Traducido del francés para Rebelión y Tlaxcala por Caty R.
No pude reprimir la sonrisa cuando supe que la visita de George W. Bush a Viena provocó la aparición de numerosos carteles en las calles de la capital austríaca con la leyenda «asesino de masas».
Estamos totalmente de acuerdo con esta etiqueta, lo que no acabamos de comprender es por qué el Sr. Bush vino a una reunión de los jefes de los gobiernos de la Unión Europea. Según un vago rumor de los medios de comunicación, vino «para remendar» sus relaciones con la UE, pero parece poco probable que vaya a satisfacer la muy razonable petición de cerrar su campo de concentración y exterminio de Guantánamo. Hasta su lacayo escocés, siempre tan servil, se atrevió a sugerir el cierre inmediato de la prisión.
Como europeo siento asco y vergüenza al ver cómo a semejante criminal -y a su esposa- los acoge calurosamente el Canciller de Austria -país que actualmente ostenta la presidencia de la Unión- y le permiten asistir a una reunión de la UE poco después que a su criminal colega, el viejo «Gauleiter» de Jerusalén, a quien también acogieron algunos de estos mismos «dirigentes» europeos.
Para la mayoría de los europeos, el Sr. Bush sólo sería bienvenido a Europa para sentarlo en el banquillo de los acusados de La Haya acompañado de sus acólitos y no a reuniones donde no hace más que insistir para que los demás Estados sigan su ejemplo criminal que pretende destruir la libertad y la democracia en cualquier país que no resista su fuerza militar.
De momento siento amargamente que haya logrado convencer a la UE para que se le sume al castigo contra los palestinos que tuvieron la insolencia de mostrar su hastío por ser víctimas de los ataques incansables de los invasores; de los usurpadores que gozan del apoyo incondicional del régimen de Bush, a expensas de los contribuyentes estadounidenses.
Sería maravilloso que los 25 jefes de gobierno de la UE informaran claramente al Sr. Bush de que no es bienvenido en Europa, a no ser al banquillo de los acusados de La Haya y que debería quedarse en su casa, en su Estado de origen de Connecticut o en su Estado de adopción de Texas. Hay que prevenirle de que si quiere aventurarse por otros países del mundo se arriesga a ser detenido inmediatamente, acusado y castigado por sus horribles crímenes.
No se debe permitir jamás a semejante paria visitar otro país que no sea el suyo, y hay que dejarle bien claro que cuando acabe su mandato en su poderoso país, puede ser requerido para responder por sus crímenes de terrorismo, de acuerdo con los Principios de Nuremberg. El derecho internacional, según estos principios, se refiere específicamente a sanciones contra los antiguos jefes de Estado que cometieron tales crímenes.
Robert Thompson. Ciudadano francés. Es columnista habitual de axisoflogic. Sus textos se encuentran en la sección Letters from France. Ofrece interesantes perspectivas sobre relaciones internacionales desde el punto de vista europeo. [email protected]
Texto original en inglés: http://www.axisoflogic.com
Texto original en francés: http://quibla.net/edito2006/tribune2006-15.htm
Caty R. es miembro de los colectivos de Rebelión y Tlaxcala (www.tlaxcala.es), la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción es copyleft.