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El principal elemento discursivo sería cómo la OTAN ha acabado siendo el instrumento disciplinario de los estados para su sometimiento a la política exterior de EE.UU. (como el principal agente visible de los intereses del gran capital trasnacional, de origen principalmente anglo-sionista-norteamericano), conformando así lo que conduce a una especie de dictadura militar mundial, sin control democrático alguno y que subsiste bajo la apariencia de un conjunto de naciones soberanas.
La guerra cognitiva busca cambiar la percepción de los acontecimientos, lo que la gente piensa y su forma de actuar. Los ataques contra el dominio cognitivo implican la integración de capacidades cibernéticas, psicológicas, la ingeniería social y la desinformación. Su objetivo es sembrar disonancia, instigar narrativas conflictivas, polarizar opiniones y radicalizar grupos.
Este es un llamamiento a organizaciones de todo tipo y para todas las personas con conciencia que consideran un deber su participación en los asuntos públicos.
El bloque occidental dirigido por Estados Unidos ha decidido incendiar el mundo antes de que el mundo acabe con su hegemonía supremacista. Occidente, que siempre se enfrentó entre sí en luchas por la hegemonía, hoy se enfrenta a una periferia que le sobrepasa en muchos aspectos y una vez más ha decidido que la guerra es su mejor opción y probablemente la única.
Hoy como en tantas ocasiones le corresponde al pueblo enfrentarse a esta lógica de destrucción y crear movimientos antibelicistas que nos saquen de esta deriva de barbarie. La juventud universitaria ya lo está haciendo; sumémonos con la movilización de los barrios, de los centros de trabajo y de todos aquellos que deseen movilizarse para que no nos arrastren a la guerra.