
Pese a que la pandemia ha demostrado la riqueza del trabajo comunitario, el Ayuntamiento de Madrid continúa en su deriva de cerrar los centros sociales autogestionados. Entre desalojos y cese de sesión de espacios, ya son al menos una decena los que han visto su recorrido vital interrumpido. Es la cronología de una ciudad en permanente conflicto con la construcción vecinal.