La Comisión Europea pidió ayer a Estados Unidos que asuma su responsabilidad ante la crisis financiera mundial al ser el origen de la misma y urgió a la aprobación de un plan de rescate tras el rechazo en el Congreso estadounidense del que presentó Washington. Mientras tanto, el Estado francés, Bélgica Holanda, Alemania e Irlanda continuaron con sus operaciones de rescate de entidades financieras y Gran Bretaña anunció más medidas de protección.
Mientras los gobiernos europeos actúan en operaciones de rescate de entidades bancarias, la Comisión Europea mostró ayer su «decepción» por el rechazo parlamentario del plan diseñado por Washington para afrontar la crisis financiera y afirmó que Estados Unidos debe «asumir su responsabilidad».
El portavoz jefe del Ejecutivo comunitario, Johannes Leitenberger, hizo hincapié en que las turbulencias que atraviesan los mercados mundiales se originaron en EEUU, por lo que este país tiene una «responsabilidad especial» en su resolución. Bruselas confía en un rápido acuerdo que permita comenzar a aplicar el plan de rescate, señaló Leitenberger, porque de ello «depende el destino no sólo de EEUU sino de todo el mundo».
El portavoz destacó actuaciones de las autoridades europeas, en algunos casos concertadas, para apoyar al sector financiero. De hecho, en varios estados se suceden las intervenciones estatales para rescatar a los bancos con problemas.
Así, ayer se anunció la operación de rescate del banco franco-belga Dexia, que se une a la decisión del Gobierno irlandés de garantizar durante los dos próximos años todos los depósitos de los seis bancos del país. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, en su calidad de presidente de la UE, ha convocado un encuentro internacional en otoño, al que asistirán los líderes del G8 -los siete países más industrializados y Rusia- y otros representantes internacionales para pactar una respuesta a la crisis financiera.
Además, para preparar esa cumbre, organizará en los próximos días en París una reunión con los países europeos representados en el G8 y los presidentes del BCE, Jean-Claude Trichet, la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el Eurogrupo, Jean-Claude Juncker. Igualmente, la canciller alemana, Angela Markel señaló que «el gobierno alemán espera que ese paquete de salvación sea aprobado esta semana», en referencia al rechazo del Congreso de EEUU al programa de 700.000 millones previsto por la Administración Bush.
Por su parte, el ministro de Exteriores y vicecanciller, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, señaló que «nos encontramos en un mundo más difícil después de la última noche de Washington».
Merkel y Steinmeier hicieron estas declaraciones después de que todos los grupos parlamentarios alemanes convocaran reuniones extraordinarias para abordar el programa de apoyo anunciado ayer por el gobierno al Hypo Real Estate, el primero a una entidad exclusivamente privada desde que estalló la crisis. Representantes de los partidos que forman la coalición de gobierno -cristianodemócratas y socialdemócratas- aseguraron que respaldarán la decisión en la votación parlamentaria que deberá preceder a su puesta en marcha. El paquete prevé que el Gobierno y varios bancos concederán a Hypo Real Estate una garantía de crédito de 35.000 millones de euros en dos tramos, de 14.000 y 21.000 millones de euros.
Los bancos privados pagarán el 60% del primer tramo del crédito y el Gobierno alemán, el resto, además del pago completo del segundo tramo.
El Gobierno y el Bundesbank aseguraron que este crédito, que podría costar a los contribuyentes en Alemania en el peor de los casos unos 26.600 millones de euros, evitará el colapso del sistema financiero alemán.
Oposición y total rechazo
Por su parte, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, reunió a los principales responsables del sector financiero del país, que se esforzaron en lanzar mensajes de tranquilidad y de confianza en el sistema, a la espera de que el Gobierno anuncie nuevas disposiciones sobre el mercado del crédito esta semana.
Sarkozy recordó a los dirigentes de los bancos franceses «su misión prioritaria de financiar la economía», para incitarlos a mantener abierto el grifo del crédito y evitar el estrangulamiento de la actividad de las empresas y del consumo de los particulares.
Las consultas continuaron con una representación de la patronal europea, que admitieron la necesidad de reglamentación en los mercados pero «si es posible sin exagerar», según el presidente de la confederación empresarial europea Business Europe, Ernest Antoine Seillière.
Pusieron el acento en que las empresas sigan teniendo créditos «porque si no, irán cayendo unas detrás de otra e iremos aumentando las listas del paro».
«Los empresarios tenemos ese problema pero no somos nosotros los que tenemos que poner soluciones encima de la mesa sino los gobiernos», afirmaron, eso sí, para que «podamos seguir en esa economía libre de mercado en la que todos creemos». Unas horas antes, Sarkozy había informado del acuerdo con las autoridades belgas y luxemburguesas para inyectar 6.400 millones de euros en el banco franco-belga Dexia, cuyo valor se había desplomado el lunes en medio de rumores sobre problemas de liquidez.
El Estado francés aportará directamente 1.000 millones de euros para reforzar el capital de Dexia, a lo que se añadirán otros 2.000 millones a través del CDC (organismo que reúne las participaciones públicas francesas en empresas privadas).
Al final, el Estado francés controlará un 25% de la entidad , lo que constituye una minoría de bloqueo, y las autoridades belgas tendrán otro tanto hasta totalizar más del 50% de esta entidad que e se dedica sólo a la financiación de municipios y no a la banca de particulares. El ministro francés del Presupuesto, Eric Woerth, lanzó un mensaje tranquilizador en dirección de esos particulares al asegurar que la crisis «no tocará ni un euro» de los depósitos bancarios o de los seguros de vida.
En Gran Bretaña, el primer ministro británico, Gordon Brown, se comprometió a hacer «lo que sea necesario» para proteger los ahorros de los ciudadanos, aunque declinó ofrecer una garantía ilimitada para los depósitos bancarios.
Londres ha nacionalizado ya Northern Rock y Bradford & Bingley, y en el segundo caso, ha autorizado la venta el negocio minorista al español Santander.
En el país origen de la crisis, el presidente, George W. Bush, los candidatos presidenciales y los líderes del Congreso mantuvieron ayer una intensa ronda de contactos para tratar de salvar el plan de rescate financiero rechazado por la Cámara de Representantes.
Bush compareció ante las cámaras por segundo día consecutivo para asegurar a los «ciudadanos en todo el mundo» que la derrota del plan «no es el final del proceso legislativo» y requirió al Congreso una actuación «urgente» porque «si no actuamos ahora, la situación empeorará día a día».
La patronal europea indicó a Nicolas Sarkozy, presidente de turno de la UE, que los problemas de las empresas deben resolverlos los gobiernos y, admitió la necesidad de regular los mercados pero «sin exagerar».
Los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y de Venezuela, Hugo Chávez, opinaron que la crisis financiera es la más grave en muchos años y puede afectar a todos los países, y dijeron estar haciendo fuerza para que EEUU la resuelva.
El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, afirmó que la raíz de los problemas a los que se enfrentan muchas de las instituciones financieras está en su incapacidad para calcular los riesgos de sus operaciones y en la falta de transparencia.
La Comisión Europea facilitará y acelerará el rescate de bancos
La Comisión Europea va a facilitar las operaciones de salvamento de entidades financieras en la UE, mediante la evaluación urgente, en el plazo de horas si es necesario, de su compatibilidad con la normativa comunitaria.
El ejecutivo de la UE facultará hoy a la responsable de Competencia, la holandesa Neelie Kroes, para autorizar ayudas de emergencia sin necesidad de pasar por el pleno de comisarios.
Durante un periodo de tres meses, que podría ser prorrogado, Kroes podrá adoptar en solitario -de acuerdo con el presidente de la Comisión y tras consultar a los comisarios de Mercado Interior y Asuntos Económicos- decisiones positivas sobre medidas de rescate de entidades financieras.
Este procedimiento excepcional ha levantado críticas en el entorno de algunos comisarios europeos donde se señala que cualquier flexibilización de las normas de competencia habría generado polémica si los beneficiarios fueran principalmente estados o empresas del sur de Europa y no belgas, holandesas, alemanas o inglesas, como ahora. El proyecto precisa que las ayudas deben dirigirse a entidades financieras que atraviesen graves dificultades y su objetivo ha de ser evitar el efecto contagio dentro del sistema financiero o al conjunto de la economía.
«Dada la amplia gama de escenarios posibles, las medidas pueden tomar diferentes formas no necesariamente limitadas a aportación de liquidez mediante préstamos, garantizados o no», explicó Bruselas.
Kroes deberá respetar en sus decisiones el principio general de que las ayudas de Estado, para tener luz verde, deben ser necesarias y proporcionadas y generar la menor distorsión posible en el mercado.
Además, al tratarse de ayudas de rescate, tienen que ir acompañadas de un plan de reestructuración que asegure la viabilidad a largo plazo de la empresa. La urgencia, necesidad y proporcionalidad de las medidas deberá justificarla por carta a la Comisión el gobernador del banco central del país afectado.
Por su parte, el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, señaló que «las reglas de la competencia de la UE no impiden el salvamento de bancos con planes para inyectar miles de millones de euros por parte de los gobiernos», según señaló en una entrevista a la cadena de televisión France 24.