Miguel Silva | 

Queda obvio que el gobierno pensaba, al principio, que con algunas medidas livianas podía parar el virus. Pero cuando la pandemia entró a los barrios de trabajadores, el gobierno no supo qué hacer. Porque el hecho tan obvio para nosotros, el hecho que la mayoría de la población vive una vida muy distinta a los pocos con plata que se contagiaron fuera del país en sus vacaciones, ese hecho no entraba en la política del gobierno.

La autoorganización popular frente a la crisis

También en Chile la escuálida respuesta del gobierno ante la debacle económica obliga a la población más vulnerada a levantar ollas comunes para poder comer. Los movimientos sociales piden como mínimo una renta básica de emergencia, mientras los contagios por covid-19 están fuera de control.

Entre los días 15 y 16 de junio de 1987, 12 combatientes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez fueron asesinados/as, en un operativo conjunto de las fuerzas represivas de la dictadura que contó con la participación de la CNI, carabineros y la Policía de Investigaciones. Una de las muchas masacres que marcó la memoria histórica de nuestro país.

Alejandro Lavquén | 

En la mitología nórdica-escandinava, tras el Ragnarökk, la batalla final donde dioses y demás seres, controladores del poder, sucumben para dar paso a un nuevo mundo donde el ser humano podrá por fin vivir sin desdichas, me parece una analogía ajustada a lo que debe pasar con la casta política chilena para que el pueblo pueda desarrollarse en plena libertad y ser dueño de su propio destino colectivo.

Somos muchos y muchas, tantos y tantas en pensar que este sistema no da para más. Pero cabe constatar que nuestras voces, pensamientos y prácticas sociales y políticas están dispersas, compartimentadas, fragmentadas y por lo mismo debilitadas. Tanto es así que hay veces en que dudamos de nuestra fuerza, y otras en que sucumbimos a una cierta desesperación y, por lo mismo, a la frustración y a la impotencia.

Ha quedado muy claro que los últimos seis meses, en cuanto a la pandemia del Covid-19, ha sido una crónica de una muerte anunciada, es decir de un desastre sanitario que se incubo, maduro y ha comenzado a dar muestras de sus brutales efectos.

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Recientemente, el Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR), publicó una carta pública: Abramos el debate: construyamos una nueva izquierda en Chile, revolucionaria y de la clase trabajadora. En esa carta, se señala que en este momento histórico, “hay mucho en juego”. Según el PTR, esa es una razón suficiente para que “abramos la discusión para construir una nueva izquierda revolucionaria de las y los trabajadores”. Para profundizar en este debate, desde el comité editorial de Ideas Socialistas tomamos las dudas de nuestr@s lectores y conversamos con dos miembros de nuestro equipo, Alejandra Decap (directora), y con Juan Valenzuela (editor, profesor de filosofía), ambos militantes del Partido de Trabajadores Revolucionarios.

En estos días de cuarentena obligatoria, en el Observatorio por el Cierre de la Escuela de las Américas en Chile, hemos estado conversando sobre la nueva Constitución que la sociedad chilena necesita y merece para construir, de una vez por todas, un sistema democrático y que termine con los enclaves, ideas, leyes, doctrina, con origen autoritario y antidemocrático.

Nos esperan días oscuros, advierten los autores de esta columna. Tras analizar la capacidad de respuesta sanitaria de Chile estiman que “es difícil creer que antes de agosto logremos reducir las cifras de personas fallecidas”. Estamos en una crisis peor que la que enfrentaron Italia y España y afirman que se debe a los errores cometidos por el gobierno, los cuales detallan en esta columna. Entre ellos, destacan el alimentar la idea de que no es un peligro enfermarse en un país con suficientes camas y respiradores. “Es irreal y peligroso considerar a los ventiladores como la estrategia fundamental para resolver la pandemia. La mortalidad en el caso de tratamiento con respiradores es altísima, más aún cuando la mayor parte de las personas están hoy conectadas a un ventilador mecánico en “UCIs improvisadas”, explican.

Los mitos han ascendido. Como nunca antes las silentes mentiras recorren Chile y la catástrofe se cierne en la población: hambre, miseria y enfermedad. Pero el hambre y la miseria no son producto de la tercera. Emergen del proceso irrefutable de un neoliberalismo más rampante que nunca. Desde 2018 hasta ahora hemos asistido a la precarización y militarización de nuestras vidas. Desde el Estado se nos ha impuesto con fuerza policial la totalidad de la carga económica para mantener a un empresariado y su distópico mundo, que ha corrompido progresivamente la política, la prensa y la justicia.