A 200 años del chantaje colonial que condenó a Haití a la pobreza y la dependencia, Francia promete memoria pero sigue sin hablar de reparación. Un recorrido por la historia de la “Deuda de Independencia”, sus consecuencias devastadoras, y el reclamo urgente de justicia para la primera nación negra libre del mundo.
El 17 de abril de 1825, Francia selló con sangre y oro una de las extorsiones más brutales de la historia moderna: obligó a Haití, bajo amenaza militar, a pagar 150 millones de francos oro a sus antiguos colonos y esclavistas a cambio del “reconocimiento” de su independencia. Era el precio de la libertad. La primera nación negra libre del mundo moderno, forjada por la revolución antiesclavista más radical y triunfante de la historia, era empujada nuevamente al sometimiento. Esta vez, no a través de grilletes, sino por la vía de la deuda.
Doscientos años después, Francia admite, en palabras del presidente Emmanuel Macron, que esta “fuerte compensación financiera” impuesta por el rey Carlos X “puso precio a la libertad de una nación joven”. Lo dice en una declaración oficial, en tono solemne, con la promesa de conmemorar la fecha y formar una comisión de historiadores franco-haitiana que “analice el impacto” del acuerdo.
Pero no hay, por ahora, ninguna mención a reparaciones. Ningún compromiso con la restitución material. Ninguna señal de voluntad política para revertir el saqueo económico que condenó a Haití a dos siglos de pobreza estructural, dependencia financiera e intervención extranjera. La justicia sigue ausente.
Este “rescate”, como lo nombró irónicamente Jubileo Sur en su reciente carta pública, vació las arcas haitianas, forzó al país a endeudarse con bancos franceses, estadounidenses y alemanes, y consolidó una arquitectura de dependencia que aún hoy define su realidad. El ciclo de extractivismo, deuda y exclusión no comenzó con el FMI, sino con los barcos cañoneros de 1825. Lo que vino después fue continuidad.
La creación de una comisión histórica no puede ser excusa para seguir postergando lo impostergable: la reparación integral de Haití por parte de Francia y sus aliados. Reparación no sólo simbólica, sino económica, política, cultural y territorial. Reparación como acto de justicia, no de caridad. Reparación como quiebre con el neocolonialismo, no como su lavado de cara.
Mientras tanto, Haití vive hoy un genocidio silencioso. La crisis humanitaria, la violencia armada, el colapso institucional, el hambre y el éxodo son las consecuencias acumuladas de ese chantaje fundante. Las causas del actual gangsterismo no son «fallas locales» sino la persistencia de un orden global racista que despojó al pueblo haitiano de su derecho a existir con dignidad.
Desde América Latina y el Caribe, reconocemos nuestra propia historia en la de Haití. Sabemos lo que es la deuda como instrumento de dominación. Conocemos los mecanismos de extorsión disfrazados de ayuda. Y no olvidamos que fue Haití quien brindó apoyo decisivo a nuestras luchas independentistas, incluso mientras era desangrado por el embargo.
La historia de Haití también es la historia de cómo el racismo estructural global se reinventó en formas más sofisticadas de dominación. Donde antes hubo cadenas, hoy hay deudas. Donde antes hubo látigos, hoy hay bloqueos. Y donde antes se asesinaba en plantaciones, hoy se condena al hambre desde los bancos. El Papa Francisco, cuya partida física conmueve al mundo, denunció con claridad esta continuidad cuando dijo: “Existe la tendencia a construir figuras estereotipadas, con todas las características que la sociedad percibe como peligrosas. Los mecanismos de formación de estas imágenes son los mismos que permitieron la expansión de las ideas racistas”. Haití, como la primera nación negra libre del mundo moderno, ha sido precisamente eso para el orden global: una amenaza a disciplinar, un ejemplo a borrar. Honrar su legado es también pelear por un nuevo pacto civilizatorio fundado en justicia y memoria.
Por eso hacemos nuestro su clamor: ¡Reconocimiento, restitución y reparación de la deuda de independencia ya!
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/819992-macron-promete-memoria-pero-niega-justicia