
El reto no es tanto/solo parar el virus, sino probar cómo parar el mundo en un espacio de pocas semanas e instalar nuevas y profundas herramientas de poder y su ejercicio. La situación pandémica va instalando la respuesta del golpe “ordenador”. Ésta es una guerra ideológica. Si no se logra reaccionar colectivamente e insertar una nueva idea de normalidad sobre la responsabilidad compartida de cuidarnos entre la ciudadanía y el Estado, quizá debamos vivir muchos encierros como éste.