Recomiendo:
0

Honduras

Aprender a leer la realidad: un paso a la vez para derrotar al enemigo

Fuentes: Rebelión

No cabe duda que la Honduras de hoy es un desastre por donde se le vea. El gobierno post golpe ha seguido una ruta catastrófica, que más parece tener a la clase dominante saqueando el país para la reserva de los días terribles que se avecinan. Muchas veces recurrimos a interpretaciones complejas de las cosas; […]


No cabe duda que la Honduras de hoy es un desastre por donde se le vea. El gobierno post golpe ha seguido una ruta catastrófica, que más parece tener a la clase dominante saqueando el país para la reserva de los días terribles que se avecinan. Muchas veces recurrimos a interpretaciones complejas de las cosas; otras nos contentamos con seguir el rastro que nos van dejando para seguir, hoy podemos advertir que el trasfondo de la venta de la patria, la ley de minería, el trabajo por horas, la criminalización de la protesta, y muchas acciones más, intenciones que llevan a la ocupación militar de los Estados Unidos, en una acción tipo Haití, que podría producirse este año o el siguiente, dependiendo de cómo se configure la correlación de fuerzas en el país.

El juicio político luce diseñado para «estrenarlo» con Porfirio Lobo Sosa, quien no sería difícil de remover, y probablemente consentiría su retiro después de una negociación que le produjera dividendos a un grupo de personas. En Honduras avanza peligrosamente un plan que incluye lo que se conoce como «Class Cleansing» o limpieza de clase, mediante la cual se desarticula toda posibilidad de cohesión de las fuerzas opositoras al desmembramiento de los Estados «parásitos». A todo esto contribuye la ofensiva diplomática del gobierno Hernández – Lobo que se pasean por el mundo diciendo que en Honduras se han terminado todos los vestigios del golpe de Estado de 2009, que la economía está bien, aunque enferma, y que el narcotráfico ha ganado la guerra por el control territorial.

Mientras tanto, los medios siguen, voluntaria o involuntariamente, la agenda que se impone desde los centros de poder oligárquicos, haciendo que la opinión pública, poco orientada y menos formada, se mueva como péndulo en la dirección de la clase dominante. Por otro lado, nuestro análisis es limitado, no existe mucha capacidad aun de ver el contexto, o entender la naturaleza de las fuerzas que intervienen en el escenario político nacional, menos aun de transmitir con claridad la conexión entre las acciones que en la realidad plasma el poder real y las ciencias que son capaces de desagregar sus factores. Los expertos en el «mercadeo político» se lucen con destreza en el arte de desinformar mediante noticias manipuladas, chismes y mentiras.

Interesante ha resultado el proceso electoral de 2012, en el que el bipartidismo se dio el lujo de llevar al paroxismo la difusión de bochornosas acusaciones de fraude, mientras ocultaban sin dificultad la victoria de una candidata que no está en sus filas. Con el pasar de los días, la discusión pasó a los eventos en el congreso, hasta que se desvaneció la pretendida disputa, que ya había logrado dos objetivos claros: a) encubrir por un tiempo la verdadera agenda de la derecha hondureña; y b) Invisibilizar la verdadera ganadora de los comicios. Hay que ver que la manipulación viene estructurada en números, que ignoran factores políticos, pero que se asimilan incluso entre muchos dirigentes de la oposición que no saben interpretar políticamente los eventos.

El análisis numérico es una trampa característica de la derecha que utiliza todo tipo de sortilegios, que niega algunas realidades que pueden definir procesos históricos. La misión básica es contar, hacer cálculos, especular, dejar que la población haga elucubraciones sobre las posibles sumas, restas, multiplicaciones y divisiones que pueden definir el próximo proceso electoral; increíble toda un telaraña que pone a la sociedad a tratar de predecir lo que sucederá en noviembre de 2013 basado en lo que sucedió en 2012. Mientras este juego se da, la clase política al servicio de los grupos facticos desarrollan su agenda.

Veamos los anuncios optimistas, el presupuesto inflado, que finalmente aparece desinflado. El anuncio con bombos y platillos de la adhesión a Petrocaribe, programa solidario al que se opuso la clase dominante mientras la política norteamericana se lo indicaba. Esto sumado a la embustera política exterior Hernández-Lobo que presenta a los gobiernos hermanos del sur una realidad manipulada, o una Honduras que no existe. Mientras tanto se invoca la soberanía para buscar quien compre bonos en la China Continental para pagar la deuda interna que a esta altura ya se ha vencido. Luego se promociona la venta del país en trocitos como la panacea para salir del maldito atraso que cargamos a cuestas desde siempre.

Irónicamente, Libre es el único partido político en cuyo seno se desarrollan agrias discusiones sobre los cargos, las intrigas, llegando incluso a tener personas dedicadas específicamente a ese propósito. Los demás partidos, consecuentes con la realidad se preparan para abatir a su único contrincante, Libertad y Refundación, el que, a pesar de las contradicciones, sigue adelante, consolidando con la energía del pueblo una lucha cuyo final es aun imprevisible. El peso específico de LIBRE dentro de la correlación de fuerzas de poder es mucho más grande que el que entienden muchos de sus dirigentes y líderes.

Una de las cosas que debería entrar en el debate político es la realidad del país; ¿Qué debería saber, proponer un candidato a diputado u otro cargo para cambiar la realidad en Honduras? ¿Qué debería exigir el pueblo de los candidatos en todos los partidos? Sin mucha dificultad podríamos concluir que cada candidato debe entender bien nuestro país, saber cuáles son las causas fundamentales que nos han traído hasta acá, tener la disposición a comprometerse con un programa político que inicie la reversión de los problemas, y estar dispuesto a, incluso, ceder algunos de los privilegios que ahora tiene. Este asunto no se revela en los medios de comunicación, eso no le sirve a la clase dominante; discutir la situación nacional es terriblemente inconveniente para el poder hegemónico.

Hace poco tiempo, dialogaba con un compañero sobre asuntos francamente simples pero críticos de las condiciones de vida de nuestro pueblo. Él me decía que se deben implementar urgentemente medidas para incrementar el poder adquisitivo de la gente; entonces llegamos a hablar de los trabajadores del sector doméstico, históricamente humillados en condiciones cuasi feudales. Las trabajadoras domésticas son contratadas normalmente por pagos de hambre, sin derecho a nada, menos a salarios mínimos. En general estos servicios son un lujo muy barato. Entonces viene la pregunta ¿Cuántos de nuestros candidatos estarán dispuestos a pagar lo que deben a estos trabajadores? ¿Estarán dispuestos a establecer relaciones justas, que reconozcan el valor del trabajo y otorguen condiciones estables que permitan al trabajador alcanzar mejores estadios de vida? Me pareció curioso que la cuestión no me la formulaba respecto a los candidatos del bipartidismo, ¡me hablaba de nuestros candidatos!

Seguro muchos se preguntaran que tiene que ver esto con los primeros párrafos. Es justo entonces explicar un poco. LIBRE es una poderosa fuerza política, con grandes posibilidades de derrotar a un enemigo en el proceso electoral. Sin embargo, esa no es la única misión de un partido político, organizarse es esencial para defender en todos los campos con un adversario que tiene dinero y armas. En la medida avanzan las semanas se vislumbra una profundización de la crisis a limites desconocidos que la derecha está dispuesta a aceptar; LIBRE hizo una denuncia al respecto, a través de su candidata, el día 24 de enero, pero la misma no fue tomada en cuenta por los medios de comunicación, ni por las personas que escriben en las redes sociales. ¿Por qué?

Debemos ver concretamente el hecho de que la agenda mediática la controla el enemigo, y nosotros nos movemos al ritmo que ellos dictan. Ganar en el terreno de la información depende mucho de los «vasos conductores», que usualmente son los líderes en todos los niveles. Si esos líderes y dirigentes transmiten pesimismo, entonces el pueblo seguirá la ruta de la desconfianza; por otro lado, si esos mismos personajes son capaces de transmitir la realidad, su posición y compromiso con la transformación, su disposición de estar en la primera línea del combate, y su predisposición a ser los primeros en dar el ejemplo, aun a costa de sus propio privilegios, se tendrá un pueblo invencible. Aunque esta afirmación pueda ser acusada de panfletaria, la derrota del enemigo se hará en las calles, todos los días, en movilización, en organización, en formación, diciendo siempre la verdad, despojándonos de egos infértiles, e individualismos perniciosos

Ricardo Salgado es investigador social, militante de la Resistencia Hondureña, y Secretario de Relaciones Internacionales del Partido Libertad y Refundacion, LIBRE de Honduras.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.