Ucrania se ve sacudida por otro escándalo de corrupción. Uno de los ejes centrales es la corrupción en el ministerio de Defensa.
Creo que resultará interesante, no solo para los ucranianos, sino para muchas personas en todo el mundo, conocer las estrategias que se emplean para robar el dinero de la defensa y del ejército de Ucrania. Comencemos con una cita del reciente discurso del presidente Volodymyr Zelensky: «Cualquier suministro interno, cualquier adquisición, todo debe estar tan limpio y ser tan honesto como un suministro externo para nuestra defensa».
Como auditor e interventor principal de las finanzas del Ministerio de Defensa de Ucrania en el período 2013-2014, conozco muy bien el asunto.
El reputado sistema de protección preventiva contra el robo del presupuesto de defensa, organizado con mi participación, fue aclamado por Transparencia Internacional (la organización anticorrupción más importante a nivel mundial). Lo compartí con el ministro de Defensa británico, y posteriormente se introdujo entre todas las autoridades a recomendación del Gobierno de Ucrania. Las personas que ocuparon las carteras de los ministerios tras el Euromaidán de 2014 destruyeron este sistema, dado que interfería el robo: el robo del dinero del presupuesto para compras, armas, la venta de excedentes, así como el robo del 1,5% de los impuestos derivados de los salarios y destinados al ejército.
Un año más tarde, literalmente, el entonces ministro de Defensa bajo la presidencia de Petró Poroshenko, que disponía de fondos ministeriales muy limitados, invitaba a almorzar al presidente cada día con un vino de 5.000 dólares la botella. Este no es más que un pequeño ejemplo del nivel de latrocinio y de corrupción.
Volvamos al núcleo de la cuestión. La organización de la defensa nacional forma parte de dos departamentos: el Ministerio de Defensa y el Estado Mayor. El ministerio se encarga de las funciones organizativas y administrativas para abastecer al ejército, el Estado Mayor lidera las tropas, desarrolla estrategias, es responsable de las órdenes y los planes de defensa, etc.
El dinero y las propiedades del ejército se roban mediante:
– Cualquier compra de suministros para el ejército o las operaciones de gestión y los sistemas de apoyo que le son propios (desde comida para los soldados, armas, sistemas de calefacción y uniformes hasta la construcción de viviendas y barracas).
– El arrendamiento de propiedades militares.
– La venta de excedentes (esto existe, en mi presencia intentaron vender un lote de fusiles de asalto Kalashnikov a diez dólares la unidad).
– La aceptación de bienes y servicios en términos de calidad y cantidad.
– La exportación de armas.
– Seguros.
– La expropiación de suelo militar (el complejo residencial elitista «Novopecherskie Lipki», del centro de Kiev, se construyó de esta manera), y así sucesivamente.
Por ejemplo, el «mecanismo» de los malhechores en la adquisición de bienes militares se basa en dos elementos preceptivos: unos generales sin escrúpulos en el Estado Mayor y unos oficiales igualmente desacomplejados en el Ministerio de Defensa. Los generales redactan la orden «necesaria» (nombre del artículo de compra, cantidad, requisitos de calidad y precio recomendado) y el ministerio organiza las subastas con los suministradores pertinentes. Este es el cometido del departamento de adquisiciones del ministerio y del servicio logístico del Estado Mayor. El director del departamento es supervisado por el correspondiente viceministro y el mando supremo de la retaguardia es supervisado por el correspondiente jefe adjunto del Estado Mayor.
Hay otra persona importante que está al mando del dinero y las transferencias, el director del departamento de economía; sin él, las estrategias no funcionan. Sobre todos ellos está el Ministerio de Defensa, a quien los organizadores de las estrategias corruptivas están subordinados y sin el conocimiento del cual miles de millones no se diluyen en la contabilidad del ministerio. El precio queda acordado con antelación: se sobrestima varias veces, dado que el dinero se reparte entre diversos proveedores y comerciantes, los oficiales responsables del ministerio y los correspondientes generales del Estado Mayor. Pueden encargar a menudo cosas que el ejército no necesita en absoluto, que quedan abandonadas y se van deteriorando en los almacenes, pero para las cuales se invierte dinero del Estado. Evidentemente, hay quien recibe un considerable porcentaje en concepto de sobornos.
Las cantidades más elementales para futuros robos se dejan para finales del año presupuestario, cuando se preparan el nuevo presupuesto y las nuevas disposiciones de defensa. Es entonces cuando, supuestamente para cubrir las necesidades de defensa, miles de millones destinados a determinados gastos se acomodan en el anteproyecto del presupuesto de defensa (con una sobrestimación de la cantidad, la nomenclatura innecesaria o los absolutamente innecesarios trabajos y servicios), los cuales, tras la aprobación del presupuesto por parte del líder del país, serán saqueados.
Además, en cada unidad implicada hay un agente responsable de la reserva actual del Servicio de Seguridad de Ucrania. Por lo tanto, es simplemente imposible creer que el Servicio de Seguridad acaba de enterarse de estas estrategias, por las que se detuvo recientemente al director del departamento de adquisiciones y al viceministro. Se trata de un acto de cara a los estadounidenses, nada más. De no ser una pantomima, entonces la investigación y el banquillo de los acusados deberían abarcar tanto a oficiales y agentes del ministerio como del Estado Mayor, a los hombres de negocios involucrados y al ministerio.
No he citado al presidente en vano. Todo lo que hace público se conoce, se ha probado y funciona desde hace tiempo, y simplemente se va implementando. Ahora hay que saber si está interesado de verdad en este asunto y no habla tan solo para sus interlocutores del otro lado del océano.
Maxim Goldarb es el presidente de la Unión de Fuerzas de Izquierda de Ucrania, «Para un Nuevo Socialismo».
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y Rebelión como fuente de la traducción.