Alexander Mondragón

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De un tiempo a esta parte, las elecciones en los Estados Unidos, como en algunos países Latinoamericanos, se han convertido en una opción de votar por lo menos malo. Así está, lamentablemente, la supuesta «primera democracia del mundo». Y no es para menos, esto es el resultado de un sistema que, al final de cuentas, solo representa los intereses de una pequeña elite: la plutocracia.