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El mensaje mafioso no fue sólo para Cristina sino para todos los políticos, trabajadores, campesinos, estudiantes, desocupados que se opongan a los designios del círculo rojo del poder real, la gente de bien (y los mandatos del Fondo Monetario Internacional): podemos matarte cuando queramos, a ti y a tus hijos y nietos. Como ya lo hicieron en dictadura, dejando miles de muertos y 30 mil desaparecidos.
No hay candidato que enamore, que brinde esperanzas siquiera. La última fue Cristina Fernández de Kirchner, dos veces presidenta y ahora vicepresidenta, perseguida por el lawfare, víctima de una intento frustrado de magnicidio… pero no será candidata.