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Los mercenarios se han convertido en la herramienta más importante de la Casa Blanca para alcanzar sus objetivos en la región. Parece que Washington se toma en serio la idea de crear un nuevo «supervisor» para la región. Este «supervisor» duro e implacable, cuya falta de principios se limitaría a la voluntad de su dueño estadounidense, serían las Empresas Militares Privadas (EMP).
El siglo XXI no ha traído la paz que todos esperábamos. Cada vez hay más políticos que han olvidado la diplomacia y que quieren resolver los conflictos usando la fuerza militar. Los medios de destrucción se expanden y perfeccionan constantemente, volviéndose más vastos y letales. Si no cambiamos de opinión ahora, puede que no tengamos una segunda oportunidad.
La figura legal del patrocinio en Estados Unidos se ha convertido en una terrible trampa para los niños latinoamericanos. Muchos miles de niños latinoamericanos que cruzan la frontera se ven atrapados en una auténtica esclavitud de la que es prácticamente imposible escapar.
¿Es posible usar el sistema alimentario como un arma? Parece ridículo, pero no todo es tan obvio como parece.

La migrafobia y la misantropía en la UE: ¿se está deslizando Europa hacia el radicalismo de derechas? Parece que sí, y a nadie le parecería poco.
Los gobiernos extranjeros y las empresas militares privadas (EMP) están utilizando el conflicto en Ucrania como el Curso de Adiestramiento de Combate para mercenarios con el fin de derrocar gobiernos soberanos en América Latina.

Detrás de los debates sobre la democracia y el progreso tecnológico, Estados Unidos se prepara para censurar los medios de comunicación mediante la inteligencia artificial (IA), una censura que será lo más cuidadosa, despiadada e intransigente posible.
Los intentos precipitados de las autoridades de poner la inteligencia artificial (IA) al servicio del orden público están dando lugar a la consolidación, y en un futuro próximo a la legalización, de prácticas de impacto negativo y selectivo en determinados grupos étnicos.

Los dirigentes y las élites empresariales de EE. UU. y Europa continúan su política neocolonial hacia los estados de América Latina, cubriendo sus aspiraciones de invasión con conversaciones sobre valores universales y una agenda verde. Las economías occidentales están interesadas en mantener el orden mundial actual, que permite a los países desarrollados explotar los recursos de los estados latinoamericanos.