Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
El 7 de octubre empieza en Bruselas la segunda ronda de las negociaciones para un acuerdo comercial trasatlántico de largo alcance. En medio de los llamamientos a una mayor apertura y participación pública la Comisión Europea ha entrado en la fase de la propaganda al promover varios mitos acerca de la transparencia y responsabilidad de las negociaciones. Con la demoledora de mitos guía del secretismo, de la influencia de las corporaciones y de la falta de responsabilidad en las negociaciones del comercio trasatlántico elaborada por Corporative Europe Observatory el lector podrá ver a través de la retórica complaciente de la Comisión.
Durante muchos años grupos de interés público han criticado la política comercial de la UE por su falta de transparencia, su grave déficit democrático y su desenfrenado sesgo corporativo (véase, por ejemplo, aquí , aquí y aquí ). El Parlamento Europeo rechazó el tristemente célebre Acuerdo Comercial Antifalsificación (ACTA, por sus siglas en inglés*). Los eurodiputados argumentaban justificadamente que una ley que se negocia en secreto suele ser una mala ley . Ahora estos mismos eurodiputados han pedido una mayor apertura en las negociaciones del propuesto Acuerdo Transatlántico sobre Comercio e Inversión (TTIP, por su siglas en inglés). Y activistas de los derechos digitales han advertido a la Comisión Europea que el secretismo «puede acabar con el TTIP tan eficazmente como acabó con el ACTA».
En respuesta la Comisión ha emprendido una ofensiva de relaciones públicas. En una serie de preguntas y respuestas , y de documentos informativos sobre la transparencia en las negociaciones comerciales de la UE y de panfletos explicativos de por qué el TTIP no es el ACTA el Departamento Comercial de la Comisión se retrata a sí mismo como un modelo de transparencia. «Hay más interés en este acuerdo potencia que en ninguno sobre el que hayamos trabajado antes. Somos conscientes de que esto exige nuevas iniciativas para arrojar más luz sobre lo que está ocurriendo a lo largo de las negociaciones», afirmaban .
A pesar de todo, estas «nuevas iniciativas» suyas han arrojado más sombras que luz. Vamos a guiar al lector a través de algunos de los mitos clave acerca de la apertura y responsabilidad en el Departamento Comercial de la Comisión.
Primer mito: La UE está muy abierta a un amplio abanico de puntos de vista cuando se prepara para unas negociaciones comerciales.
Realidad: La UE está muy abierta a los intereses de las grandes empresas cuando se prepara para unas negociaciones comerciales
En su hoja informativa sobre transparencia la Comisión afirma que «los puntos de vista de la sociedad civil desempeñan un papel decisivo» en las negociaciones comerciales de la UE y que esta se basa en las «informaciones recibidas del público antes de que empiecen las negociaciones», las cuales reflejan «un amplio abanico de puntos de vista».
Pero mientras un documento interno de la Comisión obtenido por medio de las normas de acceso a la información de la UE demuestra que para preparar las negociaciones trasatlánticas el Departamento Comercial de la Comisión ha mantenido al menos 119 reuniones a puerta cerrada con grandes corporaciones y sus grupos de presión, solo ha celebrado unas pocas con sindicatos y grupos de consumidores. Cuando se anunciaron las negociaciones en febrero de 2013 no había tenido lugar ni una reunión con grupos de interés público, frente a las docenas de reuniones que se habían celebrado con miembros de los grupos de presión de los negocios (véase nuestro relato de este asunto).
Las contribuciones a las consultas en internet de la UE también provinieron casi exclusivamente de empresas y asociaciones de la industria. No resulta sorprendente si se mira el sesgado cuestionario . ¿Cómo podría contestar un ciudadano medio a preguntas como: «Si usted se viera afectado por barreras a la inversión, ¿qué coste adicional tendría para su negocio (en el porcentaje de la inversión) a causa de las barreras?»?
La experiencia con negociaciones de comercio previas sugiere que pronto veremos más pruebas del acceso privilegiado y de la excesiva influencia que la Comisión concede a la industria por encima de sus discusiones con Estados Unidos (véase nuestro informe Trade Invaders sobre las negociaciones UE-India). Informes internos filtrados a los que ha tenido acceso Corporate Europe Observatory ya sugieren que la Comisión está en estrecho contacto con «relevantes» asociaciones industriales (y con nadie más) «para tener una impresión de sus intereses ofensivos» sobre cuestión como la liberalización de los servicios. Está claro de quién son los puntos de vista que realmente cuentan.
Segundo mito: La Comisión proporciona la mayor cantidad posible de información exhaustiva.
Realidad: La Comisión está ocultando al público la mayor parte de la información acerca del propuesto acuerdo comercial.
La Comisión afirma que «se compromete a ofrecer toda la información posible» al público acerca de las negociaciones en curso. Incluso ha dado «el paso sin precedentes de poner a disposición del público varios de los documentos de posición inicial de la UE » que presentó a Estados Unidos en la primera ronda de negociaciones en julio.
En efecto, es esperanzador que la Comisión haya empezado a publicar algunas de sus posturas en las negociaciones de comercio. Pero, por desgracia, estas son muy escasas. Según informes internos filtrados acerca de la primera ronda de negociaciones a los que ha tenido acceso Corporate Europe Observatory, en Washington se discutieron muchas más cuestiones que las que constan en los documentos publicados. Estas cuestiones van desde la liberalización de los servicios hasta la controvertida cuestión de los derechos de solución de controversias inversionista-Estado . En el caso de varias de estas cuestiones, la Comisión puso sobre la mesa de negociación documentos de discusión imposibles de encontrar en la página web. ¿Acaso el público no tiene derecho a conocer también estas cuestiones?¿Qué oculta la Comisión?
Una carta a Estados Unidos del jefe negociador de la UE también demuestra que la Comisión trata de ocultar al público la mayor parte de la información acerca del acuerdo comercial propuesto: «Se mantendrá la confidencialidad […] de todos los documentos relacionados con la negociación o el desarrollo del TTIP, incluidos los textos de la negociación, las propuestas de cada parte, el material explicativo adicional, los documentos de discusión, los correos electrónicos relacionados con el contenido». Y más adelante: «La Comisión puede decidir hacer públicos determinados documentos que reflejen exclusivamente la postura de la UE» (la cursiva es nuestra).
» Sin que el texto esté a disposición pública es casi imposible proporcionar la información adecuada para las propuestas que precisamente más afectarán al público en general. […] El trabajo preciso de las disposiciones, referencias a otros documentos o instrumentos internacionales, y las referencias cruzadas en todo el texto son de una importancia vital para entender totalmente los impactos del acuerdo en su conjunto».
Knowledge Ecology International en su contribución a la consulta de Estados Unidos sobre el TTIP
En vez de ello, lo que se necesita es que se pongan inmediatamente a disposición del público todos los documentos y textos de negociación presentados que, por definición, ya no son secretos. Al igual que en anteriores acuerdos comerciales, el acuerdo propuesto entre Estados Unidos y la UE puede impactar sobre las vidas de millones de personas y el futuro de nuestra democracia. Teniendo esto en cuenta, exige un intenso escrutinio público y una sólida revisión, exactamente igual que cualquier ley europea que se publica en diferentes versiones antes de ser adoptada.
Tercer mito: Se necesita cierta dosis de secretismo para concluir con éxito unas negociaciones comerciales
Realidad: Se oculta al público el acuerdo comercial propuesto entre Estados Unidos y la UE porque si la gente comprendiera sus impactos potenciales esto podría llevar a una oposición generalizada a la negociaciones.
La guía para la transparencia de la Comisión Europea en las políticas comerciales del UE estipula: «Para que funcionen y tengan éxito las negociaciones comerciales se necesita cierta dosis de confidencialidad, de otro modo sería como enseñar al otro jugador una carta en un juego de cartas». Y más adelante: es «absolutamente normal en las negociaciones comerciales» que las propias negociaciones y los textos discutidos sean secretos «para proteger los intereses de la UE» y garantizar un «clima de confianza» de manera que los negociadores puedan «trabajar juntos para llegar al mejor acuerdo posible».
Curiosamente, hay negociaciones (comerciales) internacionales en las que el secretismo no es «completamente normal». Por ejemplo, en la Organización Mundial del Comercio sus miembros (incluida la UE) publican sus posturas en la negociación. Lo mismo ocurre con las negociaciones sobre el clima mundial en la ONU en las que parece que las partes (de nuevo incluida la UE) no consideran que la opacidad sea una condición previa para que un acuerdo tenga éxito.
Incluso algunos negociadores comerciales no está de acuerdo con la postura de la Comisión sobre el secretismo. El ex negociador comercial estadounidense Robert Zoellick afirmó acerca de la falta de transparencia en las negociaciones comerciales: «Francamente, siempre me ha sorprendido». Según él, cientos de personas de todo tipo (funcionarios del gobierno, asesores y miembros de los grupos de presión) vieron los borradores de los textos. Por consiguiente, ¿por qué no publicarlos en internet? (Véase desde el minuto 36:24 en este vídeo de un acto público en Estados Unidos el 19 de junio).
Así pues, ¿en qué consiste exactamente el secretismo? En ocultar al público un acuerdo que tiene unos impactos comerciales que si se entendieran mejor, eso podría provocar una oposición pública, porque podría poner en peligro la seguridad de nuestra alimentación y de nuestra salud, nuestros trabajos y el medio ambiente, la estabilidad de los mercados financieros y los derechos digitales. Consiste en asegurar «el mejor acuerdo posible» para las grandes empresas, no para las personas de la UE.
Cuarto mito: Estudios independientes de impacto guían las negociaciones.
Realidad: En realidad estos estudios supuestamente independientes fueron escritos por la Comisión y think tanks financiados por las empresas con unos intereses descomunales en el acuerdo comercial propuesto entre Estados Unidos y la UE.
Siempre que la UE emprende negociaciones comerciales, su guía de transparencia estipula que esta «encarga un estudio independiente para analizar los impactos económicos, sociales y medioambientales de cualquier acuerdo», cuyos resultados se introducen en las negociaciones. La figura clave del estudio de impacto del acuerdo comercial propuesto entre Estados Unidos y la UE (según el cual un hogar medio europeo ganaría 545 euros extra al año) es todo propaganda del TTIP de la Comisión.
Examinemos más minuciosamente este estudio «independiente». Sorprendentemente, lo escribió la propia Comisión, bajo la dirección del Departamento Comercial de la Comisión. Así que exactamente la misma institución que dirige la negociaciones y que los académicos han descrito como un puñado de «funcionarios de carrera comercial generalmente orientada al libre comercio» ha ideado un «estudio» que apoya su agenda y ahora se denomina «independiente». No es de extrañar que el Parlamento Europeo ya haya señalado varios defectos metodológicos en la valoración de impacto y pida nuevos análisis.
También se ha criticado la interpretación que hace la Comisión del estudio económico clave sobre el que se basó su valoración de impacto (y del que procede la afirmación de 545 euros extra por familia). Clive George, profesor del College of Europe de Brujas que en el pasado dirigió valoraciones de impacto del comercio para la Comisión Europea, escribe en este revelador artículo : «De los varios escenarios examinados en el estudio el más optimista producía el muy citado incremento de 120.000 millones de euros [para la economía de la UE]. Esto equivale a solo el 0.5% del PNB. Esto no se produce instantáneamente y no representa un espaldarazo para un crecimiento anual del 0.5% […]. El estudio de la Comisión Europea calcula que harán falta diez años para que el acuerdo tenga un efecto completo y que durante este periodo el impacto en el crecimiento económico no será del 0.5%, sino del 0.05%, solo durante diez años. Además, esto es para el más optimista de los escenarios (o cálculos) del estudio para lo que se puede lograr realmente en las negociaciones. Para sus escenarios más realistas el estudio calcula un incremento del PNB de poco más del 0.1%, es decir, un incremento en la tasa de crecimiento del PNB del 0.01% para el periodo de diez años. Es insignificante y la Comisión Europea lo sabe». Clive George concluye que el acuerdo comercial entre Estados Unidos y la UE «proporcionará unos beneficios económicos mínimos en el mejor de los casos».
» Los ‘crímenes’ cometidos bajo la etiqueta de ‘econometría’ tienen tan poco que ver con la ciencia como una previsión del tiempo con los menudillos de un pollo clorado»
Declaración del periodista Jens Berger sobre uno de los muchos estudios que muestran los beneficios del TTIP.
El estudio original que ridiculiza el proferor George era un informe «independiente» del Centre for Economic Policy Research (CEPR) con sede en Londres. El CEPR está financiado por algunos de los principales bancos del mundo que pueden llegar a beneficiarse del acuerdo comercial transatlántico propuesto, incluidos Deutsche Bank, BNP Paribas, Citigroup, Santander, Barclays y JP Morgan. Estas compañías pagan entre 6.000 y 20.000 euros al año para financiar este think tank que, según su página web , ofrece a cambio a sus bien pagados miembros («el éxito de cuyos negocios depende de estar en la primera línea de la formulación de la política económica de Europa») «una influencia activa en la dirección de la investigación y de la política del CEPR».
Y después hablan de valoraciones de impacto «independientes».
Quinto mito: la Comisión negocia en favor de toda la UE.
Realidad: La Comisión negocia en favor de sí misma y de las compañías transnacionales, pero a todas luces no en favor de toda la UE, por no hablar de sus gentes.
Según la guía de transparencia de la Comisión, esta negocia los acuerdos comerciales internacionales «según las instrucciones recibidas de los Estados miembros». Afirma que durante las negociaciones «sigue siendo completamente responsable ante la sociedad civil, los Estados miembros y el Parlamento Europeo que ejerce control democrático».
De hecho, el equilibrio de poder entre la Comisión y los Estados miembros de la UE se inclina mucho hacia la Comisión. Tiene mayor capacidad, pericia técnica e iniciativa a la hora de hacer los borradores de los textos de negociación. Los Estados miembros de la UE tienen que actuar en grupos mayores para cambiar significativamente las propuestas de la Comisión. Además, se ha informado de que la Comisión utiliza todo tipo de trucos para sortear las objeciones de los Estados miembros. Por ejemplo, cuando estos se encontraron con los textos negociadores filtrados de las negociaciones comerciales en curso entre la UE y Canadá, fuentes de los Estados miembros admitieron que muchos de ellos nunca habían visto los textos y que la Comisión había ido mucho más allá de su mandato para negociar.
Del mismo modo, muchos eurodiputados del Parlamento Europeo carecen de capacidad de analizar adecuadamente las enormes cantidades de textos extremadamente técnicos relacionados con la agenda comercial de la UE que abarca todo el planeta. Según una fuente del Parlamento, los eurodiputados del comité para el comercio internacional (INTA) reciben entre 500 y 1000 páginas a la semana. Según esta fuente, el resultado es una «apariencia de apertura» en la que «uno recibe miles de páginas, pero no sabe qué ocurre».
» La política comercia del Europa [está] dirigida por un comité de tecnócratas no electos que creen en las bondades de la liberalización del comercio y que están muy aislados de las tensiones y presiones políticas».
Richard Baldwin, Profesor de economía internacional, Geneva Graduate Institute
Esto es lo que parece la democracia
Para tener una visión más democrática de la política comercial europea, miren Alternative Trade Mandate Alliance , [Alianza del Mandato de Comercio Alternativo], una alianza de casi 50 grupos de la sociedad civil (incluido Corporate Europe Observatory). Desarrollamos una visión alternativa de la política comercial que pone a la gente y al planeta ante las grandes empresas.
El centro de esta visión es una afirmación del control democrático de la política comercial de la UE (véase el documento Is this what democracy looks like? [¿Esto es lo que parece la democracia?]). Los principios rectores de la alianza a este respecto se deberían dar por hecho en cualquier democracia: transparencia y apertura en vez de secretismo; los parlamentarios electos son quienes formulan las política y no unos burócratas no electos, y participación de los pueblos en vez de la política de captura de los grupos de presión corporativos.
Poniendo estos principios en práctica, la alianza ha publicado en internet el borrador de su visión, para recopilar comentarios del público con el fin de «mejorar el Mandato de Comercio Alternativo y hacer un verdadero mandato del pueblo». Se admiten los comentarios finales hasta el 4 de octubre.
Basándose en la versión final, la Alternative Trade Mandate Alliance trata de movilizar al público de toda Europa para transformar la política comercial de la UE. Uno de sus objetivos clave es hacer que la negociaciones comerciales como las negociaciones entre la UE y Estados Unidos sean uno de los temas de las elecciones europeas de 2014.
El acuerdo comercial entre la UE y Estados Unidos da más poder a las corporaciones y mina aún más nuestra democracia. Acabar con los mitos que lo rodean y revelar la verdad de este acuerdo hermético es un paso importante en la recuperación por parte de la gente del control del proceso democrático. ¿Cuánto tiempo engatusará al público la propaganda de la Comisión?
* El Acuerdo Comercial Antifalsificación es un acuerdo multilateral voluntario que propone fijar protección y respaldo a la propiedad intelectual con el propósito de evitar la falsificación de bienes, los medicamentos genéricos y la piratería en Internet. (N. de la T.)
Fuente: http://corporateeurope.org/trade/2013/09/busting-myths-transparency-around-eu-us-trade-deal