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Bienes de la mafia se reconvierten con fines sociales

Fuentes: IPS

En el pequeño pueblo italiano de Corleone, en el centro de Sicilia, 13 integrantes de una cooperativa, cinco de ellos pacientes psiquiátricos en rehabilitación, trabajan tierras confiscadas a la Cosa Nostra, la mafia de esa isla. Cultivan maíz, tomates y garbanzos, además de atender un almendral y un viñedo y vender sus productos principalmente en […]

En el pequeño pueblo italiano de Corleone, en el centro de Sicilia, 13 integrantes de una cooperativa, cinco de ellos pacientes psiquiátricos en rehabilitación, trabajan tierras confiscadas a la Cosa Nostra, la mafia de esa isla.

Cultivan maíz, tomates y garbanzos, además de atender un almendral y un viñedo y vender sus productos principalmente en comercios que promueven los precios justos. Pero la historia es más compleja, dado que la mafia todavía constituye un motivo de preocupación en Italia.

«Todas las mañanas tenemos que atravesar a pie las tierras de un conocido jefe de la mafia para llegar a nuestros campos. Al principio, nuestros amigos nos aislaban. Y a nuestros hijos también. Nos llamaban ‘la cooperativa de los locos'», dijo a IPS Francesco Ancona, de la cooperativa «Lavoro e non solo» (No sólo trabajo).

Ancona relató sus experiencia en Terrafutura, una exhibición internacional de prácticas sustentables que se realiza anualmente en Florencia. En su séptima edición, que concluyó el día 30, se centró en desarrollar comunidades sustentables y responsables como «laboratorios del futuro».

«Lavoro e non solo» se inició en 1998 para rehabilitar a pacientes psiquiátricos mediante el trabajo agrícola. Desde 2000 le encomendar unas 150 hectáreas de tierra confiscada a la mafia siciliana.

Sus miembros, de entre 30 y 60 años, comparten las tareas.

«Nuestro trabajo con pacientes psiquiátricos tiene una función social. Además, aspiramos a promover una cultura antimafia en el territorio», dijo Ancona.

«Lavoro e non solo» emplea a otros pacientes psiquiátricos, principalmente jóvenes del área de Corleone, y promueve campamentos estivales anti-mafia que atraen a unas 600 personas a lo largo de dos semanas.

En Corleone vivió Bernardo Provenzano, considerado el jefe más importante de la Cosa Nostra y que fue arrestado en 2006, tras evadir la ley durante 40 años.

En una de las casas de Provenzano, confiscada por el Estado y otorgada a «Lavoro e non solo», la cooperativa está por abrir un museo contra la mafia que incluirá un archivo histórico y una videoteca.

«Es muy difícil trabajar en un área donde la mafia todavía existe y continúa operando. Aunque los jefes hayan sido arrestados, sus familias todavía viven en el territorio, y no son exactamente anti-mafia», dijo Salvatore Ferrara, vicepresidente de «Lavoro e non solo».

En 2004, el gobierno asignó 134 hectáreas a «Lavoro e non solo» en el pueblo de Canicattì, 100 kilómetros al sudeste de Corleone. Pero la mafia incendió el viñedo justo antes del traspaso, y en 2008 cortó los brotes de unas 700 parras.

La cooperativa contrarrestó esas amenazas iniciando una campaña llamada «adopte una vid», a fin de recaudar fondos para replantar.

En 2009 se confiscaron 1.223 empresas y 9.198 inmuebles en Italia, según la agencia del gobierno que maneja los bienes confiscados a organizaciones delictivas.

Alrededor de 73 por ciento de esas propiedades fueron concedidas a organizaciones sin fines de lucro para que las utilizaran con fines sociales, señaló un informe de la Agenzia per le Onlus, red italiana de organizaciones no gubernamentales.

Según el estudio, que se presentó en Terrafutura, las propiedades confiscadas se utilizan de varios modos. Entre ellos, para abordar problemas sociales (21,7 por ciento), para promover actividades culturales (18,3 por ciento), o para empresas de servicio público (17,4 por ciento).

Se prevé que las personas con discapacidades serán las principales beneficiarias del programa.

Sin embargo, 42,9 por ciento de estas organizaciones sin fines de lucro enfrentan serios problemas financieros, dado que la mafia continúa planteando un desafío en tanto sistema alternativo viable.

«Hoy la mafia es una organización económica: emplea sus bienes para obtener y lavar dinero, porque no tiene acceso al crédito. Éste es el terreno donde debemos combatirla», dijo Stefano Zamagni, presidente de la Agenzia per le Onlus.

«No alcanza con reclamar los bienes: debemos reconvertirlos para asegurarnos de que produzcan ingresos y trabajos para los ciudadanos», agregó.

«Los bienes confiscados a la mafia se convierten en laboratorios sociales para la creación de alternativas. No sólo porque son bienes confiscados, sino también porque encarnan un modelo de producción diferente, que presta atención a la sustentabilidad y a la legalidad», dijo Andrea Giolitti, de Libera, una red que actúa contra la mafia.

Lamentablemente, la reasignación de tierras y otros bienes insume un promedio de ocho años luego de la confiscación. Además, 57 por ciento de las propiedades confiscadas son entregadas en mal estado, lo que generalmente vuelve muy difícil su puesta en marcha. En 36 por ciento de los casos las instituciones no prestan apoyo financiero.

Zamagni llamó a crear un fondo estatal que permita poner en funcionamiento las organizaciones sin fines de lucro a las que se asignan tierras y bienes que antes eran propiedad de la mafia. 

http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=95553