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En la izquierda está muy extendida la tesis de la financiarización. En esencia dice que las finanzas han tomado el control de las economías capitalistas desde, aproximadamente, principios de los 1980.
Los análisis y debates en la izquierda acerca de las relaciones económicas entre los países adelantados y atrasados están atravesados por las diferentes explicaciones acerca de cómo opera la ley del valor trabajo en el mercado mundial.
En una entrevista que hizo el periodista Maxi Lequi en el programa de radio “El Arranque”, reproducida en Política Obrera el 20/07/2023, Jorge Altamira sostuvo que “…hay una contrarreforma laboral de hecho que tiene las siguientes consecuencias: que un trabajador, por lo que gana tiene que trabajar mucho más de ocho horas por día y trabaja los siete días de la semana. Y los sindicatos apoyan esta circunstancia porque reclaman aumentos salariales sobre los siete días, sobre las diez horas, ¿me explico? No quieren modificar este régimen”. Sostuvo también que estamos en una época en la que hay un cambio tecnológico “de una magnitud que favorece el tiempo libre y sin embargo con el avance tecnológico lo que crece es el tiempo esclavo. Es decir, estamos peor que en la manufactura”.
Tal vez el punto más controvertido de la teoría monetaria de Marx gira en torno al rol monetario del oro. La idea dominante, incluso entre los marxistas, es que la teoría de Marx habría sido válida cuando la libra esterlina, el dólar estadounidense y otras monedas eran oficialmente convertibles al oro, pero habría quedado desactualizada con la inconvertibilidad oficial (en el caso del dólar los billetes no fueron redimibles en oro desde enero de 1934).
La profundización de la crisis económica argentina -al momento de escribir esta nota llevamos más de un mes de corrida cambiaria, y suba desatada de los precios- ha dado pie a una cantidad de explicaciones, salidas del campo «nacional y popular», de tipo voluntarista y/o conspirativa. Casi invariablemente, sus dirigentes y voceros culpan por la crisis a los «formadores de precios»; a los «especuladores»; a los «golpistas dirigidos por la embajada de EEUU»; e incluso «a la traición» del ex ministro Guzmán. Este discurso prevalece en la izquierda nacional, en los espacios de raíz estalinista (PC y militancia ex PC; PCR; castristas y afines) y hasta permea diagnósticos y políticas de partidos que se reclaman del trotskismo.