Con el objetivo de analizar las manifestaciones de violencia contra las mujeres y la manera en que constituyen un serio obstáculo para el ejercicio de derechos y el desarrollo individual, familiar y social, tuvo lugar el 16 de noviembre el seminario: «Feminicidio en República Dominicana: Abordaje preventivo e integral desde la educación igualitaria».
El evento fue organizado por el Instituto de Investigación y Estudios de Género y Familia (IGEF), adscrito a la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales y la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), con el auspicio del Ministerio de la Mujer, en el marco de la conmemoración del Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Durante el encuentro, desarrollado en el Paraninfo Ricardo Michell de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UASD, en la capital dominicana, prevaleció el concepto de que el abordaje al feminicidio y las violencias ejercidas contra las mujeres, por su condición derivada de la construcción social de los géneros, requiere el compromiso de toda la sociedad y, especialmente, de sus instancias educativas.
La antropóloga e investigadora social, Tahíra Vargas, a cargo de la conferencia inaugural, hizo incapié en las causas esenciales de este flajelo, que cada año deja a su paso centenares de mujeres asesinadas y menores huérfanos, debido a la ausencia de una formación adecuada de los hombres, desde la familia misma y en las escuelas.
Vargas insistió en recordar el erróneo aprendizaje del maltrato como forma de educar, que solo conduce por caminos de violencia, y afirmó que esto se multiplica en los centros educativos; donde, en vez de prodigar libertades, se somete al alumnado a códigos de disciplina que menguan su libertad: «Estamos perdidos en el abordaje de la violencia de género en la sociedad dominicana y la hemos fomentado cuando discriminamos por raza, o nacionalidad», dijo refiriéndose al controvertido tema de la presencia de mujeres haitianas en el país.
Por su parte, la vicerrectora de la UASD, Rosalía Sosa Pérez, subrayó la necesidad de contar con un marco adecuado para luchar contra las muertes violentas de mujeres, para poder prevenir, sancionar y erradicar: «Somos de los que más alta tasa de feminicidios contamos en la región», puntualizó y llamó a los legisladores a dar un tratamiento justo a las mujeres.
Para Juana Damaris José Cáceres, viceministra de la Mujer, los planes y acciones que ese Ministerio ha puesto en marcha, han servido para ofrecer un mensaje de esperanza y solidaridad a las mujeres maltratadas.
No obstante, mencionó que más del 95 por ciento de las dominicanas han identificado sus espacios como escenarios laborales de violencia o acoso, según la Encuesta Experimental sobre la Situación de las Mujeres en el país; por lo que la institución ha convocado con urgencia a ratificar el Convenio 190 de Violencia y Acoso de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a fin de materializar los esfuerzos políticos y legales que garanticen la erradicación de la violencia y el acoso en el mundo laboral, por ser dichos espacios fundamentales para la autonomía y desarrollo de las mujeres, así como la eliminación de las desigualdades.
Los paneles «Violencia feminicida, derechos humanos y políticas públicas» y «Educación y cultura de la desigualdad» dieron paso a nuevas intervenciones y debates por parte de profesores, estudiantes y público en general.
Las palabras de clausura de este seminario estuvieron a cargo de Fidelina Virtudes de la Rosa Hidalgo, directora del IGEF- UASD, quien celebró la manera en que el espacio devino fructífero intercambio de la comunidad educativa y sus participantes, en torno a un problema que sigue azotando con fuerzas en la República Dominicana: los feminicidios y la violencia de género, en la medida en que se identificaron estrategias para el desarrollo de prácticas educativas basadas en la igualdad, la solidaridad y la inclusión.
Virtudes insistió en el rol de la educación para la prevención de toda forma de violencia basada en el género y, sobre todo, cómo se discutió aquí con profundidad la necesidad de transformar el paradigma educativo, tanto dentro como fuera del aula, y la necesidad de que la comunidad docente y toda la sociedad se comprometan cada vez más con una educación en igualdad y para la igualdad plena.