sobre sus superiores.
A las autoridades alemanas les cuesta trabajo realizar las diligencias pertinentes cuando los aliados en la guerra contra el terrorismo ejecutan a ciudadanos alemanes o los secuestran, como en el caso del islamista de Hamburgo, Mohamed Zammer, en el otoño de 2001. Sin embargo, no dudan en comunicar datos personales a los organismos de seguridad de otros países, aunque los sospechosos no tengan antecedentes penales. El caso de Bünyamin E. demuestra lo que puede pasar en los casos extremos cuando los servicios extranjeros hacen uso de los datos sobre presuntos terroristas: el ejército estadounidense estimó que Bünyamin era un terrorista y lo ejecutó sin más.
En el futuro, los servicios de seguridad extranjeros podrían tomarla con más frecuencia con los residentes de otros Estados, sin recurrir a la vía de los tribunales. El Consejo de la UE defiende la aplicación de un programa de intercambio de datos aún mayor que el actual sistema de cooperación entre países miembros.
La creación de la agencia de policía comunitaria (Europol), el 1 de enero de 2010, ha dado lugar a la apertura de un gran centro de análisis en La Haya. Ahí es donde se analizan los datos personales de los ciudadanos de la UE y se transmiten a continuación a los países miembros de la Europol y a otros países externos. Está previsto explícitamente que la Europol no solo reciba datos sobre personas condenadas, sino también datos de cualquier persona que cualquier servicio de seguridad estime que es sospechosa.
Ahora que el crimen se organiza a escala mundial, podríamos concluir que no se trata de una mala idea. Pero resulta que desde hace unos años, las agencias de seguridad nacionales se intercambian esencialmente datos sobre los agitadores políticos. Con las últimas relevaciones sobre la historia de topos infiltrados en los medios de protesta británicos y alemanes nos podemos hacer solo una idea aproximada del sistema de intercambio de información entre los países europeos.
En Europa, se puede decir categóricamente que los servicios de policía extranjeros vigilan a todos los que promueven la desobediencia civil, sobre todo si se desplazan para participar en manifestaciones de otros países. Los que bloquean las vías de ferrocarril para manifestarse contra la energía nuclear, los que asaltan las granjas que practican ganadería intensiva o cortan las autovías para protestar contra los gastos de matriculación en la universidad: todos ellos podrían encontrarse en la base de datos Igast de la policía criminal alemana. La Igast (International agierende gewaltbereite Störer) reúne todos los datos posibles sobre los «agitadores potencialmente violentos y activos a nivel internacional». Por lo tanto, sus medios de comunicación y su pertenencia a diferentes grupos presentan un interés particular. Es lo que destaca el Consejo de la UE en un memorándum.
El viejo debate en el gobierno de coalición alemán sobre la conservación de datos se comprende mejor ante la estrategia de la Europol. En el futuro, por ejemplo, será posible y mucho más barato «proteger» una gran reunión de la OTAN de cualquier perturbación. Con el simple uso de los medios de comunicación electrónicos, se puede saber cómo van a llegar los manifestantes, quiénes serán los líderes y con quién están en contacto. La policía judicial de Wiesbaden ya ha transmitido a otros países en varias ocasiones datos sobre manifestantes alemanes. De igual modo, la policía alemana sin duda facilitó datos a los servicios estadounidenses sobre Bünyamin E. En el primer caso, los manifestantes europeos probablemente fueron interceptados y obligados a volver en la frontera, pero en el segundo, murió un hombre.
El mantra de las autoridades policiales es siempre el mismo: «El que no tenga nada que reprocharse, no tiene nada que temer». Ante este contexto, parece absurdo. El principio fundamental de la presunción de inocencia se elimina de golpe cuando se establece por precaución el perfil y las redes de cada individuo y cuando la policía estima que estos datos son suficientes para aplicar una sanción.
Si bien sí tiene sentido que los servicios de policía de los diferentes Estados colaboren entre sí, sin duda no deben criminalizar las acciones políticas ni sancionar a sus autores sin el juicio de un tribunal independiente.
Fuente: http://www.presseurop.eu/es/content/article/478101-agitadores-del-mundo-no-se-fien