Ayer se conoció la sentencia condenatoria del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo contra el estado griego por las torturas infligidas a un ciudadano turco, detenido tras su entrada ilegal en el país. El alto tribunal consideró que las autoridades helenas vulneraron el artículo 3 de la Convención Europea de DDHH, que prohíbe la […]
Ayer se conoció la sentencia condenatoria del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo contra el estado griego por las torturas infligidas a un ciudadano turco, detenido tras su entrada ilegal en el país.
El alto tribunal consideró que las autoridades helenas vulneraron el artículo 3 de la Convención Europea de DDHH, que prohíbe la tortura y los tratos inhumanos o degradantes, al agredir sexualmente a la víctima y negarle atención sanitaria.
La sentencia establece una sanción a Grecia de 50 mil euros como indemnización para el demandante, Necati Zontul, en concepto de daños morales y tres mil quinientos por las costas y los gastos derivados del proceso.
Los hechos sucedieron en mayo de 2001 cuando los guardacostas griegos interceptaron una embarcación con 165 inmigrantes indocumentados a bordo que, procedente de Estambul, se dirigía hacia Italia.
Los inmigrantes fueron desembarcados en el puerto de Hania, en la isla de Creta, y recluidos en un buque escuela en desuso de la marina mercante, hacinados y en condiciones insalubres.
Según quedó probado en el juicio numerosos detenidos fueron amenazados de muerte, maltratados durante varios días y vejados, y en el caso del demandante violado, usando para ello las porras de los guardianes.
Tras los hechos la comandancia de la Mmarina abrió una investigación sobre el caso a resultas de la cual se constataron lesiones en 16 de los prisioneros, cinco de los cuales tuvieron que ser hospitalizados, aunque a Zontul le fue negada asistencia médica pese a denunciar la agresión de que fue objeto.
La Corte europea dictaminó que la causa abierta por las autoridades griegas nunca fue adecuada ni efectiva y que la violación es un acto tan grave como la tortura, como así lo contemplaron los Tribunales Penales para la ex Yugoslavia, Ruanda o la Corte Interamericana de DDHH.