El organismo de la Unión Europea (UE) responsable de la gestión de las fronteras exteriores, Frontex, se mostró interesado en probar el uso de aviones no tripulados y sistemas terrestres fijos para controlar la llegada de personas sin documentos en regla.
«En materia de control fronterizo se puede recurrir a un amplio espectro de medios como cámaras diurnas y de infrarrojos, radares y sensores fijos terrestres, sistemas móviles, aparatos tripulados y satélites», reza un comunicado aparecido en el sitio de Internet de Frontex (Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores de los Estados miembros de la Unión).
«Pero es claro que los vehículos aéreos no tripulados (VAT) pueden desempeñar un papel específico en el mejoramiento del control fronterizo, pese a ciertas dificultades técnicas, entre otras», añade.
Frontex se dedicó este año a estudiar de manera exhaustiva la posibilidad de utilizar los VAT, declaró el portavoz de la agencia, Michal Parzyszek, quien se negó a proporcionar detalles adicionales.
Además, el desarrollo del Sistema de Vigilancia Europea (Eurosur) integrado, en el que Frontex tiene una influencia importante, atrajo a varios fabricantes de dispositivos de seguridad como VAT, entre otros.
El Foro Europeo de Innovación e Investigación en Seguridad (Esrif, por sus siglas en inglés), que funcionó entre 2007 y 2009, reunió a personalidades y organizaciones, al sector privado y a instituciones europeas. Frontex fue un actor clave en esa instancia.
La agencia creada en 2004, pero que comenzó a funcionar al año siguiente, es el organismo de la Unión Europea dedicado a frenar la inmigración no deseada. Frontex coordina las patrullas marítimas, los vuelos de reconocimiento, las operaciones navales y terrestres y reúne a especialistas para identificar el país de origen de las personas detenidas.
El Foro fue más que un lugar de reunión para intercambiar opiniones sobre cuestiones de seguridad, dijo a IPS Frank Slijper, de la Campaña Tegen Wapenhandel, iniciativa contra las armas.
«Esrif fue el lugar donde proveedores y compradores se reunieron en un contexto formal», explicó. «Fue una situación beneficiosa para todas las partes. Ese tipo de iniciativas permiten integrar la dimensión militar en un momento posterior», añadió.
Es importante reparar en «la cantidad de empresas de armamento en Esrif que, tras los atentados del 11 de septiembre contra Nueva York y Washington, crearon divisiones especiales de seguridad porque se convirtió en un mercado creciente», añadió Slijper.
Frontex encabezó el tercer grupo de trabajo del Foro, que reunió a 80 personas, 20 de la parte interesada, gobierno y agencias estatales, y 60 de proveedores industriales, señaló Ben Hages, investigador del Transnational Institute.
Desde hace dos años, Frontex participa de forma regular en foros a favor de un fuerte control fronterizo en Europa, junto a organizaciones que defienden intereses corporativos.
Entre ellos, los de la asociación Aerospace and Defence, que promueve la industria aeronáutica como prioridad estratégica de la región y la Security Defence Agenda (SDA), grupo de estudio con sede en Bruselas.
La Security Defence Agenda ofrece una plataforma de encuentro entre instituciones de la UE y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte con funcionarios y representantes de la industria de medios internacionales y especializados, académicos y organizaciones no gubernamentales.
Una nueva disposición, que dará a la agencia la posibilidad de adquirir equipos de forma directa, modificará su estatus de participante a cliente. La norma, a la que pudo acceder IPS, confirma la voluntad de militarizar la vigilancia fronteriza y controlar la migración.
Frontex puede recoger y procesar datos personales de sospechosos de participar en actividades ilegales en la frontera, adquirir equipos de vigilancia, integrar los distintos planes de capacitación de guardias y crear y operar un sistema de intercambio de información clasificada.
La norma prevé un «papel mayor para la investigación y el desarrollo a fin de controlar y vigilar las fronteras exteriores», lo que convertirá a la agencia en un actor clave entre las instituciones europeas y de la naciente industria de seguridad interna.