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Rusia cumplió su promesa y abrió ell suministro pero el gas no puede llegar

Ahora es Ucrania quien bloquea la llegada del gas ruso a Europa

Fuentes: Gara

Vuelta a empezar. Ucrania se niega a abrir el grifo de sus gasoductos en dirección a Europa mientras Rusia no le garantice su propio aprovisionamiento, a lo que se niega mientras Kiev no acceda a la actualización del precio que exige Moscú. La reanudación del suministro de gas ruso a Europa Central volvió a quedar […]

Vuelta a empezar. Ucrania se niega a abrir el grifo de sus gasoductos en dirección a Europa mientras Rusia no le garantice su propio aprovisionamiento, a lo que se niega mientras Kiev no acceda a la actualización del precio que exige Moscú. La reanudación del suministro de gas ruso a Europa Central volvió a quedar taponada ayer por el cuello de botella de Kiev, que vuelve a aducir «problemas técnicos». El gas sigue sin llegar y la UE roza como poco el ridículo.

La bautizada como «guerra del gas» persistía ayer ya que Ucrania retenía el gas destinado a Europa continental después de que Gazprom cumpliera su promesa y reanudara a primera hora de la mañana el suministro.

El canal de noticias ruso Vesti mostró imágenes de cómo un responsable ruso impartía las órdenes respectivas.

Gazprom anunció el bombeo durante la jornada de ayer de 76,6 millones de metros cúbicos de gas con destino a los Balcanes, Moldavia y Turquía.

«A primera hora de la mañana, Gazprom ha comenzado a implementar el plan de restablecimiento de los suministros de gas, pero Ucrania ha bloqueado todas nuestras acciones para garantizar el tránsito de gas hacia Europa», declaró Alexandre Medvedev, número dos del gigante gasero ruso.

«En estas condiciones, no tenemos posibilidades físicas de asegurar el tránsito de gas a través del territorio de Ucrania», constató Medvedev.

Diversas justificaciones

El Gobierno ucraniano admitió poco después haber bloqueado el tránsito del gas y manejó diversas justificaciones técnicas en un intento de ocultar lo ya evidente. Rusia reanudó el suministro a los países europeos pero mantiene su negativa a suministrar gas a Ucrania mientras no se avenga a un acuerdo sobre la actualización de precios y el pago de su deuda por el gas ya consumido. El Gobierno de Kiev responde bloqueando el suministro que pasa por su territorio y alegando razones técnicas.

El jefe de la compañía ucraniana Naftogaz, Oleg Dubina, aseguró que Gazprom habría organizado la reanudación del suministro de tal forma que su bombeo paralizaría el abastecimiento de cuatro regiones ucranianas concretamente Lugansk, Donetsk Odessa y Dnepropetrovsk. En este momento, aseguró que Rusia habría reanudado su suministro a través de un gasoducto no dedicado a la exportación a Europa sino en uno dedicado al consumo interno ucraniano. «El carburante llegó a Sudzha (estación de bombeo rusa en la frontera común), pero nosotros no podemos abrir el grifo. Si lo hiciéramos dejaríamos sin gas a cuatro regiones del sur y este del país», insistió el jefe de Naftogaz.

Por contra, el jefe de Gazprom, Alexei Miller, rechazó esta acusación y aseguró que el gas fue restablecido «únicamente en los gasoductos para la exportación» a Europa.

El primer ministro de la República Checa (que detenta la Presidencia de turno de la UE), Mirek Topolanek, llamó por teléfono a su homóloga ucraniana, Yulia Timoshenko, para pedir explicaciones por el bloqueo.

Siempre según Topolanek, Timoshenko «evocó dificultades técnicas, más concretamente el hecho de que la presión del gas que llega de la Federación Rusa sería muy débil».

El primer ministro checo urgió al Gobierno ucraniano «a ponerse en contacto inmediatamente con expertos de Eurogas (federación europea de industrias del gas), que están a disposición de Ucrania para ayudarle a resolver sus problemas técnicos. La primera ministra me ha prometido hacerlo», añadió.

El Kremlin volvió a negar la mayor e insistió en que bombeaba gas con suficiente presión para salir «inmediatamente por la frontera occidental de Ucrania vía Europa».

La UE exige claridad

Para enrevesar más la situación, la Comisión de Bruselas denunciaba que los expertos encargados de verificar el tránsito del gas ruso no habrían tenido acceso pleno a las estaciones que deberían censar tanto en Ucrania como en Rusia.

El presidente de la Comisión, José Manuel Barroso, telefoneó al primer ministro ruso, Vladimir Putin para hacerles ver la «decepción de la UE». El ex presidente ruso se limitó a recordarle que el sistema de gasoductos ucranianos «está cerrado».

En una muestra de cuál es su estrategia en este conflicto, el Gobierno ucraniano mostró su esperanza en que la UE «no nos dejará solos frente a Rusia» ante la negativa de Moscú de aprovisionar de gas al país vecino.

La Presidencia checa insiste en evitar precisamente eso, el convertirse en el pim-pam-pum en un conflicto bilateral como mínimo poco claro. Respondió con evasivas a rumores sobre un acuerdo UE-Rusia para financiar un crédito que permita a Ucrania abonar su deuda con Moscú.

Putin descubrió asimismo sus cartas al evocar ayer la posibilidad de que el sistema de gasoductos ucranianos esté obsoleto. Rusia no oculta sus planes de retomar el control sobre los gasoductos ucranianos o, en su defecto, impulsar alternativas de suministro a Europa.

Por de pronto, no hay unanimidad -lo que sería raro- en la UE sobre el SOS de Ucrania. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, mostró la semana pasada su hartazgo con la estrategia de Ucrania de forzar su mediación.

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, coincidió en esta línea al asegurar que «si analizamos bien la situación, no podemos hacer otra cosa que dar la razón a Gazprom».

Fuentes comunitarias insistían en acusar a Rusia de hacer «lo que ni siquiera hizo en su día la URSS». Una manera como otra cualquiera de ocultar su impotencia. Una impotencia que tiene que ver en último término con el estado fragmentado de la red energética de la UE y de la falta de inversiones claves en el sector.

Las interconexiones transfonterizas en el interior de la UE brillan por su ausencia. No sólo resulta que Bulgaria y Eslovaquia siguen totalmente aisladas del resto de países miembros. Es que ni siquiera hay suficientes conexiones a terminales portuarias de gas natural licuado.

En esta tesitura, buena parte de Europa central y oriental seguía ayer impaciente el desenlace de la crisis del gas entre Rusia y Ucrania. Seguía sin gas.