El gobierno de Berlusconi está imponiendo la enésima pesada maniobra financiera para hacernos pagar el precio de la crisis económica, en la que la Cofindustria lanza ahora una ofensiva, pero propone un programa de liberalismo salvaje de cinco puntos. Es útil entonces buscar aclarar lo que está sucediendo, y asignar la responsabilidad de este estado […]
El gobierno de Berlusconi está imponiendo la enésima pesada maniobra financiera para hacernos pagar el precio de la crisis económica, en la que la Cofindustria lanza ahora una ofensiva, pero propone un programa de liberalismo salvaje de cinco puntos. Es útil entonces buscar aclarar lo que está sucediendo, y asignar la responsabilidad de este estado de cosas a aquellos que realmente lo hicieron.
Las causas de la deuda pública italiana están en la crisis del petróleo de 1970, la reforma tributaria de 1974 y el divorcio entre el Tesoro y el Banco de Italia, decidida entonces por los gobiernos de la DC y PSI.
La deuda pública italiana tuvo la primer sacudida con la crisis del petróleo de los años 70, y se agravó luego por la política de la Democracia Cristiana y el PSI de Craxi, que en lugar del impuesto proporcional a la suma de todos los ingresos del contribuyente, vigente en la mayoría de los países desarrollados, establecieron el IRPEF (impuesto sobre la renta de las personas físicas), sin acompañarlo por una reforma tributaria significativa junto a controles adecuados, lo que permite una enorme evasión y elusión fiscal.
Así es que en 1980, mientras que el 24 por ciento de la renta imponible del empleo fue evadido o eludido, para los ingresos de las empresas y por capital esa cifra trepaba al 60 por ciento. Y hoy estamos pagando las consecuencias. Pues si el Estado o las administraciones locales aumentan la presión fiscal o reducen el gasto público para enfrentar los menores ingresos fiscales causados por la evasión, disminuirá la demanda agregada, induciendo a una reducción de los ingresos los fiscales, que llevará en cambio a empeorar la reducción del déficit público.
Pero la verdadera explosión de la deuda ocurrió en 1981 (en 1980 la deuda era del 60 por ciento del PIB, en 1992 era 107,7por ciento), cuando esos mismos gobiernos, PSI DC, decidieron el divorcio entre el Tesoro y el Banco de Italia (Banco Central). Hasta entonces, el Banco de Italia compraba los títulos del Estado no vendidos, emitiendo moneda para cubrir los costos. Después de este «divorcio», el destino del título estaba en manos del mercado. Y esta decisión, si por un lado disminuyó en parte la inflación porque fue emitida menos moneda, por el otro provocó el aumento de los tipos de interés, y por consiguiente la deuda pública. Resulta que entre los principales beneficiarios de las altas tasas de los bonos del Estado, estaban la Fiat y la Olivetti (Cofindustria tendría que acordarse de ello).
La mayor parte de la deuda ha sido producida por los protagonistas de la Bolsa
Las sociedades bursátiles, las instituciones financieras y monetarias, los fondos de pensiones y fondos de inversión, los bancos, las compañías de seguros son los mismos que en los últimos años han engendrado la mayor parte de la deuda pública italiana.
Vendiendo millones de acciones en títulos especulativos han provocado bajas del valor de la Bolsa, con pérdida de confianza de las instituciones financieras hacia la estructura financiera y aumento del porcentaje de riesgo de solvencia de nuestro país.
Lo que ha hecho subir el tipo de interés que sirvió para comprar nuestros títulos del tesoro, es decir el Estado italiano para adquirir BOT y BTP (obligaciones y Bonos del Tesoro) ha tenido que ofrecer más dinero, y por lo tanto aumentar la deuda pública.
Se establece el círculo vicioso por el que cuando más un Estado está en peligro de quiebra, más ganancia engendra para los inversores privados.
Como ha ocurrido, porque hoy el porcentaje de la deuda pública italiana en manos de inversionistas internacionales es del 52,4 por ciento, frente al 5,59 por ciento en 1991 (datos del Banco de Italia); y estos inversionistas internacionales están, al revés de los nacionales, interesados en realizar maniobras especulativas con respecto a cualquier Estado.
La escasa credibilidad personal del jefe del gobierno Berlusconi es uno de las causas de la crisis
En el 1993 la deuda pública italiana era de 1.528.561 mil millones de liras. En el 1994 llega al gobierno Berlusconi, que en un sólo año la lleva a 1.781.074 mil millones de liras. Primer gobierno Berlusconi +200.000 mil millones de liras, segundo gobierno Berlusconi +290.000 mil millones de liras, tercer gobierno Berlusconi +300.000 mil millones de liras. Total del déficit provocado por el centroderecha: +790.000 mil millones de liras.
No es tanto la relación Deuda/PBI para crear la inestabilidad, cuanto el aporte de la propia inestabilidad política, de la trabazón del gobierno, que ha convocado los intereses especulativos sobre Italia. Según el acreditado economista Nouriel Roubini, el sólo anuncio de la renuncia de Silvio Berlusconi al Palacio Chigi llevaría a reducir el spread entre los BTP italianos a diez años y los BUND alemanes, entre los 50 y los 100 puntos básicos, de modo permanente.
Algunos estudios han intentado cuantificar los efectos de las noticias de los escándalos sexuales del primer ministro sobre los rendimientos de nuestros bonos del Estado, encontrando que han contribuido a ampliar el spread de modo estadísticamente significativo. Mientras que la perspectiva de nuevos equilibrios políticos más sólidos, serios y duraderos por nuevas elecciones permitirían esperar algún cambio en tiempos más cercanos. Como España demuestra, que fue perjudicada de un spread inferior al nuestro y después del anuncio de la retirada de Zapatero por nuevas elecciones es considerada más creíble que Italia.
La explosión de la deuda pública no se ve afectada por el gasto social
En julio, la deuda pública italiana estableció un nuevo récord, alcanzando un total de 1,911 * billones de euros. El vínculo establecido por el Tratado de Maastricht y el Pacto de Estabilidad y Crecimiento es de un 60 por ciento del PBI, y en muchos países europeos antes de la crisis había equilibrio presupuestario y una deuda pública baja, mientras que los actuales desequilibrios resultan de la inteligentísima movilización de los recursos necesarios para salvar los bancos y el colapso de la demanda interna causada por la reducción del empleo y los ingresos.
Por lo tanto, el crecimiento anormal de la deuda pública no es determinado por sueldos demasiado elevados, jubilaciones muy altas y servicios públicos garantizados. Es decir se pretende cortar el gasto social para hacer pagarles a los ciudadanos las deudas producidas por los movimientos especulativos que provocaron esta crisis.
¿Qué medidas son necesarias para la deuda pública?
Romano Prodi y el economista Curzio Quadrio han insistido en la creación de un sistema de eurobonos emitidos por el nuevo Fondo Europeo Financiero (FEF), llamado Unión Euro Bond (EUB). Este fondo asegurará su capital con un millón de millones, la emisión de al menos 3000 mil millones EUB a diez años, al 3 por ciento anual, para la compra de acciones de las deudas de los países que superan el 60 por ciento del PIB establecido por el Tratado de Maastricht. La cuestión se refiere a estas condiciones del UUB sólo para el 60 por ciento de la deuda como porcentaje del PIB, mientras que el resto quedaría bajo la responsabilidad de los Estados, el capital del FEF sería aportado por los Estados de la Unión Económica Monetaria en proporción a las cuotas por ellos tienen en el Banco Central Europeo.
Para volver al actual nivel medio de la deuda de la unión Económica Monetaria que es de las 85 al 60 por ciento previsto, deberían destinarse 2.300 mil millones de euro. De este modo, por ejemplo para Italia la reducción de la relación debido público-PIB pasaría del actual 120 por ciento al 95 por ciento. Los restante 700 mil millones de EUB que quedarían, con respecto a los 3.000 mil millones de euros previstos, irían a inversiones para el desarrollo de las empresas europeas en los sectores de energía, telecomunicaciones y transporte.
Alemania acumuló créditos externos mediante una política que la llevó a exportar mucho hacia los países más débiles e importar poco. Los alemanes han adoptado políticas fuertemente restrictivas y de fuerte deflación salarial competitiva, en contradicción con la supervivencia de la unión monetaria europea, acumulando créditos gracias al hecho que los países menos desarrollados absorbieron sus mercancías. Así es como Alemania tiene una gran responsabilidad en esta crisis, y tiene que aceptar la introducción de un «salario estándar europeo», es decir una forma de coordinación de las políticas salariales entre los países de la UE que impediría desestabilizar los países de la región manteniendo los sueldos reales por debajo de la productividad.
Negociar con China la compra de bonos del Estado puede ser una solución viable, porque Beijing siempre ha administrado las relaciones de deuda y crédito en clave política y nunca ha confiado al curso de los mercados financieros.
La deuda europea deriva del hecho de que no hay todavía un crecimiento de la demanda. Sobre el modelo del «Job Act» de Obama se podría crear luego un nuevo motor interior de la demanda europea basado en la política pública. Recordando que frente a la gran crisis de 1929, Roosevelt aisló a los especuladores, promovió precisamente una robusta intervención del Estado para hacer crecer la ocupación y redujo el horario de trabajo aumentando los sueldos. Y un política pública significa hoy también dar mayores servicios, deducciones fiscales, inversiones sobre economía verde y conocimiento, fomento de la investigación, escuela y universidad.
Para superar la crisis de la deuda pública italiana son en todo caso necesarias, además de las medidas expuestas, una severa lucha a los grandes evasores impositivos, impuestos patrimoniales sobre la gran riqueza, mayor tasación de las rentas, reducción del gasto militar y una política fiscal inspirada en criterios de legalidad y justicia. Y todo eso será solamente posible con un nuevo gobierno orientado en serio en esta dirección.
Franco Pinerolo , periodista y miembro de la CGIL, el principal sindicato obrero italiano.
Traducción para www.sinpermiso.info : Carlos Abel Suárez