Adrian J. Rivera

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Flamin’ Hot: El sabor que cambió la historia, una película que se estrenó el mes pasado y hace poco se exhibió en el jardín sur de la Casa Blanca, es una pieza de propaganda diseñada para hacer que los mexicano-estadounidenses y los latinos, en general, se sientan bien consigo mismos. No hay nada inherentemente malo en crear una película que busque hacer que una persona o grupo se sientan bien (véase: el género de películas feel-good o películas que te hacen sentir bien). Incluso puede ser positivo verte reflejado en varios medios.