
Nuestra compañera Salomé Preciado reflexiona sobre cuál es el verdadero kit de supervivencia que necesitamos para afrontar los tiempos que vivimos.
Nuestra compañera Salomé Preciado reflexiona sobre cuál es el verdadero kit de supervivencia que necesitamos para afrontar los tiempos que vivimos.
Un estudio señala que la extrema derecha está capitalizando la “frustración” de los hombres jóvenes asociada a la pérdida de independencia económica y empleo, dos grandes señas de identidad de la masculinidad tradicional, y que tienen que ver con el aumento de la desigualdad o la automatización.
El viernes pasado, con la sentencia de Dani Alves, la cultura de la violación se desplegó en su máximo esplendor.
¿Por qué la dominación sobre las mujeres sigue vigente a pesar de tantos cambios históricos? ¿Qué condiciones se resisten a transformarse, para así posibilitar nuestra emancipación? ¿Cómo el capitalismo consigue adaptar las relaciones de dominación anteriores para favorecer su ciclo de acumulación? ¿Qué podríamos hacer para derribar esas condiciones?
Sobre el género de los soldados en lencería.
Avanzando en el conocimiento de las historias y el rol protagónico de las mujeres en el continente madre, África, presento esta nota informativa dedicada a Netumbo Nandi Ndaitwah. Se preguntarán ¿Quién es ella? Les contaré y en el transcurso del artículo por añadidura ofreceré algunos argumentos acerca de por qué es necesaria la escritura comprometida dedicada a las mujeres que lideran nuestra geopolítica de la emancipación.
Corear el lema “yo sí te creo” supone, en la práctica concreta, la escucha activa a las mujeres que denuncian públicamente una agresión para entenderlas. Sin embargo, esto se obvia, muchas veces, cuando el señalado es una persona cercana o con poder o cuando esta violencia se denuncia en nuestros espacios.
Los desertores y antimilitaristas cometemos una doble traición: no defender la patria con armas y, al mismo tiempo, traicionar la masculinidad hegemónica, esa que espera que utilicemos la violencia para imponernos.
En las marchas del pasado 8 de marzo, tanto en América Latina como en Europa, fue notorio el énfasis en las consignas contra la ultraderecha. Es indisoluble el vínculo entre la lucha contra el patriarcado y la lucha por el avance político.