En un momento en que confesos renegados y analistas vendidos hacen coro al gobierno, a la falsa oposición y a las organizaciones ultraderechistas para presentar como invasores a los inmigrantes haitianos mientras entregan valiosos recursos naturales a las multinacionales mineras, es preciso proponer que, con motivo de la conmemoración del 60 aniversario de la grosera intervención yanqui de 1965, los sectores conscientes de la sociedad realicen jornadas de reflexión sobre la soberanía y actos de condena al entreguismo.
Del mismo modo, la conmemoración del 50 aniversario del asesinato del periodista Orlando Martínez (ocurrido el 17 de marzo de 1975), debe conmemorarse fortaleciendo en las organizaciones de izquierda y en el movimiento popular el estudio y la reflexión sobre el papel del poder mediático y sobre la necesidad de ejercer el periodismo con apego a la verdad y en defensa de la dignidad.
El pasado 16 de agosto inició un nuevo período de gestión gubernamental que garantiza la continuidad del anciano régimen.
Las manifestaciones más destacadas de esta continuidad se resumen en una propuesta de reforma constitucional, la privatización sin disfraces de todo cuanto, en lo formal, es patrimonio público; los pronunciamientos (a coro y en solitario) contra el gobierno de Venezuela; la creación de la Empresa Minera Dominicana para formalizar la entrega a las multinacionales mineras de los recursos que guardan las llamadas tierras raras, y el reforzamiento del trabajo ideológico asignando tareas a todo ente alienador que se presente como comunicador.
El movimiento de ministros de uno a otro despacho, la integración a la nómina estatal de figuras que siempre han aupado el entreguismo y el atraso político, como el vacuo discurso de toma de posesión de Luis Abinader, no merecen comentario alguno. ¿Para qué considerar el contenido de una pieza cargada de hipocresía y marcada por la ausencia de los temas fundamentales? ¿Para qué opinar sobre la colocación en puestos públicos de protegidos de la clase dominante, voceros del entreguismo y entes renegados del honor revolucionario y hasta del apego a la decencia?
EL DESCARO PARECE VIRTUD AL DIFUNDIR LA IDEOLOGÍA DE LA CLASE DOMINANTE
La coordinación de la dependencia y el ejercicio del entreguismo son las tareas básicas de los servidores de la sociedad de clases a nivel nacional, porque constituyen el sostén de sus vínculos con los estrategas imperialistas.
No es de extrañar que figuras como Ramón Alburquerque y Roberto Álvarez adquieran mayor protagonismo en este momento. El primero está comprometido desde hace décadas con el apañamiento de la presencia militar y la colaboración con los cuerpos de espionaje yanquis en nuestro país y el segundo es mensajero internacional de las posiciones entreguistas de Luis Abinader y compromisario de sus pronunciamientos contra Venezuela y por la ocupación en Haití.
El posicionamiento de figuras de este tipo no es casual cuando se confirma la existencia de tierras raras en el territorio nacional (uno de los recursos que hacen apetecibles a los territorios que sirven de asiento a Bolivia, Argentina y Venezuela, para solo citar algunos casos).
Coordinar la entrega al capital transnacional conlleva también la responsabilidad de presentar como necesaria la acción colonialista y de esa responsabilidad derivan las tareas asignadas al poder mediático.
Se explica de ese modo la incansable propaganda contra el gobierno de Venezuela, la sostenida campaña contra la Revolución Cubana y las declaraciones descaradas de funcionarios como Laura Richardson, jefa del Comando Sur.
Cuando Richardson declara que Estados Unidos busca el litio y los minerales de tierras raras en Suramérica, habla en nombre del poder imperialista. Sigue la línea que le es trazada. ¿Acaso no habló con el mismo descaro su antecesor Craig Faller cuando en abril del año 2021 visitó República Dominicano y concedió entrevistas a medios como el Listín Diario cuyos periodistas se dirigieron a él en todo momento como si del dueño del mundo se tratara?
Los medios financiados por el gran capital presentan la agresión imperialista como legítimo ejercicio de imponer el orden e impulsar la democracia.
Defienden lo indefendible por el deber adquirido, pues son cuantiosos los recursos que reciben para y por el cumplimiento de ese deber.
A la degeneración de medios tradicionales que ya toleran la difusión de la opinión pagada y auspician el contubernio con politiqueros sucios de todo, se suma la emergencia de plataformas de producción de contenido basura que, evidentemente, se vinculan a los intereses de los politiqueros que comparten el control del Estado.
La segunda juramentación de Luis Abinader fue realizada en el Teatro Nacional para simular que se trataba de un acto popular.
Entre los invitados a la misma estuvo un productor de contenido basura encargado de difundir antivalores y de presentar como medida del éxito la obtención de dinero y la posesión de bienes materiales, un ente convertido en símbolo del apego a lo material y de la negación del apego a las ideas y del respeto a la dignidad humana.
Los medios que destacaron su presencia y reseñaron el intercambio con el expresidente Hipólito Mejía silencian, sin embargo, la identidad de los grupos que lo auspician.
Se manifiesta la veracidad del planteamiento de Carlos Marx de que la censura se impone y termina entonces haciendo los diarios.
Si la falsa oposición nada dice sobre esto, es porque está salpicada del mismo lodo. Recientemente, el expresidente Leonel Fernández acudió junto a un aliado (el general retirado José Miguel Soto Jiménez) a la sede de otra plataforma de producción de basura. Con su aire intelectualoide saludó a la propietaria y principal figura de la plataforma y repartió sonrisas. ¡En un espacio desde el cual, antes y después, han emitido las más soeces expresiones y han defendido el robo!
¿Cuáles capitales financian estas producciones basura? ¿Cuáles alianzas les garantizan asesoría y proyección? ¿Resulta esta proyección de la conversión en basura de la prensa comercial en sentido general?
El 50 aniversario del asesinato de Orlando Martínez debe ser conmemorado con una condena contundente a la prostitución del ejercicio de la comunicación. Orlando Martínez condenó también el saqueo de las multinacionales. Con otros nombres y la denuncia de otros actos, la condena al entreguismo y la necesidad de desmontar, en todos los órdenes, la acción colonialista, deben ocupar espacios importantes en las consecuentes jornadas de reflexión.
Es preciso poner en primer plano el rechazo al colonialismo desde un país invadido en 1965 y ofendido por el latrocinio y el abuso en los años subsiguientes… Urge pedir cuentas a los renegados e interrumpir el descanso de los adaptados…
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