Inspirada por las enseñanzas e ideas de sus fundadores, Hugo Chávez y Fidel Castro, a cuatro años de la partida del primero y cuatro meses de la del segundo, tuvo lugar en Caracas el 5 de marzo la XIV Cumbre de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos […]
Inspirada por las enseñanzas e ideas de sus fundadores, Hugo Chávez y Fidel Castro, a cuatro años de la partida del primero y cuatro meses de la del segundo, tuvo lugar en Caracas el 5 de marzo la XIV Cumbre de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP).
La cumbre centró su atención en la nueva agenda de dominación imperialista a escala regional y global impulsada desde Washington, conducente al saqueo y la explotación desenfrenados, al racismo, la xenofobia, el proteccionismo extremo, a la exacerbación del militarismo y las ideas más conservadoras y a amenazar los de por sí insuficientes acuerdos de París sobre el cambio climático. De la misma manera, en la crucial etapa en la que un retroceso de los procesos emancipadores en la región tendría impactos muy negativos para nuestros pueblos, como afirmó en su discurso el presidente Raúl Castro (http://www.cubadebate.
Los líderes del ALBA denunciaron el hostigamiento a los migrantes, el aumento en el gasto militar y policial, la persecución por motivos religiosos o raciales y la construcción de muros como el que se proyecta a lo largo de la frontera con México, con el pretexto de la seguridad, y expresaron su «total» solidaridad con el pueblo mexicano.
Era natural que esta reunión fuera convocada en Venezuela. La patria de Bolívar y Chávez es el blanco principal de la arremetida imperialista y oligárquica contra los gobiernos revolucionarios y populares de nuestra América. Es también, la que, junto a Cuba, hizo posible el surgimiento del ALBA, creadora de PETROCARIBE y una de las principales protagonistas, con el liderazgo de Chávez, del surgimiento de una arquitectura de unidad e integración, expresada en la UNASUR y la CELAC. Con Chávez, y mano a mano con Fidel, el país suramericano puso en práctica ejemplares iniciativas de solidaridad internacional y latinoamericana, con particular énfasis en el Caribe. Bastión antimperialista, en Venezuela se libra hoy la batalla de Ayacucho del siglo XXI, manifestó Raúl.
La cumbre, por eso, pidió que se levanten por Washington las arbitrarias sanciones contra Venezuela, en especial la inexplicablemente dirigida contra su vicepresidente ejecutivo Tarek El Aissamy y se derogue la orden ejecutiva presidencial que la califica de peligro para la seguridad de Estados Unidos. La batalla por Venezuela no es solo de los venezolanos sino de todos los hombres y mujeres revolucionarios, democráticos y progresistas del mundo y, en particular de la región, porque allí se decide la independencia, la unidad y la integración de los pueblos de nuestra América.
A las pequeñas economías del Caribe, cinco de las cuales forman parte del ALBA, les fue reiterado la solidaridad por el exterminio de su población aborigen, los crímenes de la esclavitud y el colonialismo y con el derecho de ser tratadas con arreglo a las adversas condiciones en que las han colocado el subdesarrollo y el cambio climático, origen de graves y continuos desastres naturales.
La cumbre destacó a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, «nuestra obra más preciada», y fulminó a la OEA por su complicidad en los proyectos hegemonistas y la «indigna» conducta de su secretario general, que no responde al mandato de sus miembros.
Consideró la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, que reafirma el compromiso de los países miembros de la CELAC con los principios del derecho internacional y la Carta de la ONU, como guía de su política exterior. En particular, subrayó la importancia de la solución de las diferencias mediante el diálogo y la negociación y el derecho de cada pueblo a escoger libremente su régimen político y social.
Los programas sociales del ALBA han alfabetizado a seis millones de personas, erradicado el analfabetismo en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, reducido la mortalidad infantil en un 5.1 por ciento en sus países miembros y formado 21 mil médicos comunitarios.
La Cumbre llamó a un fortalecimiento de los movimientos sociales y su imbricación con el foro de Sao Paulo. Enfatizó en la unidad regional y proclamó: «Somos responsables no solo de construir conciencia de la necesidad del cambio, sino de persuadir y demostrar la certeza de su posibilidad».
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