
Todavía la crisis climática y la noción de los “límites del planeta” son percibidas por buena parte de la población como cuestiones para un futuro próximo: pero ya hemos cruzado el umbral de un nuevo mundo.
Todavía la crisis climática y la noción de los “límites del planeta” son percibidas por buena parte de la población como cuestiones para un futuro próximo: pero ya hemos cruzado el umbral de un nuevo mundo.
La deforestación, la invasión de hábitats de vida silvestre, la agricultura industrial, la ganadería intensiva y la aceleración del cambio climático alteran el equilibrio de la naturaleza y crean condiciones para la propagación de patógenos, incluido el Covid-19. La pandemia impactó con pérdida de puestos de trabajo, aumento de la pobreza e incremento de la inseguridad alimentaria.
El informe de la Organización de las Naciones Unidas sobre el cambio climático no podría emitir una conclusión más clara: “No hay duda alguna de que la influencia humana ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra”.
En el Panel Internacional sobre Cambio Climático IPCC del 2018 en Polonia fijaron meta máxima y punto de inflexión de crecimiento de la temperatura 1.5C°, respecto a la media preindustrial (15C°). La cifra 1.5°C°es considerada meta extrema para poder conjurar el riesgo de una catástrofe ambiental a final de siglo.
«Mientras la mayor parte de la atención de la crisis climática se centra en tierra firme, muchas de las mejores soluciones están en alta mar», escribe Ian Urbina.
Esta última semana, un Informe puso en blanco sobre negro la realidad que el planeta tierra, la única casa que tenemos, está padeciendo. Lo produjo un organismo de las Naciones Unidas, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Esla síntesis de 14 mil artículos científicos que resumen lo que está pasando y el futuro que nos espera, si se insiste en las locuras destinadas a lograr mayores y más rápidas ganancias a costa de la vida en la tierra.
SAINT DAVID’S, Reino Unido – Una reciente incautación en el aeropuerto internacional de Johannesburgo de un gran envío de cuernos de rinoceronte confirmó los peores temores: el tráfico ilegal de vida silvestre y el saqueo de especies valiosas ha regresado con fuerza después de una pausa durante el confinamiento por la covid-19.
Los incendios se expanden aquí y allá, en tanto las inundaciones se multiplican. El planeta padece un hoy dramático. Los científicos lo acaban de reiterar. Sin embargo, gobiernos y poderes económicos, así como muchos comportamientos individuales y colectivos, no condicen con la magnitud del cataclismo, uno de los peores de la vida desde el origen de la Tierra.