Las cifras oficiales sobre el desempleo juvenil en Grecia son claras y contundentes: dos de cada tres no tienen trabajo, sin embargo no explican que el empleo del tercero está caracterizado por la más absoluta precariedad. El último informe, ofrecido el pasado 9 de mayo por la Agencia de Estadísticas griega (Elstat), mostró un nuevo […]
Las cifras oficiales sobre el desempleo juvenil en Grecia son claras y contundentes: dos de cada tres no tienen trabajo, sin embargo no explican que el empleo del tercero está caracterizado por la más absoluta precariedad.
El último informe, ofrecido el pasado 9 de mayo por la Agencia de Estadísticas griega (Elstat), mostró un nuevo avance del desempleo que se sitúa en el 27 por ciento, pero que afecta con especial gravedad a los más jóvenes con índices que van del 64,2 por ciento, para los menores de 25 años, al 36,2 por ciento, en el intervalo de edades comprendido entre los 25 y los 34. Pese a los mensajes optimistas del gobierno, la situación está lejos de ser controlada pues en los últimos 12 meses el incremento del paro se aceleró en ambas franjas de edad, pero mucho más en la primera que sufrió un aumento de 10,1 puntos porcentuales (7,2 en la segunda).
Las cifras presentan sin embargo una realidad incompleta, pues una gran parte de los titulados universitarios están abandonando el país ante la más absoluta falta de perspectivas laborales y, consecuentemente, no figuran en las estadísticas como demandantes de empleo. El cálculo oficial tampoco recoge el flujo migratorio hacia el extranjero, pero una idea aproximada la dan los 123 mil contratos firmados por trabajadores griegos, solo en Alemania, durante 2012, lo que supuso un aumento del 11 por ciento con respecto al año anterior.
Así las cosas, el primer ministro, Antonis Samarás, que lleva anunciando desde hace meses la inminente puesta en marcha de planes de empleo juvenil que beneficiarán a decenas de miles, eligió el mismo día que Elstat para presentar un programa especial de contratación orientado hacia el sector del turismo. La propuesta se basa en un acuerdo entre el ministerio de Trabajo y la Asociación de Empresas de Turismo, por el que se crearán 10 mil puestos destinados a personas sin empleo de entre 18 y 29 años, graduados universitarios o con educación secundaria.
La oferta no tiene nada de original si se tiene en cuenta que los puestos de trabajo no excederán de los cinco meses, es decir serán contratos temporales pensados para reforzar las plantillas en el sector de la hostelería durante la temporada de verano en un año en el que se espera un importante aumento de visitantes extranjeros. Lo que sí es una novedad es que el gobierno autorice que los empresarios turísticos formalicen relaciones de prestación de servicios, pues no pueden ser denominados contratos laborales, con remuneraciones inferiores al salario mínimo legal y sin ningún tipo de cobertura social o sanitaria.
La precariedad es, sin duda, la característica más extendida en todo lo que se relaciona con el mundo laboral y los jóvenes, muchos de los cuales integran ese 40 por ciento de trabajadores griegos que no están asegurados ni contratados legalmente, según un reciente informe de los inspectores del Fondo de la Seguridad Social IKA. Un porcentaje que aumentó en casi diez puntos en apenas un año y que involucra al 52 por ciento de las empresas auditadas durante el pasado mes de marzo.
Otro aspecto a tener en cuenta, relacionado con la grave situación de crisis económica por la que atraviesa el país, es la dificultad que tienen las empresas para pagar los salarios a tiempo, algo que en el 90 por ciento de los casos no se consigue. Los datos de la inspección de trabajo muestran que en la mayoría de los casos son empresas pequeñas o familiares, del sector de la restauración y el comercio al por menor, y sus retrasos en el abono pueden ir desde unos pocos días hasta varios meses.
Eleni Kardasi, una licenciada universitaria que accedió a conversar con Prensa Latina, forma parte de ese tercio de jóvenes griegos que ‘disfrutan’ de un empleo, y cuenta con una trayectoria laboral que ilustra a la perfección la inestabilidad y las limitaciones de la situación actual.
Unos meses en Estados Unidos en busca de empleo, un trabajo en Atenas del que fue despedida por exigir el pago de varias mensualidades no abonadas y finalmente un puesto de administrativa en una empresa comercial por poco menos de 500 euros. Un sueldo absolutamente insuficiente, según explicó Kardasi, para poder independizarse del hogar familiar en el que vive teniendo en cuenta los precios de los productos de primera necesidad, junto a otros como la vivienda, el transporte o los impuestos.
Antonio Cuesta. Corresponsal de Prensa Latina en Grecia
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