
Cuatro mujeres que han sufrido violencia machista cuentan su historia. No como víctimas sino como supervivientes de una sociedad y un sistema que las ha cuestionado y las ha convertido en ello.
Cuatro mujeres que han sufrido violencia machista cuentan su historia. No como víctimas sino como supervivientes de una sociedad y un sistema que las ha cuestionado y las ha convertido en ello.
Muchas niñas y niños han sufrido violencia sexual, en un alto porcentaje de las ocasiones cometida por el padre. Mientras la justicia cuestiona los testimonios de las criaturas y las madres que denuncian, las implicadas reclaman colectivizar y politizar un tabú ignorado.
Un tal Abuy Nfubea nos explica tranquilamente lo malas que somos las feministas blancas (Diario Público del 09/05/2021)
Las madres afectadas por contextos de violencia tienen que hacer frente a la protección de sus criaturas ya que estas han sido utilizadas en demasiadas ocasiones por sus progenitores para hacer daño a las mujeres con la permisividad de las instituciones. El próximo 17 de mayo se han convocado movilizaciones en todo el territorio para visibilizar la violencia vicaria y la repulsa a estas situaciones de maltrato y hostigamiento institucional.
Este texto fue originalmente publicado por Maya Forstater el 28 de octubre de 2020 en su blog personal de Medium (ver aquí ). Forstater fue despedida en Inglaterra de su puesto de trabajo como investigadora del Centro Para el Desarrollo Global por afirmar que un hombre no es una mujer y que el sexo existe y no se puede cambiar (en concreto por referirse a esta persona en masculino). El juez dio la razón a su empresa y consideró sus comentarios «ofensivos» por no respetar el «género/sexo sentido» de cada individuo. Desde entonces Maya ha luchado activamente por destapar la misoginia que subyace en el discurso anticientífico y neoliberal del transactivismo.
Abuy Nfubea aborda una tradición revolucionaria que parte del cimarronaje en el libro Afrofeminismo. 50 años de lucha y activismo de mujeres negras en España (1968-2018). Editado por Ménades, con prólogo de Cristina Fallarás y epílogo de María Teresa Fernández de la Vega, el periodista y escritor panafricanista profundiza en la historia de un movimiento olvidado porque, como reza uno de sus capítulos, la revolución es femenina y nunca ha sido televisada.
Exhibir un cartel con “Stop feminazis” no es libertad de expresión, es actuar libre e impunemente para negar la VG y contra quienes buscan erradicarla. Hay que hacer stop al “Stop feminazis”.
Sonia Vaccaro lleva décadas estudiando y analizando al violencia de género. Psicóloga clínica, especializada en criminología y con una amplia experiencia en el estudio en la aplicación del falso Sindrome de Alienación Parental, acuñó hace casi una década el término ‘violencia vicaria’ para definir un tipo específico y extendido de violencia de género que utiliza a los hijos para seguir maltratando a las madres. Argentina de nacimiento e Italiana de nacionalidad, Vaccaro lleva más de 20 años afincada en nuestro país, donde combina el trabajo pedagógico, la investigación y la práctica clínica.
La resistencia tiene muchas formas de evitar el avance, puede cavar rampas, poner obstáculos, cortar caminos, presentar desvíos inexistentes, negar el destino… en cambio, la acción solo puede avanzar hacia el objetivo pretendido a través de los cauces que nos demos como sociedad.
Mucha gente no sabe que la lucha por los derechos civiles de las personas LGTB fue iniciada por una lesbiana.