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Sólo tenemos las informaciones de los militares: no hay una investigación seria. ¿Qué credibilidad tiene un régimen capaz de raptar a niños de Soacha para asesinarlos y presentar sus cadáveres como «guerrilleros abatidos en combate»? Es triste. El Estado colombiano eligió la opción de guerra, el ‘rescate’ a sangre y fuego, en vez de la opción de paz que es el intercambio de presos.
¿Cuánto dolor, lágrimas, despojo, desaparecidos, presos políticos y torturas más hacen falta para que el mundo cese la complacencia cómplice con el régimen colombiano? Las cifras de asesinados, torturados, encarcelados y desaparecidos, así como las leyes de impunidad para la herramienta paramilitar, el entreguismo a multinacionales y el despojo continuo, demuestran claramente la catadura genocida […]
Sorprende la ausencia del concepto Intercambio Humanitario en la última misiva enviada a la insurgencia. Un país que busca la paz verdadera no puede seguir ignorando a miles de presos políticos que son la expresión palpable del pensamiento encarcelado .