Guadi Calvo

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El sábado 2 de enero, en Níger, se conocían los resultados de las elecciones presidenciales realizadas el pasado 22 de diciembre, que dejaron en la carrera electoral al oficialista Mohamed Bazoum, exministro del Interior, del gobernante Partido para la Democracia y el Socialismo que consiguió un 39% y con el 17% a Mahamane Ousmane, quien, en 1993, se convirtiera en el primer presidente elegido democráticamente del país, para ser desplazado tres años después por un golpe de Estado.

Quizás a partir del 20 de enero el mundo pueda empezar a sacarse de encima el mal sueño que han significado los cuatro años de gobierno de Donald Trump. ¿Que los ha habido peores? Sin duda.

El resto de la historia es muy conocida, aquel día el sencillo vendedor de frutas, harto de los reiterados abusos policiales, se inmolaría frente a la comisaria, para morir unos días después, sin sospechar que su indignación iba a encender la dignidad de mucho de sus hermanos, que salieron a las calles a protestar por esa muerte y todas las muertes que la injusticia, la desigualdad y la arrogancia del poder, estaba provocando no solo en Túnez, sino a lo largo de todo el Magreb, llegado a modificar, de hecho, la geopolítica internacional.

En 2017 el presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, había declarado que: “Boko Haram, estaba técnicamente derrotado”, a tres años vista, la organización terrorista más poderosa del oeste africano, sigue demostrando, que no está de acuerdo con las declaraciones del presidente.

Marruecos bajo la cobertura que le brindan Madrid, Paris, Londres y Washington, continúa su avance para, de una vez y por todas, exterminar la resistencia del pueblo saharaui, que desde hace cuarenta y cinco años busca establecerse con todo derecho como lo que es: la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). (Ver: Sahara Occidental: La guerra más ignorada del mundo.)

El grupo egipcio afiliado al Daesh, Willat Sinaí, que desde febrero de 2018 resiste a la Operación Sinaí, diseñada por el alto mando del ejército, para erradicar el terrorismo que no solo opera en la península, sino en casi todo el resto del país, como el desierto occidental y con despliegues más discretos en cercanías al Canal de Suez y cuyo punto de inflexión fue el ataque a la Mezquita Rawda, en la ciudad de Bir-el-Abab el 24 de noviembre de 2017, que mató a 311 fieles.

Como parte de su estrategia de retirada de tropas de los diferentes conflictos en que los Estados Unidos están involucrados, como Afganistán e Irak, el presidente norteamericano Donald Trump también anunció el retiro de la dotación destinada en Somalia, entre 700 y 850 soldados de Operaciones Especiales, que se encuentran distribuidos en pequeños grupos en diferentes bases a lo largo del país y cuya función “oficial” es la de asesorar al ejército somalí en antiterrorismo.

A poco más de una semana de que el gobierno central etíope informara la toma de la ciudad de Mekelle, la capital de la provincia separatista de Tigray y aparentemente terminara con la resistencia del Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF), que habría durado unos 24 días, el conflicto que comenzó el cuatro de noviembre, parece estar retirándose de los grandes medios, como los insurgentes del mismo conflicto.

Etiopía

El sábado 28 de noviembre, fue el día para que el ejército etíope, asalte la ciudad de Mekelle, capital de la provincia rebelde de Tigray, con cerca de 500 mil habitantes y donde se habían atrincherado los separatistas, que habían dicho iban a resistir hasta el último hombre. (Ver: Etiopía: De una guerra étnica a un conflicto regional).

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