Sólo la inercia ideológica más perversa explica la estupidez, incompetencia y criminalidad de la actual política exterior de EE.UU. hacia Cuba, Nicaragua y Venezuela. Estúpida por estar basada en la demente visión mesiánica del Siglo XIX del Destino Manifiesto y de la Doctrina Monroe, los EE.UU., en el caso de Nicaragua, ha aplicado durante 40 […]
Sólo la inercia ideológica más perversa explica la estupidez, incompetencia y criminalidad de la actual política exterior de EE.UU. hacia Cuba, Nicaragua y Venezuela. Estúpida por estar basada en la demente visión mesiánica del Siglo XIX del Destino Manifiesto y de la Doctrina Monroe, los EE.UU., en el caso de Nicaragua, ha aplicado durante 40 años esencialmente las mismas políticas infructuosas que han fracasado durante 170 años, desde la derrota de William Walker. Ahora, las autoridades de los Estados Unidos han retomado donde lo dejaron tras el histórico fallo de 1986 de la Corte Internacional de Justicia que condenó la agresión terrorista de los Estados Unidos contra Nicaragua.
Habiendo ya reanudado las medidas coercitivas unilaterales ilegales contra la economía de Nicaragua, el gobierno de los Estados Unidos está ahora complementando su agresión económica de manera abierta con un programa destinado no sólo a suplantar al gobierno sandinista de Nicaragua sino, en última instancia, a destruir el sandinismo como un movimiento político viable. Quieren convertir Nicaragua en Bolivia.
La semana pasada, la Radio La Primerísima de Managua reveló el contenido de un documento de la USAID con los detalles de este próximo esfuerzo del gobierno de los EE.UU. para lograr el cambio de régimen en Nicaragua. El documento esboza los principales elementos de un programa llamado «Responsive Assistance in Nicaragua (RAIN)» (el acrónimo inglés es igual a la palabra para «lluvia»). Como si estuviera diseñado para fracasar a proposito, el pensamiento detrás de RAIN es una proyección tecnocrático yanqui en prácticamente todos los sentidos, engreído, superficial, egoista, inane. Sus premisas son irracionales desde el principio, parecen como la receta de un alquimista, perdida en detalles espurios, ajenos a su absurdo demencial.
Otros escritores como Brian Willson, Wiston López, Ben Norton, John Perry and Nan McCurdy han hecho excelentes análisis del documento de la USAID y de lo que significa. Señalan que, a corto y mediano plazo, el plan preve un probable fracaso, porque los planificadores de la USAID reconocen que el Frente Sandinista (FSLN) probablemente ganará las elecciones nacionales en 2021. Esa probabilidad quedó muy clara esta semana con la publicación de una encuesta de opinión de la ampliamente respetada empresa consultora MyR que muestra un apoyo político al FSLN del 50% y a la oposición del 10%. En este contexto, RAIN es claramente un plan para la próxima década, estableciendo una unidad permanente de desestabilización en el país para gestionar, coordinar e integrar mejor las actividades de cambio de régimen abiertas y encubiertas, tanto internas como externas.
Este aspecto del documento sugiere que incluso los monstruos-en-forma-humana que dirigen los programas de terror de la política exterior de los Estados Unidos reconocen que Nicaragua no puede ser destruida, saqueada y mal administrada como hasta ahora lo han hecho en Haití u Honduras. Aún así, el plan subestima el nivel de cambio político y social traumático necesario para que funcione, lo cual es poco probable que se logre con las técnicas convencionales de EE.UU. de ablandar a los países para luego derrocar a sus gobiernos. Un signo de ello es la forma en que el plan ignora la profunda fuerza patriótica y la robusta visión democrática de la Constitución de Nicaragua de 1987, que ni siquiera los 17 años de gobiernos neoliberales dirigidos por los Estados Unidos entre 1990 y 2007 lograron debilitar.
Esta falta de sentido de la historia y la consiguiente incapacidad de entender el sandinismo, junto con la pésima sentido táctico del momento justo y la mal eleborada estrategia, son características perdurables del fracaso de la política exterior de los Estados Unidos en Nicaragua. Los estrategas de la política exterior estadounidense pensaron que el FSLN estaba acabado después de perder las elecciones de 1990. Creyeron que los títeres de la derecha local de los EE.UU. tenían una mayoría electoral estructural a largo plazo e inexpugnable. Estaban equivocados. Luego, pensaron que el gobierno sandinista de Nicaragua sucumbiría a la crisis de 2008-2009. Se equivocaron de nuevo. Gracias en gran parte al Comandante Hugo Chávez y al ALBA, el gobierno del Presidente Daniel Ortega salió fortalecido y ganó fácilmente las elecciones nacionales de 2011 con una gran mayoría en la legislatura también.
Luego, en 2018, los mismos desgastados svengalis de la política exterior de los Estados Unidos pensaron que podrían acabar con el sandinismo en Nicaragua si pudieran cooptar a la juventud, amenazar y extorsionar a la gran empresa privada, usar a las ONG y la Iglesia Católica como armas ofensivas y montar en escala industrial una campaña de mentiras al estilo de un blitzkrieg en las redes sociales. Otra vez se equivocaron. Ahora el Frente Sandinista es tan fuerte como siempre, a pesar de los complejos problemas provocados por la pandemia COVID-19. El plan RAIN continúa con el patrón disfuncional de la siniestra desvarío de la política exterior estadounidense basándose en la falsa premisa implícita de que los EE.UU. pueden asegurar un resultado más exitoso que en 2018, si tan sólo pueden consolidar, realzar y perfeccionar mejor su quinta columna no gubernamental, mediática, empresarial, religiosa y política en Nicaragua. Persiguieron ese fuego fatuo desde 2006 hasta 2018 y terminaron vencidos, como lo han estado desde 1998 en Venezuela y desde 1959 en Cuba.
Aun así, el marco de referencia fantasioso del documento de la USAID sigue reflejando el narcisismo de la falsa propaganda de la Embajada de los Estados Unidos de América de que Nicaragua es una dictadura infeliz con una economía en decadencia y servicios públicos inadecuados. Sin embargo, incluso una mirada por la ventana de la embajada de EE.UU. en Managua muestra lo contrario: una nueva infraestructura, una vibrante vida comercial y un medio ambiente limpio. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU acaba de informar que mientras el resto de América Latina y el Caribe están sufriendo drásticas caídas en sus exportaciones, Nicaragua ha visto un notable aumento del 14% para el período hasta mayo de este año en comparación con el 2019. El informe señala que «Nicaragua capitalizó el aumento del precio del oro y de los volúmenes de los productos agrícolas y ganaderos exportados (entre ellos el café, la caña de azúcar, el frijol y el tabaco)».
Si uno elija un sector, cualquier sector, de la vida nacional, allí el equipo de gobierno del Presidente Daniel Ortega tendrá un claro y decisivo política que responde eficazmente a las necesidades de ese sector dentro de las limitaciones presupuestarias de un pequeño y empobrecido país de 6,5 millones de habitantes sujeto al ataques económico de los Estados Unidos. ¿Cobertura de electricidad? Mira aquí. ¿Competitividad? Mire aquí. ¿Telecomunicaciones? Aquí. ¿Acceso al agua potable? Lea esto. ¿Agua y saneamiento rural? Mira aquí. Capacidad de defensa civil? Aquí. Capacidad de los gobiernos municipales? Aquí. ¿Desarrollo de la infraestructura? Mira aquí, aquí y aquí y lee esto y esto. ¿Tecnologías geocientíficas? Aquí. ¿Innovación? Lea esto. ¿Educación? Lea esto, esto, esto y esto, así como esto y esto. ¿Salud pública y COVID-19? Mira aquí y aquí y lee esto y esto.
¿Defendiendo la economía popular? Aquí. ¿Defendiendo la familia, la juventud y la niñez? Aquí. ¿Seguridad ciudadana? Mire aquí. ¿Política policial comunitaria? Aquí. ¿Qué hay del gasto social general? ¿Seguramente eso debe haber sufrido por motivo de la debacle económica descrita por el Departamento de Estado de EE.UU? No, en absoluto, mira aquí. ¿Producción de alimentos y seguridad alimentaria? Lea esto y esto y mire aquí, aquí y aquí. ¿Y no es Nicaragua un país sin esperanza para el medio ambiente? No seas ridículo. Mira aquí, aquí y aquí y lee esto. ¿Y no es la propiedad y la seguridad de los títulos de propiedad un caos, especialmente para los pueblos indígenas? También absurdo, mira aquí.
Todas estas políticas reflejan el enfoque del programa histórico del Frente Sandinista sobre la realización de los derechos de la persona humana, para todos las personas que viven en Nicaragua, actualizado y llevado a cabo con éxito a pesar de grandes dificultades. Hacen que las falsas afirmaciones de las autoridades estadounidenses y los mercenarios perdedores de la oposición nicaragüense, a quienes los Estados Unidos han financiado durante más de una década con decenas de millones de dólares, parezcan completamente fuera de lugar. La última encuesta de MyR muestra que más del 80% de las y los nicaragüenses desearían que el país volviera a su situación antes de 2018 y el 67% de la gente piensa que Nicaragua está volviendo a la senda de reanudar el progreso que disfrutaba antes del violento y fallido intento de golpe de Estado de ese año.
Pero, ¿no es la libertad de expresión bajo un ataque implacable en Nicaragua como se proclama libremente todos los días por el Canal 10, el Canal 12, el Canal 23, 100% Noticias, Radio Corporación, la Prensa, Confidencial y una plétora de emisoras locales de radio y televisión por cable? Um… seguramente algún error lógico aquí… ¿Y no le temen todos a la policía represiva de «Putin, Assad, Castro, Maduro, Gaddhafi… seguramente la caricatura está aquí en alguna parte… Ortega!»? Bueno, según la investigación de MyR, el 62% de los nicaragüenses piensan que su policía es altamente profesional. El 62% de la gente piensa que hay un alto nivel de respeto por la libertad de expresión y los derechos humanos y la proporción de personas que piensan en emigrar ha bajado del 45% en abril de 2019, el punto más bajo del impacto económico del fallido intento de golpe de estado de 2018, al 28% actual. De hecho, miles de nicaragüenses han estado desesperados por regresar a Nicaragua después de haber encontrado su situación insostenible en el extranjero durante la pandemia.
El gobierno de los Estados Unidos ha fracasado notoriamente en satisfacer las necesidades de su propio pueblo durante la actual pandemia, pero todavía puede encontrar dinero para intentar destruir un pequeño país cuyo éxito hace que la política social, económica y medioambiental de los Estados Unidos parezca arbitraria, negligente y criminal. Después de 170 años, la clase dirigente de los Estados Unidos no tiene nada que olvidar de Nicaragua porque en todo ese tiempo no ha aprendido nada.De todos modos, lo único que realmente necesitan saber es esto: el Frente Sandinista planifica su trabajo, ejecuta su plan y luego… vencen, porque defienden con pasión los intereses del pueblo nicaragüense y de la Patria Grande.
En este momento, Nicaragua se encuentra en medio de una temporada de lluvias que ha bendecido al país con lo que parece ser una abundante primera cosecha con fuertes indicios para el momento de una buena cosecha postrera y una buena cosecha de apante también, más adelante en el año. Junto con todos sus otros extraordinarios logros, es por eso que, ahora por lo menos, Nicaragua está cantando, bailando y cantando bajo la lluvia…