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Irán desafía a Occidente

Al borde del peligro

Fuentes: Sovietskaya Rossia

Traducido del ruso para Rebelión por Andrés Urruti

El pasado sábado 5 de febrero, después de largas discusiones, el Consejo de administradores del OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica) aprobó una resolución en la que se pide a Irán congelar los trabajos de enriquecimiento de uranio, detener la construcción de un reactor de agua pesada y aceptar la ampliación de las inspecciones de plantas nucleares. El Director del OIEA, El Baradei, deberá presentar para el 6 de marzo, en el Consejo de Seguridad de la ONU un informe sobre los trabajos nucleares llevados a cabo por Irán. Con esto se amenazaría disimuladamente a Irán, pues, se dice, a esto podrían seguir sanciones; por ello, Teherán debería, en el mes que queda, acelerar las conversaciones con Rusia, así como con la «troika» europea (Alemania, Francia y Reino Unido), para regular las cuestiones surgidas. La resolución del OIEA fue adoptada con 27 votos a favor, incluyendo los de Rusia, China, India, Egipto y Yemen, frente a 3 votos en contra y 5 abstenciones.

La reacción de Irán era previsible. Ya había advertido previamente que semejante resolución únicamente complicará la situación y no influirá en su postura. El presidente de Irán, Ahmadineyad, declaró ante los ciudadanos reunidos en las calles de Teherán que el OIEA aprobó una «extraña resolución», y llamó idiotas a los enemigos de Irán. «Nuestros enemigos no tienen nada que hacer. Les digo: no os necesitamos en absoluto. Pero vosotros si necesitáis a Irán. Aprobad cuantas resoluciones queráis, y que os aproveche. Pero nunca podréis doblegar la voluntad del pueblo iraní. En nombre del OIEA querrían presentarse en todas nuestras plantas nucleares y espiar nuestras capacidades de defensa. Pero nosotros no se lo permitiremos».

El representante del Ministerio de Exteriores de Irán, Asefi, sin embargo, subrayó que las puertas siguen abiertas para las conversaciones. Irán -declaró- no teme al Consejo de Seguridad. Eso no es el fin del mundo. Irán ya tiene preparada una estrategia para cualquier circunstancia en el desarrollo de los acontecimientos. Ya ha habido situaciones más complicadas para Irán. Europa ha demostrado su inconsistencia como socio en las conversaciones. Las sesiones del OIEA estuvieron politizadas y fueron inútiles. Irán, sin embargo, no olvidará a quienes votaron contra su discriminación (Cuba, Venezuela y Siria).

Asefi lamentó que Rusia y China se unieran a la resolución antiiraní, pero señaló que Irán nunca contó especialmente con ellos. Es significativo que, un par de días antes, en una intervención pública en Busher, donde se construye una central nuclear con ayuda rusa, el presidente Ahmadineyad, sin hacer distinción entre los poderes occidentales, Rusia y China, declaró literalmente lo siguiente: «En el futuro próximo, si Dios quiere, os llevaremos, potencias mundiales de paja, ante tribunales creados por el pueblo». Según informa el periódico alemán «Die Welt», el presidente acusó a las grandes potencias de «imponer por todo el mundo la injusticia y el despotismo, matando a millones de personas en Asia y África, para mantener su economía y su mercado de fuerza laboral».

El ministro de asuntos exteriores, Mottaki, también hizo declaraciones en las que prometió que Irán utilizará todos los medios para su autodefensa y aludió a que esto tendrá consecuencias para las operaciones americanas en Irak y Afganistán. También advirtió que Irán podría reducir las exportaciones de petróleo, lo que traería consigo la inevitable subida de precios en los mercados mundiales.

En la prensa han aparecido muchos artículos alertando sobre la inevitable exacerbación de la situación en Palestina, sobre posibles medidas de los iraníes cerrando el estrecho de Ormuz, y también sobre la posibilidad del comienzo de otra guerra más ,sin sentido y sin perspectivas, en el Próximo Oriente. Por otro lado, los iraníes han declarado que cumplirán los compromisos del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, y continuarán su colaboración en ese marco con el OIEA. Sin embargo, Irán no se considera ligado a las obligaciones del llamado Protocolo adicional, de acuerdo con el cual permitía durante casi tres años las inspecciones de sus plantas nucleares sin ningún aviso previo. Por otra parte, Irán no rechaza las conversaciones con Rusia, previstas para el 16 de febrero, sobre la posibilidad de producir el combustible nuclear en territorio ruso. Pero estas conversaciones deberán realizarse, teniendo en cuenta las «nuevas circunstancias» y no pueden llevar a la renuncia de Irán al derecho legítimo al uso de la energía nuclear para fines pacíficos, tal como se define en el Tratado de No Proliferación.

La aprobación de la resolución del Consejo de administradores del OIEA ha sido recibida con júbilo en EEUU y los estados de la UE. El presidente Bush declaró que «el mundo no permitirá al régimen iraní conseguir armamento nuclear». Los yanquis hicieron similares declaraciones amenazantes hacia Irán en el Foro político-militar de Munich. Les secundó Angela Merkel, que también se apuntó a echar leña al fuego del conflicto, a pesar de que los pronunciamientos de los alemanes difícilmente podrán producir alguna impresión a los iraníes.

Los expertos consideran, sin embargo, que el peligroso curso actual en el conflicto con Irán es, antes que nada, un exceso. Que los USA se decidiesen a lanzarse ahora a un conflicto abierto con Irán es improbable, viendo la sobretensión de sus fuerzas en Irak, en Afganistán, y, en general, en la política y la economía yanquis. Las amenazas de emplear la fuerza sólo servirán para acelerar el movimiento de Irán hacia la consecución de armamento nuclear, desde el momento en que ese paso empiece a aparecer a los ojos de los dirigentes de ese país como el único medio de defensa, de ellos y del país, frente a la ingerencia y la imposición extranjera. No por casualidad, un conocido especialista en asuntos nucleares del Consejo norteamericano de política exterior, Ferguson, consideró imprescindible prevenir a Washington que el empleo de medios militares contra las plantas nucleares iraníes, puede justamente impulsar a Teherán a cruzar el «Rubicón nuclear».

Naturalmente que USA puede confiar en detener el movimiento de Irán en esa dirección e intentar lograr un cambio de régimen. Pero las probabilidades de éxito son bastante dudosas. Si Irán toma una decisión firme sobre la creación de armas nucleares, detenerles va a ser muy difícil. Pakistán y Corea del Norte se convirtieron ya en estados nuclearizados, pese a todas las objeciones de Occidente. Y eso, aunque sus posibilidades científicas, tecnológicas y financieras, no son en absoluto comparables a las iraníes. Aparte de esto, hay que tener en cuenta, que los pakistaníes, bajo el «paraguas de USA», a finales de los 80 pasaron a una serie de estados (incluyendo, por lo visto, a Irán) prototipos y equipos relacionados con la producción de armamento nuclear. Según la prensa USA, a mediados de los 90 (los pakistaníes) riñeron con Irán por el precio y la cantidad de los productos tecnológicos, pero, después de esto, no es creíble suponer la completa «inocencia nuclear» de Irán.

Es decir, que hay que poner las esperanzas en las conversaciones y en la disposición que todavía conserva Irán de mantenerse dentro de los límites del Tratado de No Proliferación. Como reconoce ahora el director de la CIA, Negroponte, Irán está todavía muy lejos de la producción de armamento nuclear. Todas las insinuaciones yanquis acerca de que produce semiesferas de uranio o de que adapta las cabezas de sus misiles para cargas nucleares son especulaciones. Para la producción de uranio o plutonio es necesaria toda una industria, para la creación de la cual se necesita bastante tiempo.

Los gritos de pánico de Washington, Londres, y ahora también Berlín, hay que tomárselos con una gran dosis de escepticismo. Semejantes alaridos ya los oyó el mundo en vísperas de la invasión de Irák , y resultaron ser puros embustes y provocaciones, dirigidos a inducir a error a la ONU y a la comunidad internacional. ¿Qué garantías hay de que no se está jugando ahora un juego similar en relación con Irán, y que, como un instrumento para la realización de planes aventureros no se está usando, esta vez, al OIEA? Su director, El Baradei, no hace mucho tiempo, se mostraba bastante «neutral» en relación a los programas nucleares iraníes, y ahora, de repente, empieza a prestar atención a los «posibles lazos» con los planes de creación de armamento. ¿No habrá influido en la postura de El Baradei la amenaza USA de sustituirlo en este prestigioso puesto, dado el insuficiente entendimiento, y, por tanto, la inadmisible «rebelión» a los planes de Washington?.

La resolución del OIEA, por supuesto, no significa, aún, que se vayan a adoptar sanciones contra Irán, incluidas las militares. Se trata todavía de una presión política masiva. Sin embargo, los países que acordaron el traspaso de la cuestión al Consejo de Seguridad, votando a favor de la resolución, han dado a los halcones yanquis una mano, aferrándose a la cual pueden cogerse todo el brazo. Cierto es que, si bien en el OIEA las resoluciones se aprueban por mayoría simple, en el Consejo de Seguridad existe el derecho de veto. ¿Pero será utilizado o se dará otra vez preferencia al deslizamiento por la pendiente, , como ya ocurrió en el curso de la preparación de la agresión de la OTAN contra Yugoslavia y de la invasión de Irán? Detener ese deslizamiento está de raíz en los intereses de Rusia, que deberá hacer todo para evitar un nuevo conflicto en sus límites meridionales. Sería extremadamente peligroso, no sólo para la estabilidad del mundo, sino también para nuestras posiciones estratégicas en esa región, que incluye el Cáucaso y Asia Central.

Según dijo V. Putin en una reciente conferencia de prensa, no nos puede convenir una situación en la que alguien crea una situación peligrosa, y después ordena a otros «sacarle las castañas del fuego». En EEUU no ocultan que, incluso en el caso de un acuerdo de Irán con Rusia sobre la producción de combustible nuclear en el territorio de la Federación Rusa, la presión sobre Irán no cesará. Inmediatamente se presentarán nuevas exigencias, relativas al desmantelamiento de las plantas atómicas iraníes, extensión del régimen de control, comprobaciones adicionales de documentación, etc. El sentido de esta táctica salta a la vista. Se reduce a los intentos de obligar a Irán a una capitulación incondicional ante USA y sus aliados, utilizando activamente para este objetivo a Rusia, a la que se otorga la posibilidad de destruir con sus propias manos las propias posiciones en Irán y enemistarse para muchos años venideros con nuestro estratégico vecino. El desarrollo de los acontecimientos nos deja al borde del peligro. Evitarlo es posible, no mediante maniobras mezquinas, sino tan sólo pronunciando un decidido «¡No!» a los planes de desencadenar un conflicto con Irán..