La militarización en América Latina es una realidad que tiene muchos rostros y no sólo se refiere al aumento en la compra de material bélico.
La militarización en América Latina es una realidad que tiene muchos rostros y no sólo se refiere al aumento en la compra de material bélico.
Prólogo del libro «En el tiempo de la bala y la salamandra» de Vladimir Carrillo Rozo
La crisis de legitimidad de la Fuerza Pública es una prioridad dentro del programa de gobierno del presidente electo Gustavo Petro, quien eligió como ministro de Defensa de su próximo gobierno a Iván Velázquez, un fiscal anticorrupción, que destapó la parapolítica en Colombia e investigó el Cartel de Medellín, y ha vigilado antes a las Fuerzas Armadas y también las ha criticado recientemente.
La pandemia fue excusa para endeudar al país hasta su máxima proporción, las cuentas son oscuras y el último gobierno de la seguridad democrática que termina con un presidente cuestionado, abucheado e irrespetado, que recibió un país en transición a la paz y lo regresó a la degradación y la barbarie no quiere aclararlas.
Ha caído muy bien la designación que ha hecho el presidente Petro de tres miembros de las comunidades indígenas en importantes cargos de representación tanto a nivel nacional como internacional.
El presidente electo Gustavo Petro escogió como líder de las fuerzas armadas a un fiscal anticorrupción que las ha vigilado antes y criticado recientemente: Iván Velásquez, uno de los mayores investigadores del país, que ayudó a destapar la parapolítica en Colombia, investigó las redes del cartel de Medellín y luego sacó a la luz casos de corrupción en Guatemala. Con ese perfil, Petro envía un mensaje claro: su prioridad será una reforma de raíz a las fuerzas armadas, más que tender una bandera blanca con los sectores (civiles y militares) prevenidos con el giro a la izquierda en la Presidencia.
Los desafíos de Ivan Velásquez, nuevo Ministro de Defensa
Resulta lamentable el canibalismo entre quienes secundan al hoy presidente electo, Gustavo Petro.