El presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem, realizó ayer unas polémicas declaraciones en las que pidió al gobierno de Grecia profundizar los planes de ajuste y hacerlo con celeridad si se quiere alcanzar el objetivo de recuperación económica. Dijsselbloem consideró necesario un mayor sacrificio del pueblo griego y remarcó la urgencia de llevar a […]
El presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem, realizó ayer unas polémicas declaraciones en las que pidió al gobierno de Grecia profundizar los planes de ajuste y hacerlo con celeridad si se quiere alcanzar el objetivo de recuperación económica. Dijsselbloem consideró necesario un mayor sacrificio del pueblo griego y remarcó la urgencia de llevar a cabo las reformas estructurales de acuerdo a lo exigido por los acreedores extranjeros, pues muchos ministros de Finanzas de la zona euro están «empezando a perder la paciencia».
Señaló que hay mucho por hacer y pocos progresos, y responsabilizó al gobierno griego por el fracaso de unas políticas de austeridad que, lejos de aliviar la crisis económica que vive el país, solo sirvieron para profundizar la recesión y disparar el índice de desempleo.
Por el contrario, el dirigente europeo auguró una mejora de la competitividad y del empleo, y un aumento de las inversiones, si se cumplieran los compromisos con los prestamistas y se llevaran a cabo los cambios estructurales necesarios de forma rápida.
Dijsselbloem aseguró que esta misma receta es válida y se debe aplicar en «todos los países sin excepción», para mejorar la economía mediante la reducción del gasto público.
Prestamistas abandonan Grecia sin alcanzar acuerdo
Por su parte, los inspectores de la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) abandonaron ayer Grecia sin haber llegado a acuerdo sobre las próximas medidas de ajuste que deberá tomar Atenas, y dejando las conversaciones para los primeros días de diciembre. La delegación de los acreedores consideró establecidas las bases para un posterior acuerdo sobre las políticas de ajuste necesarias, sin embargo y pese a los avances «algunos problemas siguen sin resolver».
Uno de los principales escollos es la diferencia entre ambas partes en cuanto al presupuesto para 2014, mientras que el ejecutivo griego mantiene que habrá un superávit de 700 millones de euros, la troika considera que las cuentas públicas tendrán un déficit de unos dos mil 500 millones de euros.
El recelo a la forma en que marchan las negociaciones también se trasladó a los dirigentes del Eurogrupo, pues tanto el Comisario de Finanzas, Olli Rehn, como su presidente, Jeroen Dijsselbloem, mostraron una clara insatisfacción con el progreso de Grecia.
Un alto funcionario del ministerio de Finanzas griego, citado por la Agencia de Noticias de Atenas, explicó que los acreedores exigen recortes importantes en el número de trabajadores del sector público, así como el cierre de las empresas estatales no rentables y una aceleración del programa de privatizaciones.
Mientras tanto, el Tribunal de Cuentas de Grecia anunció un incremento de la deuda pública de 18,4 mil millones de euros, en los últimos 12 meses, a pesar de las dos reestructuraciones realizadas con anterioridad sobre los bonos en manos de inversores.
En la actualidad la deuda asciende a 321 mil 400 millones de euros, lo que equivale al 175,9 por ciento del Producto Interno Bruto, y se halla muy lejos de que se pueda considerar sostenible, por lo que sin una nueva quita la quiebra se encuentra de nuevo en el horizonte.