Resumiendo, la parte I, en Perú vivimos una guerra de los de arriba contra los de abajo. Los de arriba son los criollos, los blancos europeos y otros extranjeros, que se han apoderado violenta y gansterilmente de territorios, recursos naturales y trabajadores baratos; tienen como centro de decisiones al estado profundo donde se encuentran los grupos de poder encabezados por las mafias empresariales extractivistas (minería y agroindustria), rentistas (terratenientes, control de mares y aguas dulces, puertos y aeropuertos), usurarias (bancos y financieras), mercantilistas (monopolios) que controlan el dinero a través del BCR y el Ministerio de Economía, los territorios mediante la apropiación y las concesiones, los mercados oligopolizados, el manejo de actividades ilícitas y delincuenciales como el tráfico a través de los puertos (Callao 500 TM anuales de cocaína) y las aduanas, la manipulación de la política tributaria.
Los sujetos del control y que instrumentan los objetivos del estado profundo son las instituciones: las FFAA y PP, organismos públicos (superintendencias, funcionarios y consultores), gobierno, Gabinete y Congreso, sistema judicial, ONPE-JNE, bufetes de abogados, y lobistas. Que manejan las elecciones, los medios, el presupuesto, la represión, la hegemonía y reforman la constitución a su antojo. Este era el campo preferido de las clases medias altas o aspirantes a serlo, la mayoría blanco mestizos de destacadas universidades privadas o extranjeras y en los últimos años reforzados por indomestizos de las universidades chicha que hoy los vemos en todas las instituciones con trajes de derecha o izquierda, financiados por un centro mafioso (familia y grupo Fujimori) que administran a todas las otras mafias incluyendo al cerronismo o al antaurismo. Son piezas desechables y reemplazables de acuerdo con las decisiones del estado profundo, sus abogados y la Constitución.
Escribe Gilberto López y Rivas
las formas de acumulación capitalista militarizada y delincuencial, que cobran el carácter de “conflictos armados internos no reconocidos” y cruentos procesos de ocupaciones recolonizadoras de extensos territorios sujetos al saqueo corporativo, en el que participa con cada vez mayor frecuencia el llamado “crimen organizado”, provocando desplazamientos masivos de población en aumento, masacres, feminicidios y represiones de las resistencias comunitarias y de las clases subalternas que luchan por la sobrevivencia de la especie humana y por la vida en el planeta.1
Las víctimas de este entramado, de este mosaico del despojo y el saqueo son los pueblos del Perú con su diversidad y su unidad étnico-clasista, su sentimiento de verdadera izquierda, su amor a la patria entendida como el conjunto de víctimas de la necro política, quienes defienden la vida y necesitan del territorio y su riqueza, de la memoria y su historia para plantearse un futuro destruyendo ese pesado aparato de poder incrustado en la sociedad. Lo primero será descolonizar al país peruanizándolo, como planteaba Mariátegui.
El pueblo está reapareciendo y recomponiéndose, como alianza social anticolonial y potencialmente anticapitalista, y como sujeto político colectivo, articulando reivindicaciones y aspiraciones colectivas, se crean decenas de pequeños partidos unos buscando espacios congresales o poderes locales o regionales y otros confrontando las formas parlamentarias de representación. Lo destacable es que recuperan la memoria y las experiencias de lucha y dan la lucha en las calles demostrando su fuerza colectiva, sin embargo, se complican al forjar colectividades, es lo que ocurre con la CNUL y la CONULP, que después de conseguir marchas multitudinarias, juntando personas de diferente extracción social y política, en múltiples formas de desobediencia colectiva y diversas maneras de aunar diferentes experiencias sociales y articular reivindicaciones comunes, que por muy esquemáticas que puedan ser tienen en común la oposición a una dictadura, la corrupción y a la violencia territorial, del mercado y represiva, contra la sociedad, se dividen por aspectos históricos y coyunturales, La resistencia mantiene la división en torno a cuestiones desde ciertas perspectivas muy relevantes y desde otras secundarias. La CNUL sufrió una división interna relevante, donde un sector salió y terminó como aliado de la CGTP/ANP usando como pretexto la defensa o no de Castillo. Mientras la CNUL está respaldada por la CGTP, Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Asamblea Nacional de los Pueblos (ANP). Patria Roja y Nuevo Perú, piden elecciones inmediatas, se queda en la institucionalidad y plantea el adelanto de elecciones, la jornada nacional de lucha en una perspectiva de ganar espacios y conciliar con el gobierno para colocar a sus candidatos y reconocen al gobierno “democrático” de Dina Boluarte. Los otros, la CONULP, levantan demandas recogidas del pueblo que propone paro nacional, libertad de presos, asamblea constituyente, cierre del Congreso entre otras demandas2 y apoyan la restitución de Castillo. Ambos creen que la solución está en la Asamblea Constituyente. Las jornadas de julio, dan cuenta de la existencia de más de dos tácticas frente a la situación política. Están, el llamado Centro Liberal de Izquierdas y Derechas –que incluye al colectivo No a Keiko, la Disidencia Progresista, el Partido del Buen Gobierno y el Partido Morado– exige reformas políticas y el adelanto de elecciones. Plataforma democrática-ONG. Muy puntual en la defensa de la institucionalidad y el no a Castillo.
Lo correcto es que con los primeros coordinen algunas acciones y que entre la CNUL y la CONULP debatan a fondo y acepten lo que las mayorías bien representadas decidan. Unirse a pesar de las diferencias. No son tiempos para dividirse, no obstante los temores a una traición, como la que acaba de vivir la izquierda, por parte de Perú Libre, el bloque magisterial y Juntos por el Perú que surgen de la misma tradición que la CNUL. Hay temas más importantes como las nociones de colonialismo y soberanía popular, las formas de autodeterminación social colectiva, la capacidad política de cuestionar y derribar las formas actuales de despojo, dominación y explotación capitalista, la capacidad coercitiva de destitución e imposición de la voluntad popular frente a sus enemigos del pueblo; el esfuerzo colectivo por crear nuevas formas sociales de cooperación y solidaridad, en un paradigma productivo no basado en la explotación.
II. ¿QUÉ HACER?
Hablar de la izquierda, sí, pero reconociendo su debilidad ideológica, política, orgánica y estratégica. Olvidarse de las “líneas correctas” y priorizar la lealtad a los principios y a una rígida ética, crear un espacio propio no electoral, no institucional. Apoyar en lo positivo a la izquierda popular existente, extra institucional, y crear un espacio propio no electoral, no institucional, de la cultura alternativa al capitalismo, un trabajo de generaciones que, sin embargo, exige hacer política al día con lo que hay disponible pero ir más allá creando un tipo de formación política que no sea un partido, pero que actúe para hacer varias cosas: recoger la memoria de lo que fuimos, crear cuadros, analizar la realidad con ciencia y con conciencia, y actuar políticamente en los ámbitos que podamos. No quedarnos solo en el estudio de la realidad. Las ideas en política se organizan, no se leen o escuchan, menos aún, se repiten. El desafío es enorme, algunas debilidades son manifiestas. Otras obligarán a un cierto litigio entre la izquierda existente y la izquierda que todavía no existe y que ha de ir más allá, ha de prepararse organizadamente y definir proyectos que hoy no están encima de la mesa.
Situados a nivel global, las cosas se complejizan pues hay que pensar en lidiar con los verdaderos poderes globales e internos que son los que deciden la política global. La gran transición geopolítica se está produciendo con una ruptura, el mundo se está dividiendo geopolíticamente y se están configurando diversas regiones-mundo en función del futuro. Se rompe la globalización, se agrava la situación ecológica del planeta y se potencializan diversas crisis. Occidente está perdiendo su centralidad en la economía-mundo y el poder se está desplazando a un Oriente descolonizado. La posibilidad de guerra es muy clara, bien directa o a través de potencias intermedias. En la trastienda de esa guerra hay otra guerra cibernética, conflictos híbridos, el empleo de inteligencia artificial en la industria militar. Estamos muy cerca de un conflicto general que a su vez va a llevar a un cambio en el eje de las civilizaciones que dirigen el mundo. Estamos ante una nueva ola descolonizadora que la está sufriendo occidente, el imperio colectivo de la OTAN su jefatura en EEUU parece irreversible pero tardara unos años.
En este proceso descolonizador, hay que definir la política ante los pueblos indígenas y afrodescendientes que son, en el siglo XXI, los protagonistas de la vida pública, cultural y política de América Latina. Y esto es evidente en varios países: Chile, Guatemala, Brasil, Paraguay, Ecuador, Perú, Bolivia, Colombia y México. Sus saberes ancestrales y su dignidad de lucha iluminan, guían y atraen para buscar una sociedad más de los comunes, de celebración de la vida, la Madre Tierra, lo no humano y lo espiritual que nos habita. Los pueblos indígenas vuelven a salir del silencio, la exclusión y el negacionismo impuestos. Y junto con las mujeres, las diversidades sexuales y los jóvenes toman la palabra, la política, las calles, la comunicación, la vida. Al hacerlo, estallan los racismos y discriminaciones, los privilegios, orientan hacia lo común y lo de todos por encima del individualismo.
Los pueblos indígenas han resistido y luchado por lo que saben que es de ellos: sus tierras y el derecho a vivir en el lugar donde siempre han estado y que había sido expropiado; por preservar sus identidades, saberes, usos y costumbres; por no perder sus memorias, sus lenguas y sus culturas; por un mejor estar juntos llamado Buen Vivir; por luchar contra los extractivismos de la tierra, los saberes y las vidas. Llegamos a los tiempos del poder indígena…que es lento, pero llega, el espacio de decisión, de poder ayudar, de llegar a la comunidad, de escuchar a los y las que están alrededor. Los pueblos indígenas nos activan de otro modo… uno pacífico, simbólico, terco, gozoso… uno hecho de palos y celulares… uno hecho de comunidad humana y colectivo social… una activación política de tejer lo común… de no rendirse… de ser tercos… de estar ahí para defender la dignidad, llamarse por sus nombres y no integrarse sumisamente sino autónomamente en abiayala.3
Está claro que las cada vez más generalizadas acciones de protesta y repudio contra el estado colonial y sus representantes, como las marchas, paros, la prensa alternativa, los foros, investigaciones, fiscalización y denuncias periodísticas y otras prácticas, si bien afectan a la conciencia y subjetividades, deslegitiman al gobierno dictatorial y generan un mayor repudio, no están logrando una contrahegemonía efectiva, ni siquiera la renuncia de jefes mafiosos de instituciones o el cierre de centros de poder estratégicos como el Congreso, el ministerio público o el ejecutivo. Por lo contrario, continúan con el despojo, la demolición institucional, las impunidades, la injusticia, el irrespeto a los derechos humanos, vuelven otros indeseables como los cuellos blancos, descriminalizan delitos, impiden el procesamiento de la usurpadora, de la narco fiscal y otros peces gordos, desmontan procesos como lava jato, redistribuyen el presupuesto hacia los empresarios, retroceso en la política fiscal, privilegiados de las FFAA y PP, de los mafiosos funcionarios, aumenta la corrupción, el nepotismo, el turismo institucional, etc., etc. Las consecuencias son menor recaudación y derroche, el crecimiento de la recesión, la inflación, el desempleo, el hambre, la delincuencia,
III. ¿NUEVA CONSTITUCIÓN?
La república social se basa en la idea del reconocimiento de la aspiración de las mayorías de los pobres por la libertad, igualdad y fraternidad como pilares de una república de nueva democracia, de que se necesitan estructuras verdaderamente democráticas para cambiar efectivamente la sociedad en interés de la mayoría trabajadora, sufragio universal desde las localidades, administradas en cada región con reglas aprobadas en asambleas populares, del ejecutivo, Congreso y funcionarios locales y regionales, derechos sociales, satisfacción de las necesidades básicas, rendición de cuentas, revocabilidad, salarios medios para los representantes, etc. Desechar las corrientes ideológicas partidarias del despojo, la servidumbre, enemigas de la democracia y más aun de su sustento que son la igualdad y libertad),
Hace falta en cada localidad, núcleos de reflexión, estudio y acción, articulado en una federación que se plantee en serio algunas cosas fundamentales que la izquierda no hace, como incluir en la agenda política la república y el socialismo como perspectiva. Lo primero es organizarse para armar un proyecto alternativo de sociedad, sabiendo que somos minoría, pero sin desconectarse de la política real. Necesitamos una defensa intransigente de la soberanía popular y de la lucha por construir un Estado nacional desde los pueblos originarios y los trabajadores. Una intransigente defensa de la patria que se resume en peruanicemos al Perú. Combinado siempre con el internacionalismo, Hay que disputar al Perú en el imaginario social y no dar la partida por perdida. Una clase obrera no puede ser clase dirigente de un país si no es capaz de encabezar un proyecto nacional. Luchar en serio por la República. No como consigna electoral, no como identidad. No solo es tener identidad republicana, sino un proceso constituyente para la República, emprender una batalla por la República. La idea de poder constituyente es una idea central de la modernidad, pero también de las clases trabajadoras y del pueblo, que es lo que se quiere evitar. Estamos en un proceso de cambio de régimen sin que se modifique la Constitución. La idea de la República como autogobierno, como soberanía popular tiene una enorme importancia.
Hay que ir más allá del Estado Social reversible. Hacen falta nuevas reformas que permitan ir hacia una democracia económica como vía a una nueva lógica para el socialismo. Un nuevo concepto de democracia que haga irreversibles los derechos y libertades públicas, un gobierno democrático de las mayorías. Para lograrlo, lo primero es reforzar la propia unidad interna con las otras fuerzas; debemos incrementar nuestro propio perfil político, una destituyente y constituyente para la constituyente; proponer una asamblea, un parlamento, donde pudiéramos identificar en seis u ocho puntos importantes cuál sería nuestra visión de una nueva constitución. Para impulsar las reformas necesarias que el país exige vertebrarse política y organizativamente. Convocar una asamblea de los círculos para discutir qué cultura organizativa y qué instrumento organizativo vamos a elaborar. Deberíamos hacer una propuesta seria a las demás fuerzas políticas en esta vía de reforzarnos, creando comités barrio a barrio, ciudad a ciudad, centro de trabajo a centro de trabajo, comités unitarios. Deberíamos dar lugar a una nueva formación política más allá de la simple coalición, que no necesariamente suponga la disolución de los partidos, pero que nos permita ir más allá, generando un tejido social propio abajo, en la sociedad, con comités de unidad popular.
Y deberíamos avanzar en lo que podríamos llamar un verdadero gobierno en la sombra. Hay un espacio que hemos de reforzar en este proyecto, el de la propuesta y la solvencia. Dotarnos de una estructura de gobierno en la sombra con carteras y grupos de trabajo en torno a los grandes problemas del país. Encontramos estos objetivos iniciales centrales: 1) Iniciar una revolución cultural basada en una reflexión colectiva en torno al impacto de la invasión y colonización española, inglesa y norteamericana. Que quedó de ese dominio colonial en el estado criollo y que significo la recolonización neoliberal. 2).- Fortalecer la memoria histórica como base de la reidentificación como pueblos que recuperan su dignidad. Impulsar, en consecuencia, un vasto movimiento de autodescubrimiento de las raíces y los alcances de las luchas y resistencias. 3).- Elaborar y poner en práctica alternativas pluralistas y democráticas de existencia y gobierno a los sistemas de explotación, dominación y opresión impuestos por la invasión y el coloniaje. 4).- Convertir a los participantes de la lucha en actores de su propio destino, consolidando sus organizaciones regionales, nacionales y continentales, sobre la base de un activo protagonismo autonómico desde abajo. 5).- Impulsar la más amplia unidad de todas las organizaciones, haciendo de la organización, un espacio de encuentro y confluencia de la diversidad y la otredad.
Lo importante y urgente es: 1. crear un poder destituyente antes de uno constituyente, que tampoco es el fin sino el medio de los cambios básicos. En base a principios: patria, República anticolonial, recuperar la soberanía, la dignidad, honestidad. 2 es una lucha anticolonial y antineoliberal, 3. Requiere de una revolución cultural 4. Las elecciones y la asamblea constituyente no son decisivas si antes no cambiamos las reglas democráticas para participar en ellas. Ver caso Ecuador, Chile. 5. Critica a plataforma democrática que cree en una inexistente democracia, 6. Trascender la institucionalidad, la constitución y las leyes antipopulares y antidemocráticas 7. No se trata de mejores elites sino de democracia desde abajo, nuevo ejercicio del poder, a partir de la creatividad política: elecciones organizadas en cada región, participación de movimientos sociales y populares.
Es innegable que Perú es un país semicolonial, neocolonial o recolonizado. Si el colonialismo es un sistema de dominio y explotación de un estado sobre otro estado, utilizando la fuerza militar imponiendo el control militar, político, económico y social, mediante la designación de personas originarias del país conquistador, estamos ante un régimen colonial. Fue un proceso que supuso la usurpación y apropiación de la tierra, y con ella, de su riqueza y recursos; el sometimiento de la población, que puede considerarse esclava o sin los derechos de la metrópoli, la imposición de los intereses de la metrópoli sobre los del país colonizado en materias de vida económica y militar, cultura, religión, derechos civiles, políticos o sociales.
Después del dominio colonial español, llego la primera revolución industrial con la introducción de la máquina de vapor de James Watt en 1769 en las distintas industrias fue el paso definitivo en el éxito de esta revolución, el desarrollo de los barcos y de los ferrocarriles a vapor. Mas tarde fue el desarrollo en la segunda mitad del xix del motor a combustión interna y la energía eléctrica, supusieron un progreso tecnológico sin precedentes. Se expande el capitalismo por Europa y se apoya en el colonialismo para avanzar. Mas tarde, entre 1870 y 1914 una oleada de innovaciones científicas y tecnológicas transformaron la economía y la sociedad europea por medio de la llamada II Revolución industrial, entrando a tallar Francia, Alemania y Estados Unidos que moderaron la supremacía de Gran Bretaña como primera potencia económica mundial. Con esta nueva superioridad económica, técnica y militar, Europa se lanzó a una nueva conquista de extensos territorios en todo el mundo. El neocolonialismo utiliza el control político y la fuerza indirecta para influir, controlar o someter a un territorio, usa el mercantilismo y la financiarización, el clientelismo, el patrimonialismo, los medios y sometimiento cultural y otros instrumentos para influir en un país, normalmente estableciendo la élite política y económica criolla para controlar la población y apropiarse, como en el colonialismo tradicional, de los recursos del país.
Notas:
1 Gilberto López y Rivas Internacionalismo crítico y luchas por la vida. La Jornada, 24 de noviembre de 2023 00:03. https://www.jornada.com.mx/noticia/2023/11/24/opinion/internacionalismo-critico-y-luchas-por-la-vida-2285.
2 Lo integran frentes regionales, movimientos de izquierdas locales, la Federación Nacional de Trabajadores en la Educación (Fenate) y reservistas, rechazan el imperialismo estadounidense, exigen el cierre del Congreso, la convocatoria a una asamblea constituyente y la liberación de los detenidos tras el golpe de Estado del 7 de diciembre. tema que parece irrelevante como es la restitución de Castillo, si bien las regiones del sur, centro y norte y CONALREP-Ágora Popular-Consejo Plurinacional del Tahuantinsuyo, Autoconvocados, Toma la calle, toma el Perú, acordaron la libertad y restitución de Castillo, la CONULP, asumió esta bandera de modo limitado al aceptar levantar la libertad de todos presos, incluido Pedro Castillo.
3 Abiayala ha sido traducida como ‘territorio salvado, tierra de sangre, tierra madura’, ‘tierra de sangre vital’ o ‘tierra en plena madurez’. Sin embargo, aunque los creadores son indianistas etnocéntricos, incluso antioccidentales y anti marxistas. Su propuesta es válida en tanto es el derecho a autonombrarnos.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.